¿Friendzone yo?

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Amigos.

¿Pueden creerlo?

Ya sé que lo somos pero, ¿tenía que recalcármelo de esa manera?

Mi mente no deja de viajar a ese recuerdo una y otra vez.

"Nos habiamos terminado media botella de tequila.

No sé de donde saque valor.  

—Me gustas.—No saben cuanto trabajo me costó poder decirlo finalmente.

Nos encontrábamos sentados en mi jardín jugando cartas como de costumbre.

Vi como se congeló ante mi declaración, todas sus cartas cayeron al piso.

—Louis...—me miro con sorpresa—no podemos hacer esto, somos amigos, nosotros...—hace una pausa tratando de pensar coherentemente—estamos algo borrachos, tu jamás pensarías eso sobrio—se para rápidamente mirando el juego de cartas abandonado, yo iba ganando. —Dejemoslo en un empate, mañana continuamos.

La segui con la mirada, cruzó la calle y entro a su casa."

Por supuesto que ella huiría de esa situación, la conozco, lo dije sin pensar, pero no me arrepiento, es lo que siento, se que la tomé desprevenida, algo ebria también. Yo sé como son éstas cosas, yo tampoco quería arruinar nuestra amistad de años, pero, jamás creí que me rechazaría dejándome en la friendzone así de rapido.

Dios, entre más lo pienso, más verguenza doy, evitó mis sentimientos sin descaro y se fue. Tampoco tengo idea de lo que ella siente.

A la mañana siguiente, día sabado, no salió de su casa ni me saludó desde su ventana como suele hacerlo cuando salgo a comprar.

Y ahora aquí me encuentro, es media noche, parezco un ladrón colandome a su patio tracero cómo cuando sus padres la castigaban y no la dejaban salir a jugar. La casita del árbol mantiene sus luces encendidas, dándome una pista de quién se encuentra ahí. Trepo la escalera, desde aquí arriba puedo observar el vecindario en silencio, todas las casas se notan oscuras. Toco la pequeña puertita y la llamo por su nombre.

—Rayos. —Logro escuchar, las luces de la casita se apagan.

—¿Es una broma?— incrédulo miro la puerta y la vuelvo a golpear— oh vamos abre ya, esto no tiene sentido.

Se escucha un largo suspiro, pero por fin, su rostro aparece tras la puerta.

—Ya entra.—Rueda los ojos dando la vuelta.

La sigo hasta quedar dentro del reducido y acogedor espacio donde tantas veces nos quedamos hasta la madrugada contandonos nuestros problemas, amoríos o simplemente a estar al lado del otro en silencio.

—No te estaba evitando—se cruza de brazos, se encuentra sentada con sus piernas entrelazadas—solo quería pensar un poco.

—Lo entiendo—me gano frente a ella de la misma manera, mis piernas forman una equis haciendo que nuestras rodillas se toquen—sabes que no dije que me gustas de borracho.—Le aclaro inmediatamente.

—Lo sé, es solo que no supe como reaccionar.—Nuestros ojos se conectan, los de ella brillan como dos estrellas robando toda mi atención.  —No quiero que nuestra amistad cambie, se que suena trillado, pero...

—Lo sé—la imito sonriendo—obviamente pienso igual, pero ya me gustas, me seguirás gustando y quiero hacer algo con esto, necesito arriesgarme y saber si tenemos oportunidad.—Tomo su cara entre mis manos acercando su rostro al mío, su respiracion se acelera—Necesito que me digas lo que sientes.

Deliciosas fantasías-Louis Partridge y tu. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora