Reflexiones

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La misión de la tierra de las olas fue algo que nadie esperó para una misión de rango C. El equipo 7 solo sobrevivió por tener a uno de los mejores Jounin de la aldea como lo era Kakashi Hatake. Aun así, fue una gran prueba para medir el poder de cada uno de los integrantes y ganar experiencia real para peligros mayores.

Pero eso es ser rígido y militarista; esta misión significó mucho, pero mucho más que enfrentarse a un espadachín de la niebla y su asistente. Fue una autorresolución, un convencimiento del rumbo del camino ninja para Naruto, los pasos gigantes para la evolución de Sasuke y la realidad que envuelve al mundo ninja.

A pesar de ser sus enemigos, Haku y Zabuza se ganaron el respeto y aprecio del ninja de mono naranja, y sus muertes no quedarían olvidadas, por lo menos en su memoria. Cavaron la tumba de Zabuza y Haku, aunque una de esas era solo conmemorativa, porque su cuerpo se perdió en el mar que rodeaba el puente; pero según el Sensei del equipo 7, eran nulas, o prácticamente nulas la supervivencia de alguno de ellos.

"Los ninjas son herramientas" ¿Sí? ¡Pues Naruto Uzumaki se encargaría de arreglar esa percepción y hacer del ninja algo mejor, mucho mejor!

Después de dos semanas intensas, llegaron a las grandes puertas de la aldea de la hoja. Naruto no le dio mucha importancia a su entorno, aunque esperaba que cambiara en algo mientras estaba ausente. Se despidió de su Sensei y sus compañeros y corrió por los tejados a cierta tienda de Ramen que le encantaba devorar a cualquier hora.

Estaba a punto de entrar al local cuando vio un par de caras familiares. Tres de sus compañeros de clase de la academia caminaban juntos.

Uno era un chico de huesos anchos (Decirle gordo es suicidio), marcas espirales rojas en ambas mejillas y pelo castaño. El segundo un chico de pelo negro recogido en una cola de caballo similar a una piña y una expresión somnolienta. La tercera era una chica rubia con el pelo recogido en una larga cola de caballo que caía por su espalda y un flequillo en la parte delantera, piel blanquecina y ojos verdes que traía entre manos un ramo de flores blancas.

— ¡Oe, Shikamaru! — Corriendo para dar un saludo rápido, Naruto cambió su rumbo para interceptar el camino de sus tres compañeros. Los tres miraban al rubio algo sorprendido, pero luego pasó a una actitud habitual de ellos, como algo de molestia en la chica y aburrimiento por parte del cabeza de piña.

— Eres tú Naruto. No te había visto desde hace un tiempo — Saludó el chico regordete, que le ofreció algunas de las papitas de paquete que estaba comiendo, a lo cual Naruto acepta con gusto.

— Shi, esh que eshtaba en una mishión — Respondió Naruto.

— ¡Naruto, no comas con la boca llena! — Se quejó la chica rubia.

— Yo no veo problema, siempre lo hago.

— Pero tú no despotricas la comida en la cara de otros... O bueno, menos de lo que hizo Naruto — Argumentó de nuevo la chica.

— Bueno, eso no importa. En realidad, me preguntaba que estaban caminando ustedes tres juntos.

— Naruto, ¿Se te olvida que somos un mismo equipo? — Preguntó el pelinegro ante una expresión rápida de vergüenza por parte del rubio que se acariciaba la parte trasera de su cabeza.

— Como sea, no tenemos tiempo para esto. Shikamaru, Choji, vamos — Tomando iniciativa, la chica empujó a sus dos compañeros de equipo para retomar el camino, aunque eso despertó la curiosidad del ninja cabeza hueca.

— ¿No tienen tiempo para qué? ¿Van a algún lado? ¿A entrenar? — Cuestionó Naruto.

— Pues, vamos al hospital — Respondió el chico de pelo negro, nombrado por la chica como Shikamaru Nara — Es un fastidio explicarte todo, pero digamos que al equipo 8 no le fue tan bien en su misión.

El Hollow de KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora