Verdad Y Mentira.

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Si había algo que odiaba eran las mentiras, y por supuesto, las verdades.

Mentir o decir la verdad, era algo que no se podía decidir con facilidad.

Pero prefería la verdad, la cruda verdad que le calaba el alma.

—¿Por qué?—susurra el menor.

En su pecho se sentía un peso indescriptible, era algo que le oprimía a pesar de estar de pie, algo que le dolía tal punto de hacerle sentir un quemar en su garganta, con ambos dolores de ello las lágrimas amargas se acumulaban, y caían.

—Lo lamento—susurró la persona a su lado, quien le agarró del hombro y lo apretó.

—Él dijo… Maldito.

Sus palabras eran inaudibles, pero solo deseaba una cosa, gritar. Un grito que le desgarre la garganta y le satisfaga el alma, un grito que todos escucharán y tomarán como prueba de su amor, un amor inaudible.

—Sentimos no habértelo dicho, Tenko-Kun—la voz femenina sonaba arrepentida—, él también se arrepintió—señala la chica tocando el vidrio.

—Aun así… ¿Tenía que mentirme?.

Su vista estaba borrosa, las lágrimas igual no cesaban a pesar de que casi no podía ver. Su oído se llenaba de sollozos y lamentos, algunos falsos otros reales y unos más que reales, unos lloraban a tal punto que le podía causar pesadillas, tal vez era su arrepentimiento por no poder evitarlo.

—¿Preferías la verdad?, El quiso que no dejaras de tratarlo como lo hacías.

Aún así, él prefería la verdad. La verdad a la mentira de su extraño comportamiento, sus nervios, sus cancelaciones, sus alejamientos, y por supuesto, su rechazó.

—Si, prefería eso.

Su voz lo indicaba todo, quería la verdad, no la mentira.

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Lo que no hizo en el velorio lo hacía allí, su almohada tapa su grito desgarrador.

No supo porqué lo hizo.
Si en aquel momento tan solo él le hubiera dicho sobre su enfermedad, en aquel momento hubiera apreciado aquel último beso; pero le mintió.

La mentira más grande que recibió en su vida, una semana antes de su muerte: “Ya no te amo. Lo siento, no quiero volver a verte”. Le dolió, y mucho. Pasó una semana intentando contactarlo hasta que por fin, frente a su casa a nada de tocar el timbre le llaman, era su ex-cuñada, Fuyumi.

“—¡Necesitas venir, ya!”.

Se corta la llamada y le envían una dirección, era el hospital.

Cuando llegó ahí, solo encontró a Fuyumi abrazando a Natsuo, a Rei llorando con Enji y a Shoto mirando el suelo, procesando.

“—¿Qué pasó?”.

Su pregunta era estúpida, si; pero estaba preocupado, preocupado porque no vio a Touya, preocupado porque Fuyumi lo vio y corrió hacia él, preocupado porque ella lo abrazo sin contestarle.

“—Fuyumi”.

Llamó, pasaron unos segundos y ella susurro.

“—Touya murió de Neumonía”.

Si bien Fuyumi no tenía un arma, él sintió como un cuchillo filoso le había perforado el corazón, como su corazón paró de latir por un minuto, no oía nada.

“—¿Que Touya qué…?”.

Era lo único que alcanzó a susurrar.

.

Fuyumi se había sentado a un lado suyo.

“—Hace una semana Touya dijo que sentía que pronto moriría, dijo que rompió contigo por eso”.

Escuchó atentamente cada palabra que salía de la boca de la madre de su amor.

“—Mencionó que prefería que su último recuerdo fueras tú sonriendo, no llorando. A pesar de eso, lo último que los doctores dijeron que dijo fue "Quiero a Tenko", al parecer su amor no se perdió ni en el último minuto”.

“—Touya jamás piensa las cosas, prefiere mentir para ver sonreír a decir la verdad para aceptar”.

“—Él fue así, pero aún así”—su mano se coloca encima de la del menor
“—, tú lo amaste igualmente”.

No encontraba la mentira en ello.
Seguía amando a Touya a pesar de que ya había fallecido, y lo seguirá amando.

"Simplemente-DabiShiga"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora