Capítulo 2

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Cuando Shen Yuan pudo recordar todo ya tenía dieciocho años. El tiempo sin dudas no era el mismo, grata e inesperadamente estaba una vez más en la era moderna.

Era realmente complicado decir la cantidad de años, siglos incluso que habían pasado, y ni siquiera estaba seguro de si en esta vida podría volver a ver a Luo Binghe. Pero esperaba que el destino pudiera ayudarlo con ese encuentro. Si un día Shen Yuan pudiera encontrarlo, se encargaría de hacerlo feliz, de estar a su lado de cualquier forma en la que se lo permitiera, si es que lo hacía, claramente. Había prometido tanto… Tampoco podía forzar las cosas, simplemente buscar y buscar sin un rumbo fijo no lo llevarían a nada. Toda su ilusión había sido volcada en ese elixir y en ese momento, no pensó en la posibilidad de que, aún bebiendo eso, no pudiera volver a ver a Binghe, ese era un hecho que ya tenía como asegurado, pero… viéndolo ahora, era demasiado incierto. 

Su vida actual no era muy diferente de la anterior. Tenía tres hermanos, que era bastante complicado no verlos como los de su primera vida y unos padres. No había mucho que decir ni en lo que indagar, simplemente decidió mudarse solo al finalizar sus estudios secundarios y solía recibir  varias visitas de su hermana menor. Era una buena compañía aparte de sus amigos; incluso muchos de ellos también eran sus antiguos shidis y shixiongs. Podría decirse que todo iba viento en popa si solo no faltara la única persona que más quería ver.

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Fue en una tarde de frío otoñal, a sus veinte años.

Una llovizna caía del cielo mientras Shen Yuan maldecía internamente por no haberse fijado en las noticias el pronóstico del tiempo. Podría haberlo hecho con su celular también, pero simplemente no lo había pensado. Ahora, mojándose con cada segundo que pasaba, se preguntaba si podría llegar a casa antes de que la lluvia empezara a caer más fuerte, lo que equivaldría a arruinar sus pertenencias. Ni siquiera se había abrigado bien, más ahora que era bastante friolento, solo llevaba un ligero suéter de hilo, aunque por lo menos era de cuello alto. 

No había empezado el día del mejor modo. Se despertó tarde por haber trasnochado por otra estupida novela con un final de mierda que ni siquiera valía su tiempo para molestarse; había aprendido a no hacerlo de todas formas. Ese hecho provocó que se despertara justo para solo asearse y cambiarse de ropa. Tuvo que gastar el dinero que había agarrado rápidamente de la mesa para un taxi y luego un desayuno antes de entrar a su próxima clase.

Creyó que el día finalmente había terminado cuando sus compañeros le recordaron los trabajos que debían ser entregados mañana. Así, ya de mal humor, tuvo que quedarse en la biblioteca. Por supuesto, podría hacerlos en su casa, pero el ambiente que le traía estar en la biblioteca realmente era cómodo y hacía su trabajo más llevadero. Su último dinero había sido invertido en un almuerzo modesto antes de ponerse al día con sus deberes.

Los rayos del sol del atardecer golpearon el rostro de Shen Yuan cuando salió de la universidad, acompañado de ligeras gotas transparentes. 

Ahora, de pie en la acera, seguía extrañamente en la misma posición que hace unos minutos. En vez de apresurarse en regresar a casa solo se quedó allí, como si algo le impidiera dar cualquier paso.

Pudo escuchar los pasos de alguien corriendo por los pequeños charcos de agua que ya se estaban formando. De repente, algo lo cubrió de la llovizna y ese algo hizo que volviera a sus sentidos.

"¿Te encuentras bien?" La voz que llegó a los oídos de Shen Yuan estaba cargada de una preocupación adorable. Aquella voz era calma y baja.

Shen Yuan se congeló. ¿No podría ser él, cierto?

Una vez que Shen Yuan decidió darse la vuelta y enfrentarse a esa persona, sintió el corazón en su propio pecho empezar a latir con más velocidad. Hubo un remolino de emociones que pareció ser interminable, hasta que todo convergió en la humedad que reflejaron sus ojos.

Alma de mi AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora