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Conocí a Abel en una noche en donde no quería conocerlo. Mi cerebro estaba pensando en la película que había rentado un día anterior y no pude ver, pero, para ser sincera, ni un millón de películas podían haber superado en emoción y pasión aquel momento en donde nuestros rostros se juntaron, sintiendo la temperatura de cada uno en la semi oscuridad, sin importar que allá afuera el mundo se esté destruyendo. Ese fue nuestro momento, y a pesar de que nunca más se volvió a repetir, lo disfruté hasta las entrañas.

Aquel viernes por la noche, mi mamá había llegado un poco tarde al trabajo. Me pidió ir con ella, pues sabía que no iba a ser puntual debido a algunos inconvenientes y pensó que llevarme como asistente sería buena idea. Fatal error.

Mi madre, quien es vestuarista desde hace unos años, es la encargada de, valga la redundancia, vestir a cual sea el famoso o famosa que pise el set de televisión de aquel canal, algo que desde mi punto de vista es aburrido a no más poder. Así, estando yo en el camarín, acatando a sus ordenes sobre si debía planchar cierta falda o si debía pasarle los alfileres, me hacía enojar tanto que solo deseaba tirar todo al abandono y regresar a la comodidad de mi cama.

Sin embargo, no todo fue apatía.

En pleno diciembre de 1995, había un grupito de cinco chicos que no dejaba de ser sensación entre las adolescentes desde que yo tengo uso de razón: Menudo. Sí, me gustaban, pero no me enloquecían (o eso creía yo en aquel momento). Eso sí, había un integrante de tal vez mi edad que cada vez que veía por TV, hacía enfocarme en ellos. Era un "güerito" de ojos verdes con una sonrisa maravillosa.

¿Y por qué menciono a Menudo? pues vaya suerte la mía, que ese día sería en que la boyband se presentaría en el programa de televisión del canal en donde trabaja madre, y por si fuera poco, más adelante me enteré que ella sería la encargada de vestirlos, y gracias a estar trabajando como su asistente, pues en resumen, conocería a Menudo.

La idea la escuché mientras mamá conversaba con su jefe. "Nada demasiado serio, o no llamará la atención de las chicas" o "si usas camisa en ellos, procura que esté afuera del pantalón" eran reglas que este señor le indicaba para arropar al famoso grupito.

Siendo sincera, los nervios habían comenzado a venir a mí, y poco a poco estaba dejando de lado esa actitud pesimista. Como distracción, me dediqué a seguir pasando la aspiradora por algunos pantalones según mi madre me había indicado, de espaldas a donde ocurría toda la acción. Sin embargo, en mi mente, la incredibilidad de conocer a Menudo nada más estaba. ¿Vería entonces al niño de ojos claros que me llamaba la atención cuando entrevistaban al grupo musical?

-No hay problema con tu hija, ¿verdad? -pregunta susurrando el jefe a mi madre, creyendo que no logro escucharlo-. Me refiero -intenta adornar sus palabras-... es que ya sabes como son las adolescentes con Menudo. La vez pasada una me tiró una cámara de 2000 dólares al suelo en una presentación de los muchachos...
-Oh, no -interrumpe mi mamá, con un volumen alto de voz-, ella no es de esas. Ni le gusta Menudo, ¿cierto nena?

Al ella preguntármelo, sabía que yo estaba escuchando todo. Asintiendo a su pregunta, logramos calmar al jefe, convenciéndole de que yo no estallaría en un ataque de euforia al ver a los chicos.

Sinceramente, eso espero yo también.

noche bonita 一 abel talamantezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora