A ver como te gusta cuando te supere, perro.

Así me gustas chikito, de rodillas ante tu rey, donde perteneces 👑

A pesar de todo lo que estaba pasando en su vida actualmente, Kageyama intentó hacer sus problemas a un lado y disfrutar de sus últimas semanas en Karasuno. Su nueva vida estaba por comenzar, por lo que lo único que quería ahora era pasar tiempo con sus amigos y divertirse antes de irse.

Lamentablemente las cosas no estaban saliendo como esperaba. Las clases se habían vuelto un caos después de que todos sus compañeros vieran su vídeo viral y se enteraran que pronto empezaría su entrenamiento como idol. Gracias a eso ahora personas que nunca le habían hablado antes ahora lo seguían a todos lados tratando desesperadamente en volverse sus amigos. Incluso habían algunos que se le habían declarado, alegando que habían estado perdidamente enamorados de él desde hace meses.

Honestamente Kageyama encontraba todo muy irritante ¿Acaso no tenía mejores cosas que hacer que molestarlo?

El acoso constante lo obligó a refugiarse en el gimnasio. El entrenador Ukai y Takeda, aunque estaban algo confundidos con todo lo que estaba pasando, fueron increíblemente compresivos con él y prohibieron la entrada a cualquiera que no fuese parte del equipo o Kageyama al gimnasio, dándole así un santuario donde podía descansar de la atención indeseada.

Sus amigos lo molestaban mucho. Tanaka y Nishinoya bromeaban con él y decían envidiarlo por tener a toda la escuela comiendo de su mano.  A Kageyama no le daban risa esas bromas, pero no se quejaba porque sabía que esas bromas no eran mal intencionadas. Además, cuando de verdad necesitaba ayuda ellos nunca dudaban en protegerlo. En especial Tanaka, quien usaba su cara de delincuente para intimidar a cualquiera que se acercara demasiado a él.

Kageyama salió de su clase de biología sintiéndose agotado. Ese día en particular había sido muy pesado, sus compañeros habían estado más insistentes de lo normal y se sentía a nada de explotar. Lo único que quería en ese punto era dormir en las bancas del gimnasio.

Pero primero compraré algo de leche...

Con el entrenamiento Kageyama se vería obligado a mantener una nueva dieta. Su madre le había dicho que había solucionado todo y que no se preocupara, pues no dejaría que lo mataran de hambre. De todas formas él estaba angustiado, ¿podría comer lo que más le gustaba o se vería obligado a renunciar a las pequeñas delicias de la vida?

Kageyama compró 2 cajitas de leche por si acaso.

Estaba de cuclillas sacando los paquetes de la máquina cuando escuchó varias pisadas. Frunció el ceño al ver dos pares de tenis deportivos acomodarse a sus costados. Kageyama se enderezó lentamente y con sospecha se giró a ver de quienes se trataban. Se dio cuenta que eran tres chicos en realidad. Ellos posicionaron cerca de él, dejándole poco espacio para irse. Kageyama puso una expresión de molestia ¿ni siquiera podía disfrutar de su leche en paz?

—Hey, Kags ¿Cómo estás? Fíjate que mis amigos y yo vimos tu... presentación... y tenemos unas preguntas. —El chico intercambio una mirada rápida con sus amigos y los otros dos comenzaron a reír. Kageyama se sintió más irritado ¿qué rayos era tan gracioso?

—No puedo hablar. Mis amigos me están esperando. —Dijo en un tono cortante. Trató de avanzar, pero los chicos se movieron para bloquear su camino.

—Vamos, no seas así. Somos grandes fans. Dime, ¿esa linda ropa la usas siempre?

—Tu falda se movía bastante, se podía ver todo.

Kageyama no pudo ocultar el sonrojo que adornó sus mejillas. Se sentía muy incómodo.

—Ey, no hay necesidad de sentirse tímido ahora. —Dijo uno de ellos con un tono falsamente dulce. —Verás, nosotros somos grandes fans de tu presentación y estamos muy interesados en como te mueves.