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- Está es tu casa - pregunté viendo por el cristal sorprendida por la gran casa

- Nuestra - corrigió. Voltee a verlo sin creer en sus palabras - Estamos casados, lo mío es tuyo ¿No es así?

Asentí regresando mi mirada al cristal para observar el jardín tan hermoso - Si, es verdad - conteste pensando en mis bienes personales - tengo un par de libros que también son tuyos junto a las escrituras de una bicicleta ¿Qué tal eso? - le pregunté riendo sabiendo de antemano que aquella casa no podría carecer de una biblioteca propia o que él no se montaria a un vehículo donde sus rodillas golpearían el manubrio - Puedes usarlos cada vez que quieras - agregué graciosa

- Lo tomaré en cuenta, muchas gracias - me contestó serio causándome un poco más de gracia

Detuvo su auto en la entrada de la bella casa blanca saliendo aún el motor de este encendido, la puerta de mi lado fue abierta y su mano tatuada se estiró en mi auxilio

Salí sin mencionarle nada acerca del auto, sabia que tenía el dinero suficiente como para desperdiciar su gasolina como él quisiera pero vino a mi mente que era verdad aquello de que los ricos hacían cosas extrañas y ahora estaba casada con uno

La casa era hermosa en un estilo clásico, no había una fuente en el frente como mucha gente solía ponerle, los jardines eran la atracción de este lugar; llenos de luces para que pudieras observar aún en la oscuridad lo impresionante que era el diseño sin llegar a ser desagrada, era una luz cálida, cómoda y reconfortante señal de vida

- Esto es precioso - susurré señalando con gracia el laberinto de matorrales que alcanzaba a ver, sin duda recorrería ese lugar cuando tuviera tiempo para perderme en los confines del lugar

- Buenas noches, señor y señora - salió un hombre de la nada sacándome un grito del susto - lamento importunar, no era mi intención causarle algún tipo de molestia - aclaro medio inclinado, medio estirado

- Está bien - respondí tomando mi cuello con mi mano derecha - fue mi culpa, estaba muy distraída - le excuse

- Buenas noches, Christopher - saludo Eros colocando su mano alrededor de mi cintura - Un poco más de ruido cuando se muevan para que mi mujer no se sienta insegura dentro de su casa, por favor

Se inclino agachando un poco su cabeza - De esa manera se hará, con su permiso - dijo metiéndose al coche en el que llegamos y llevarselo de la entrada

- Ese de ahí es Christopher - informo Eros dándonos vuelta para entrar a su casa - es un excelente ayudante - puso una clave en el teclado de la puerta - la aprenderás luego - aseguro empujándome hacia dentro

- Tienes cosas muy valiosas en esta casa - le pregunté sin dejar de ver el teclado, seguro la alarma sonaría inmediatamente si alguien quisiera entrometerse con sus pertenecía

- Solo lo más importante - asintió deteniendo su paso cuando se cerró la puerta detrás de nosotros - Este es el recibidor, a la izquierda está la sala común y a la derecha el comedor - me explico señalando las puertas - las escaleras llevan al segundo piso y por supuesto al fondo de este están las escaleras para el tercer piso que es donde se encuentran las habitaciones - su mano me guío hacia la sala - acostumbramos a recibir aquí a los invitados ya que es más espaciosa al igual que el comedor - siguió sacándome de la impresionante habitación - este lo usamos únicamente cuando recibimos a mucha gente pero cuando no sea de esa manera podemos desayunar donde tú prefieras - apostaría mi pensamiento más valioso que esa mesa era de la mejor sequoia del mundo - en la parte de atrás está el comedor familiar junto a la cocina e incluso una sala más reconfortable - siguió dándome el tour - dónde hay una salida al jardín con un pequeño descanso dónde hay otro desayunador

GISSELLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora