Era imposible poder conciliar el sueño pero no quería moverme para no despertar a Eros hasta que ya no pude evitarlo así que cerrando los ojos me di la vuelta, con suerte creería que soy un compañero de dormir terrible y me mandaría a dormir a otra habitación para seguir con mis hábitos y poder dormir como estoy acostumbrada pero entonces nunca me liberaría de mis demonios. Suspiré negando, veintiun años y seguía en lo mismo; la puerta estaba cerrada y el cuerpo de Eros tapaba mi visión de ella, debería sentir alivio de estar cubierta por el perro me daba ansiedad el no saber qué pasaba
— No puedes dormir — pregunto espantandome, negué sin querer darme cuenta y que mi propio rostro me delatara — qué pasa — pregunto susurrando
— Normalmente duermo con la puerta abierta y de tu lado — expliqué lo más bajo que pude deseando que no me escuchará y decidiera ignorar mis palabras para seguir dormido
— Por alguna razón — pregunto sin moverse
Para saber si debo correr
— Es un hábito — respondí sin querer abrumarlo con mis cosas además no era propio de mi andar contando mis cosas privadas, era simplemente la chica becada que no quiso salir con nadie y había una razón para evitar el acercamiento con cualquiera; tengo problemas.
El movimiento de su cuerpo detrás de mi hizo que mi cuerpo rebotará, mi cuerpo se calmo. Seguro tomo una mejor posición para dormir y dejarme cargar a mi con mis fantasmas
Trate de calmarme, eventualmente el sueño me vencerá, lo hacía cada vez que me resistía a qué el sueño se apoderará de mi cuerpo, me gustará o no.
— Dime qué pasa — exigió con su aliento tocando mi mejilla, era un tono de voz que no dejaba salida por muy bajo que fuera su tono
Apreté más mis párpados cuando me di cuenta que no se dará por vencido, tal vez ya se dió cuenta de cuál equivocado estuvo de pedirme matrimonio sin embargo no hubo malas palabras o gritos, solo un susurro bajo que me exigía revelar mis oscuros secretos — Me siento más segura — admití sin atreverme a revelar más, no ahora
— Con mi cuerpo en la puerta estás más segura — debatió sin dar su brazo a torcer y aún con su aliento en mi mejilla sabía que no trataba de intimidar, simplemente parecía entenderme
— Supongo que si — me rendí abriendo mis ojos — solo — negué — olvídalo, durmamos — pedí
— Tengo una solución pero no sé si te va a gustar — propuso alejándose de mi — voy a tomarte del tobillo para acomodarnos — su aviso me hizo derramar una lágrima
Los gritos y la violencia es algo que afectaba a mi cerebro de manera alarmante por ello intentaba ir al edificio en lugar de ver qué sucedía aquél día que termine delante de Eros y lo ayude en la enfermería, la misma razón por lo que puse la cláusula que me dejaba la posibilidad de terminar nuestro matrimonio si el llegase a faltarme al respeto.
Casarse con Eros no es la mejor opción para alguien que se paraliza si le gritan si consideras su mala reputación pero aquí estábamos con él dándome un aviso para tomar mi tobillo, asentí
— Me niego a abrir la puerta, me gusta mi privacidad — dijo colocándome en su lugar, podía ver la puerta y era una ganancia, asentí sin poder hablar mi agradecimiento — Ahora, es verdad que no puedo alejarme de la puerta por tu seguridad así que compartiremos lugar — dijo paralizado mi cuerpo y mi mente cuando abrió mis piernas — si vas arriba sería lo mismo que ponerte en la puerta y aunque soy rápido, más vale no arriesgar— quería decir algo pero no podía, simplemente me quedé existiendo en espera de algún abuso — Lo haremos de esta manera — sentia su potente cuerpo rodeando todo mi cuerpo antes de que se colocará en medio de mis piernas y recostara su cabeza en mi estómago — ahora duerme — dijo
Mi cuerpo se relajo de cierta manera cuando tenía la visión de la puerta pero se tenso de otra sin poder detenerlo cuando mi cuerpo fue consciente del peso de su cuerpo — De qué me debes proteger — le pregunté queriendo distraer a mi mente con curiosidad
— Hay malas personas en la vida, Gisselle y yo no soy la mejor, hay muchas cosas que no conoces de mi pero eventualmente tendré que decirte — dijo sin moverse un solo centímetro
— Me harás daño, Eros — pregunté para poder apaciguar mi mente, necesitando escucharlo aunque la gente no cumplía lo que decía la mayor parte del tiempo, lo necesitaba
— Te refieres ahora o en un futuro — me preguntó
— Las dos — respondí queriendo saber, necesitando saber
— Quieres la verdad o prefieres palabras consoladoras — pregunto levantando su rostro para poder ver el mío
— La verdad, siempre la verdad — dije sin perder de vista su mar caótico — No deseo que haya mentiras entre nosotros
Asintió entendiendo — Hay algo atractivo en el consentimiento, no hago daño a inocentes pero tampoco puedo controlar cómo te sientes con respecto a mis acciones así que tal vez si lo haré aunque no lo quiera de esa manera — termino
— Gracias por tu honestidad — dije
— Ahora quiero la tuya — respondió — por qué debes ver a la puerta — regreso al tema principal
Asentí entendiendo que tendí mi propia trampa y el no iba a dejar escapar la oportunidad — Para saber si alguien viene
— Y entonces — pregunto tomando mi cintura con manos temblorosas, había visto ese gesto suyo antes de levantar los puños y acribillar a su oponente, un rasgo de irá pura
— Saber si debo correr — dije apartando la vista de su rostro cuando comprendiera mis palabras
— Dónde correrías — pregunto
— Al balcón — dije con la vista en los rayos de la luna que lograban filtrarse por las orillas de la pesada cortina — bajaría por el — continúe
— Son tres pisos — me recordó lo obvio
— Y no sería mejor la muerte — le pregunté regresando a su rostro
— De quién corrías — pregunto con un tono más abajo, ya no parecía tan enojado
Negué — Hay que dormir, mañana hay universidad — dije — puedo abrazarte — le pregunté sintiéndome mejor al no ver desprecio en sus ojos azules
— Si — dijo acostándose en la misma posición solo que ahora su cuerpo era el tenso — En esta casa no tienes que correr, Gisselle — sonreí porque aunque le creía no era tan fácil, nunca es fácil pero de alguna manera sabía que podría dormir tranquila por primera vez en muchos años
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GISSELLE
ChickLitDicen que los momentos inesperados siempre son los mejores porque no tienes expectativas y así no te estrellas en tus propios deseos.