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N/A: Surpriseeeeeeee :)

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USA rodó por la cama que no era suya, y enterró la cara en la almohada cuando el Sol le dió en los ojos.

Se sentó, y escaneó la habitación con los ojos pastosos. Le dolía ligeramente la cabeza y su garganta estaba lastimada por el alcohol. No encontró a simple vista sus lentes oscuros o sus zapatos, y sólo vió una de sus medias en la esquina de la habitación. La resaca lo golpeaba como una cabra enloquecida y no lograba recordar algunas cosas.

Salió de la habitación con cuidado y bajó las escaleras de caracol hasta el salón, dónde, sorprendentemente, todo estaba en orden. ONU debía haber llamado a su equipo de limpieza muy temprano y era indudable que eran muy eficientes, porque no había ninguna prueba de que allí se hubiera dado una fiesta.

Caminó hasta la cocina, empujando la puerta con una mano mientras se fregaba el ojo con la otra, y vió a ONU sentado en la isla. Llevaba un suéter de lana y lentes de lectura. Sostenía una taza de café en la mano mientras revisaba algunos papeles con la otra. No había nadie más ahí.

Cuando lo sintió entrar a la cocina se giró hacia él con una sonrisa afable.

—Buenos días, USA. ¿Cómo amaneces?—Se levantó y sirvió otra taza de café. Siguió hablando dándole la espalda—. Es algo tarde. Casi las diez, pero no quise despertarte; anoche fue una locura. Me pareció bien dejarte descansar— Abrió una gaveta y sacó una pastilla. Dejó todo sobre la isla antes de volver a sentarse y seguir con sus papeles.

Estados Unidos tomó asiento a su lado y se tomó la pastilla (de seguro para la resaca o el dolor de cabeza) con un trago de café. Se sintió sumamente reconfortado.

—¿Dónde están los demás?— Preguntó, estirando los brazos. El mármol se adivinaba frío contra la palma de sus manos.

—Algunos se quedaron a dormir: China, Brasil, España... Muchos estaban demasiado ebrios como para conducir. Se fueron temprano, mientras limpiaban— Contestó la Organización sin levantar la vista—. Sin embargo... Tengo una pequeña duda—Añadió, viéndolo con amabilidad, aunque sonreía de una manera extraña, casi divertida.

»¿Dónde estuviste anoche? Cuando volví de jugar al billar casi todos estaban en el salón, pero no te ví por ninguna parte.

—No estoy muy seguro. No recuerdo algunas cosas—Se encogió de hombros y le dió un trago a la taza, pensativo.

Recordaba estar hablando con Brasil sobre algo, bailar con ¿Rusia? No estaba muy seguro de que fuera él. Después habían salido al jardín; el por qué no debía ser muy relevante. Hablaron sobre algo que había puesto nervioso a Rusia... Ahora estaba seguro de que era él, pero ni idea de qué sería lo que lo puso así. Se metieron a la fuente, sí, por eso se había quitado los calcetines: estaban húmedos. ¿Qué había pasado después? No sabía muy bien. Dió otro sorbo a la taza.

Y el recuerdo del beso lo golpeó como una patada de burro, haciendo que se atragantara con el café y empezara a toser, desesperado y con las mejillas encendidas.

ONU lo vió por sobre el borde de sus gafas, con una ceja alzada.

—¿Estás bien?

—Sí, sí, es sólo que... Ya recordé que estaba haciendo—Carraspeó y rezó para que la organización no notara que estaba pensando a toda velocidad una mentira mínimamente creíble—: Salí a fumar al patio, pero me dolía la cabeza, entonces entré de nuevo y me fui a dormir a una habitación antes de que acabara la fiesta.

No se lo va a creer ni de coña.

Sin embargo, ONU se limitó a verlo mientras se daba un trago de café y asentía ligeramente.

Oneshots RusAme ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora