capitulo IV

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Los rayos del sol bañaban la ciudad,  y el tráfico era pesado, las bocinas sonaban, y el mundo seguía funcionando con normalidad, la universidad tenía un remplazo, y los pocos carteles de búsqueda con su nombre y foto estaban rotos y deteriorados, ya cubierto por nuevos casos con mayor importancia.

Y... ¿Chu WanNing?

Todo su cuerpo dolía, y ya había olvidado los días y el tiempo, no sabía nada y lo que si sabía,  lo confundía y lo hacía sufrir.

Como verdades que perforaban su pecho, asiendolo extremadamente vulnerable.

Mo Ran iba a su habitación casi todas las noches, no sabía que suceria, por que le hacía ésto, la sopa de la abuela Meng Po, sin duda lo hacía incapaz de entenderlo.

Su cabeza en el resto de la noche, en las pocas horas que podía dormir, su cabeza lo llevaba a un palacio oscuro, iluminado por candelabro, y decoraciones lujosas.

Las sábanas rojas en el suelo, mientras se revolcaba en la lujuria, demasiado lacibo y con olor provenido de el enredo que había sucedido en la habitación.

Tanto en los sueños, como cuando están fuera de ellos era atormentado por Mo Ran, no tenía familia que lo buscada, no tenía amigos, estába sólo, una persona mas desaparecida, a nadie le importa, nadie se encargaría de buscarlo.

Su vida de soledad, solo se había vuelto miserable y llena de pena, y lujuria.

Sentía un extraño apego y no sentía odió, apesar de sentir de resentimiento, pues es normal, Chu WanNing  sigue siendo una persona después de todo ¿No?

Un sentimiento de culpa casi irracional, como si conociera a Mo Ran, desde hace años, como si lo conociera de una vida pasada, simplemente estúpido.

Siente que le debía algo, y le fallo, como si solo debía llevarlo por un camino recto, y no pudo hacer nada para evitar que se desviada y terminada siendo una bestia.

La entrada de Mo Ran saca a Chu WanNing de los pensamientos que giraban en las horas de lucides de su mente; otra vez a llegado a atormentarlo como todos los dias, Mo Ran se sigue viendo igual, sigue con su trabajo de taxista, aparte de sus asquerosos actos asía Chu WanNing y comentarios vulgares,  unos llenos de melancolía y otros sin sentido, aparentemente nada a cambiado.

Solo el sabía como su cerebro recordaba,  y su alma dolía.

Mo Ran parece querer unirlo junto a su cuerpo,  fusionarlo, como si temiera que desapareciera, de no encontrarlo de nuevo, de olvidarlo y perderlo entre el tiempo.

– WanNing... mi querido Chu Fei...

Se acerca a Chu WanNing se arroja apreteandolo en un fuerte abrazo, lleno de sentimientos extraños que ninguno de los dos es capaz de distinguir, sentimiento entrelazados, por el amor, resentimiento, tristeza, culpa, odio, alma y tiempo.

Su cuerpo tiene varias golpes, su rostro siempre pálido como la nieve y sus ojos cubiertos por la neblina y basios, pero no era Mo Ran quien lo había golpeado, el... callo por las escaleras de la montaña en un intento de escapar.

Sin duda su salud era mala, y su fuerza física se había agotado, toda habia sido consumida por la llama y el fuego del hombre que lo atormentaba.

Mo Ran que regresaba del trabajo lo encontró, su rostro parecía preocupado, pero sus palabras eran crueles amenazando lo que no intentada escapar.

Lo tomo en sus brazos y camino al coche que estaba en la rampa de la montaña desde donde lo había visto.

¡Ah!

Y los Wontons que Mo Ran le había dado de comer en varias ocasiones, su sabor delicioso, pero en la boca de Chu WangNing su sabor es viejo y estaba añejado.

Pero esa sabor en su boca venia de sus recuerdos y su alma, de lo que debió ser y lo que  nunca debió suceder.

Mo Ran presiono su nariz en la cintura de Chu WanNing, no importa cuántas vidas ni tiempo pase, solo ese olor seria capaz de apasiguar las tormenta en su pecho y dolor en el corazón.

Y así por el resto del día, los brazos de Mo Ran rodearon su cintura y su cabeza se sumergió en el olor de flores haitiang

Luego de la muerte de Chu WangNing, justo dos años después desapareció y se recluyo en una montaña,  luego de varios siglos volvió a ver la luz del día,  todo el tiempo que estuvo ahí solo el y los cielos sabían que suceria.

Al bajar se encontró con un mundo diferente las sectas no existían y los enemigos habían muerto, los lazos de sangre se perdieron y no había rostro de lo que alguna vez fue su reinó, la tierra que había pisado y quemado, que había reconstruido y la había vuelto a quemar hasta las cenizas, todo las cenizas habían sido llevadas por el viento, dejando una tierras vieja, esperando que nuevos tiranos la gobernadan.

Lo que alguna vez fue el Picó SiSheng, ahora era un templos budista, albergando miseria e hipocresía.

Y en el templo, una belleza desendia las escaleras,  sabia quien era, sabía que había muerto hace mucho tiempo, sabia que está persona ya no le pertenecía, sabía que esa persona no sabia quien era.

Por supuesto no paso desapercibido, el hombre voltio su cara hacia donde estaba el, frunció el ceño por los cálidos rayos de sol, y la brisa soplo desde el árbol a sus espaldas y las hojas y flores voladon hacia la persona que se había hido hace mucho, y sobre la cual ya no tenía control... si es que alguna vez lo tuvo...

Esa persona que pudo acabar con su reinado y que pudo decidir sobre su vida, la persona que lo acompañó por ocho largos y agonizantes años, la persona que creyó que son su presencia podía cambiarlo, la persona que se equivocó y que solo su muerte era capaz sumerguirlo en la miseria.

No; Se equivocó, nunca tuvo el control de los pensamientos y vida de esta persona.

Esa persona volvió a jirarse y continuo su camino.

La lámpara iluminaba su rostro, y bajo la luz y sus pestañas, sus ojos se teñian de rojo y se humedecian.

Por eso este día, esta vida, este siglo, la mantendria en sus brazos y no permitiría que fuera de alguien más, o se apartada de su lado.

Su corazón sangraba y las raíces que se habían enterado profundamente en su corazón, comenzaban cecarse cuando la culpa y amor enpezaban a llenarlo,  sacando toda la maleza y putrefacción que había en el.

Chu WanNing hacadisiaba su cabeza de forma inconsciente, casi como un viejo hábito...

la mente de Chu WangNing viajo hasta la noche, en que se había enredado con Mo Ran y el día en que su pecho se habrio, la sangre inundó su boca y su alma se fracturó,  golpiando su mente con recuerdos que no sabe como afrontar:


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Holaaaa espero que les guste el cap (• 3 •) ^ ♡
                           

el taxista y su GatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora