Elizabeth
— No vas a ir a ninguna fiesta Andrea—repito por tercera vez a mi hermana.
— Venga Liz solo iré un rato y no voy sola, unos amigos me acompañarán—hace un pequeño puchero y me mira con la misma cara que la del gato de Shrek.
— Quita esa cara, funcionaba cuando tenías 5 años—le digo, pero ella sigue y bufo poniendo los ojos en blanco.
—Está bien pe...
— ¡Ah!, te amo, te amo, te amo—grita mientras salta abrazándome y yo río—Eres la mejor hermana del universo, ¿ya dije que te amo?
— No te alegres mucho, te quiero aquí a las 12:00am señorita.
— Pero a esa hora es cuando todo se pone mejor, venga no seas así al menos hasta las 2:00am—parlotea mientras zarandea mi brazo.
— Que no, así que deja de insistir y suéltame el brazo que me lo arrancas loca.
— ¡Agh!, exagerada, bien hasta las 12:30am.
Iba a protestar, pero imposible porque ya había cerrado su habitación.
— Dios mío dame paciencia con esta niña—murmuro mientras camino hacia la cocina.
Abro el refrigerador y cojo un helado de chocolate para así ir al salón y tener el placer de sentarme en el cómodo sofá mientras veo otro capítulo de mi serie favorita.
No se cuanto tiempo pasa hasta que el ruido de unos zapatos hacen girar mi torso encontrándome a mi hermana vestida con un hermoso vestido azul un poco corto, su pelo castaño va suelto y solo trae un poco de maquillaje, nada excesivo.
—Vaya pareces persona—bromeo haciendo que me fulmine con la mirada.
— Al menos, mientras yo me arreglo parezco persona, sin embargo tú ni haciendo milagros— contesta con una sonrisa socarrona.
— ¡Oye!, no exageres, no tengo culpa de que me guste andar con ropa suelta por la casa y con un moño despeinado y...
— ¡Salvada por el tono de mi celular!, me voy que los chicos están aquí y no tengo tanto tiempo gracias a cierta persona—me recrimina para después darme un beso en la mejilla.
— Agradece que te dejo ir cuando deberías estar durmiendo—expreso poniéndome a la defensiva.
— Por favor Liz que tengo 18 años y estoy de vacaciones, déjame disfrutar un poco porque cuando retornen las clases sabes que mamá me prohibirá salir—coge su bolso y abre la puerta, pero antes de salir se toca el pecho y se gira abruptamente hacia mí— ¡Oh!, no llevo colgante, préstame el tuyo.
— Quieta donde estás guapa, no pienso prestártelo, sabes que es muy importante para mí—digo cogiéndolo entre mis dedos.
— Vamos déjamelo solo hoy, te prometo que apenas regrese te lo devuelvo— niego y vuelve a insistir, yo vuelvo a negar y bufa—No seas así solo será un rato, por favor.
La miro unos segundo mientras coloca su cara de convencimiento.
Maldita cara.
— De acuerdo, pero cuídalo como si fuera otra parte de ti— me lo quito para colocárselo a ella, la miro unos segundos antes de abrazarla— cuídate y recuerda que hasta las 12:30am ni un minuto más si no quieres hacerme enojar.
— Si mamá, mejor me voy que tú enojada das pánico— finge tener escalofríos, sale y se dirige hacia el ascensor— Chao Liz, te quiero mucho y no me estés torturando al celular con tus llamadas.
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Destinada a ti
Romance¿Cuánto consuelo encontraríamos si contáramos nuestros secretos? -John Collins Elizabeth Olson apenas era una niña de 5 años cuando tuvo su primera decepción, aquella persona que creía ser su príncipe en realidad era el monstruo oculto en el armari...