Una caricia

286 20 0
                                    


Era una de esas tardes que vaticinan el invierno.

El cielo está despejado; se sienten los tímidos rayos de sol que iluminan el jardín de la finca, pero una brisa fría nos recuerda qué tanto nos estamos alejando del calor del verano.

A pesar de ello, llevo puesto uno de mis vestidos favoritos, ese de color turquesa y mangas cortas. Por alguna razón, Inosuke está junto a mí, con una camisa puesta al menos, aunque sé muy bien que eso no lo cubrirá del resfriado que va a pescarse.

Estábamos sentados en el jardín cuando lo oigo llamarme.

- Aoi – Dice, con esa voz ronca inconfundible – Eres bonita.

Y yo tiemblo de nervios y emoción. No es como si nunca nadie me lo hubiese dicho antes pero, viniendo de él, esas palabras tomaban un sentido mucho más profundo. En primer lugar, porque Inosuke no sabía lo que era mentir, y si me decía que era bonita... era porque realmente lo creía.

Inosuke me ve bonita – Fue un pensamiento que llevaba a divagar en los rincones más felices de mi mente.

Él me observa, esperando una respuesta. Y yo me río ante esto ¿Qué debería decirle? ¿"Tú también"? Si ese rostro de ángel era más que solo bonito. No, no sería justo.

En lugar de decir algo, elijo por responderle acercándome más hacia él. Inosuke se sorprende pero no se aleja, y cierra suavemente los ojos cuando siente las yemas de mi dedos en su frente. En un acto casi sin pensarlo, recorro con mis dedos su rostro – apenas casi rozándolo- desde su frente, pasando por sus pómulos y mejilla, hasta llegar al punto medio de su mentón. Su piel era suave como el algodón. Abre los ojos, pero no del todo y me pregunta: - ¿Qué ha sido eso?

- Una caricia – Respondo.

- ¿Lo harías de nuevo? – Reclama el chico jabalí, cerrando los ojos nuevamente.

Y cuando mi mano estaba apenas a unos centímetros de distancia de su mejilla...

Despierto

-------------------------------------------------------------------------------------

- ¡AAAHHH! ¡NO PUEDE SER! – Grito en el mismo instante en que abro los ojos. Cielos, ese sueño se había sentido real. Demasiado real.

- ¿Aoi? ¿Estás bien? ¿Has tenido una pesadilla? – Kanao se asoma por la puerta de la habitación a preguntar. Diría que mi grito la despertó, pero sabía que había estado con insomnio por algunas noches. No la culpo, apenas faltaban dos semanas para su boda, yo estaría caminando por las paredes.

- Yo creo que todo lo contrario... de seguro tuvo un muy buen sueño – Se asoma, por detrás de Kanao, Sumi. Casi ya me había vuelto transparente para ella. Desde que Inosuke me dio el obsequio, no pude ocultar el desborde de sentimientos que me tensaron por días; aun así lo intentaba y diría que fue convincente para todos el decir que simplemente estaba con mucho trabajo... menos para Sumi, claro está. Y Kiyo, pero a diferencia de Sumi, Kiyo no era de entrometerse.

Aún no recuerdo cómo fue que hice para evadir la pregunta sobre el sueño de Inosuke, que hizo frente a todos en la cena unas noches atrás. Por todos los cielos Sumi, ¿Acaso sabes algo sobre la "percepción de oportunidad"?

- Tranquila Kanao, no fue una pesadillaNo mentíY no Sumi, tampoco fue un muy buen sueñoSí mentíDesperté de repente recordando que debo hacer algunas compras en el pueblo urgente mañana. No pensé que las despertaría, lo lamento.

En parte, era cierto. Bueno, no. No había nada urgente que debía comprar, pero sí había decidido tomarme un día lejos de la finca para acomodar mis pensamientos sin tener cerca a Inosuke para desacomodarlos de nuevo.

Y es que, todas sus demostraciones me llevaban hacia un camino, pero no podía ignorar el hecho de que, tal vez, estuviese malinterpretándolas. Era sabido por todos que él no suele expresarse de las maneras más tradicionales. Por lo que, obsequiarle un brazalete a una chica que le parece bonita podría ser similar a una declaración en cualquier otro chico... en cualquier otro chico, no en Inosuke.

Inosuke era único, en lo bueno y en lo malo que ello implicaba.

- Oh, de acuerdo – Kanao me saca de mis reflexiones – Yo también debo ir al pueblo por algunos recados de Naho. Podemos ir juntas.

Asiento y le digo que la espero por la mañana para salir hacia el pueblo y Kanao se va de mi habitación dejándome a solas con Sumi, a quien miro de reojo con una clara expresión de molestia. Ella lo nota de inmediato.

- Bien, ya que no me dirás como fue tu sueño con Inosuke-kun – Esa niña realmente leía mis pensamientos – Al menos déjame darte un consejo... o sugerencia.

- ¡Que no tuve ningún sueño! Y no, no pienso oír ninguno de tus consejos, ninguno de ellos ha salido bien – le replico.

- ¿No? – Me cuestiona arqueando una ceja y sonriendo - ¿Y debido a la sugerencia de quién está Insouke aquí y tú soñando con él, en lugar de estar lloriqueando porque en dos semanas es la boda de Tanjiro?

- Espera – La detengo, no me agradaba nada lo que acababa de oír – Eso, no es así como lo dices. No es como si Inosuke haya reemplazo lo que sentía por Tanjiro; es diferente. Puede que haya sentido una confusión con Tanjiro pero... - Me detengo, no estaba segura de decir lo siguiente pero qué va, Sumi sabía más de mi que yo misma – esto que siento ahora no es una confusión.

Jamás lloriquearía por Tanjiro. Por nadie, de hecho. Esa no era yo, pero... sobre lo que había pasado con Tanjiro, aunque pareciera que había transcurrido poco tiempo para asimilarlo, realmente había aceptado la realidad de que sería como un hermano para mí y estaba feliz y conforme con que así fuere. Por otro lado, lo que estaba comenzando a sentir por Inosuke, era distinto, muy distinto.

Era un pensamiento agridulce, pero por momentos pensaba que él era el único capaz de hacerme feliz y yo la única capaz de hacerlo feliz a él. Agridulce, porque si bien era algo cursi y romántico, no era más que una idea de la que no tenía ninguna certeza, si por su parte ni por la mía.

- ¿Y qué es lo que sientes? – Vaya, aquí quería llegar, qué astuta.

- No sabría ni podría decirlo, debo pensarlo – La escucho que bufa por lo bajo – y una vez que lo haya hecho, hablaré con Inosuke.

- Bueno, algo es algo, como dicen – Sumi se da media vuelta y se dirige a la puerta de la habitación para marcharse – Aún así, el consejo que iba a darte es que, como él te ha dado un obsequio pues tú deberías hacer lo mismo; podrías prepararle un pastel de agradecimiento por lo que ha avanzado y nos ha ayudado en este mes y medio que lleva en la finca. Estoy segura de que le encantará. – Ni espero mi respuesta que la niña ya había salido de la habitación. Ya me conoce lo suficiente como para saber que al día siguiente compraría los ingredientes para preparar el pastel.

De cierto modo, tenía razón. Inosuke se había esforzado muchísimo en ese mes y medio para ayudarnos a todas en la finca. Independientemente de mis sentimientos, era lo mínimo que podía hacer por él.

Me recuesto en mi cama, tratando de conciliar el sueño nuevamente, aunque sea dificultoso debido a la última conversación. Me giro y me quedo mirando fijamente mis manos... era una impresión de lo más descabellada, pero casi que aún podía seguir sintiendo la suavidad de la piel de Inosuke en la yema de mis dedos.

----------------------------------------------------------------------------------------------

Kimetsu no Yaiba no me pertenece, pertenece a Koyoharu Gotouge.

Los insectos también tienen su corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora