02.

311 25 4
                                    

“Soy dura fuera, pero si me das tiempo entonces podría hacer tiempo para tu amor.”

No volví a verlo en varios meses, la verdad entonces lo dejé pasar, simplemente lo ví cómo un chico tímido al que le gusté en una fiesta y para no regarla y pasar vergüenza, intentó que me fuera. No lo negaré, me dió cierta ternura, pero por otro lado me pareció muy estúpido. Así que aunque tuviera agendado su número de teléfono, nunca le escribí ni él a mí.

Pero entonces renuncié a mi trabajo nocturno, pues había tenido un cuadro respiratorio y no podía seguir exijiendome tanto a mí misma, y busque un trabajo diurno en una cafetería. Y mi primer día fue una total locura.

Llegué tarde porque casi me chocan, me caí y ensucié mi ropa,  llegué para cambiarme y pasarme una toallitas húmeda por todo el cuerpo, una clienta me derramó un café sin querer y tuve que cambiarme otra vez, me encontré con él y sus ojos grises mirándome divertidos, nada parecidos a esos ojos tímidos que había conocido en una fiesta hace unos meses. Él me pidió a mí de camarera y le tuve que dar un café extra grande sin azúcar y seis cargas, ¡seis! Pero todo tuvo sentido, pude ver unos lentes reposando en la mesa, ojeras en sus ojos y una bata blanca en sus hombros. Es decir, era doctor.

Yo sólo le di lo que pidió, y luego me sonrió.—¿Por qué nunca me escribiste?—

Habló tan tranquilamente, suave y lento, que me sentí confundida, su actitud aquél día fue diferente, pero ah. ¡Seguramente estaba borracho!
Así que no tuve otra opción que negar.—

¿Por qué no me escribiste tú a mí, el interesado eras tú, no?
—Fue lo que le respondí, sólo quería zanjar el tema, pero él me sonrió y me dijo “Entonces paso por tí a las ocho”. Y no me negué, le dije que estaba bien y me fui.

(...)

Y así tuvimos, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete.

Fuimos al cine.
A un teatro.
De picnic.
A un lago.
Al planetario.
Y la última cita fue en su departamento.

Siéndote sincera, de mujer a mujer. Sí me gustaba, en cada cita pude conocerlo mejor y él a mí, en parte.
Digo en parte, porque él no conoció mis demonios hasta el día de nuestra séptima cita.

Se supone que iríamos a cenar en la noche, y yo usé un vestido con escote cuadrado ceñido negro, con mi típicos tacones de dos 2cm plateados, y mi chaqueta de cuero con mi apodo de secundaria y preparatorio escrito “Sour candy”, él me esperaba afuera de mi casa, en el porche y al tocar el timbre, quién le abrió mi madre, la persona que me arruinó la vida hace tiempo y que desde entonces, procuraba arruinar lo bonito en mí.

Recuerdo ver como ella me miraba juzgandome cada vez que salía con Law, aún puedo sentir su mano empujandome, cayendo yo en el acto y raspando mis dos manos, normal en mí porque soy una persona de piel sensible, teniendo raspones en mis rodilla, manos y cada lugar de mi desde que tengo memoria. Entonces para mí no fue nada nuevo aquello, lo que sí lo fue ver a Law desde abajo, con los ojos totalmente coléricos y su entrecejo fruncido.

¡Así que tú eres el bastado con el que sale esta estúpida!
—Exclamó totalmente fuera de sí, él estaba quieto, impasible, mientras veía mis lágrimas caer. Me sentía miserable, otra vez.

—¡Es tu culpa que se vista como una puta, que pase peligros al salir al infierno de las calles porque sí!¡Aléjate de ella porque la van a terminar “violando” de nuevo!—Esas palabras si me dolieron, mi respiración empezó a fallar y sentí como si pudiera morir ahogada en cada momento. Recuerdo como de repente sentí como mi propia madre me propinaba una patada en mis cosillas y se me fue el aire, parando mi sistema y movía los labios, intentando buscar el oxígeno, un fuerte gruñido proveniente de él y un golpe, yo había cerrado los ojos para evitar llorar, pero realmente nada de eso funcionó, porque terminé llorando como una magdalena entre sus brazos, en los cuál él terminó protegiendome de los golpes y recibiendolos él.

«Aunque mi madre le estaba gritando, insultando y tirando golpes. Él no le devolvió ninguno, sólo me acunaba en sus brazos hasta que se cansó, y me enamoré aún más en ese momento de él.»

Cerré mis ojos y me aferré con fuerza a la chaqueta de Law, en un segundo se encontró dando una vuelta y salió a paso firme de mi casa.

Lo último que vi de mi madre fue cómo tiraba mi foto de graduación enmarcada por la puerta, estrellándose contra un árbol del patio, mientras los vidrios volaban, sentía que me ahogada nuevamente.

Segunda página de la
carta hacía? ????

Sour Candy. Trafalgar Law x Tu (Song-fic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora