Cada día la luz se intestifica y se cuela por mi ventana, mi hermana abre la cortina y la luz solar pega directamente en mis ojos, eso me obliga abrir mis ojos.
Estoy fastidiado, si. Odio que me levanten.
Tiro mis cobijas lejos de mi y miro con mala cara.
—Levántate.
Parece más una orden, pero fue lo único que dijo para irse de mi habitación.
Suspiro y tomo la foto de nosotros dos, si, la dejo para verla todos los días al levantarme.
Mi rutina es la misma de siempre, pero a pesar de todo esto sé que faltaba cada vez menos para el día de nuestra boda.
En serio desearía que siguieras aquí.
Con las flores que compre las dejo a un lado de tu tumba.
—Si tu no me hubieras empujado seguirás aquí. Probablemente, nuestra boda hubiera sucedido.
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Aún podía sentir aquel dulce tacto de su amado.
. . .
Tenko posa sus labios sobre el dormido Touya.
—Despierta, tienes que ir a trabajar—llama con delicadeza el menor.
—Cinco minutos más—susurra Touya con cansancio.
—¿Cuáles cinco minutos?, Touya, llegarás tarde al trabajo—regaña levemente Tenko entre risas.
Touya se levanta completamente, la mirada zafiro y rubí se quedan chocando entre sí, Touya sonríe y besa a Tenko con pasión.
—Buenos días mi prometido hermoso y consentido, necesitas levantarte para no llegar tarde a tu trabajo, porque sus llegas tarde o no vas te bajan el sueldo y a si no podremos cuidar al futuro hijo adoptivo que cuidaremos y criaremos cuando nos casemos—murmuró el pelirrojo cuando se termina el beso.
—Te dije que no adoptaremos, no pienso cuidar a un mocoso para que lo malcríes tu—regaña el menor.
—Al menos lo intenté—agrega desinteresado—, por lo mínimo despiértame a si una vez—susurra.
—Lo haré mañana—expresa con una sonrisa.
—Bien, buenos días mi prometido hermoso—saluda Touya.
—No lo repetiré, vete al trabajo—susurra Tenko frunciendo el ceño.
—Que malhumorado te levantaste hoy, ¿Me eres infiel y por eso pides que me largue?—susurra dolido.
—¿Infiel?, ¿En qué pendejadas piensas?, Estoy enojado porque ya hice el desayuno y llevo más de una hora intentando despertarte, por eso estoy enojado—agrega cansando el ojirubi.
—Ya, no te enojes mi amor, no volverá a pasar—responde Touya estirándose cuando se levantó de la cama.
