Capítulo 3

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Unos días después.

Shen Yuan como casi todos los días de semana, se encontraba en la biblioteca. Sus clases habían terminado, por lo que decidió terminar unos trabajos allí mismo.

Actualmente, estaba en las estanterías tratando de encontrar un libro en particular que necesitaba y cuando lo encontró maldijo internamente. ¿Por qué era tan bajo? Tampoco es que midiera menos de 1.50, pero su altura no podría compararse con cuando estaba en el cuerpo del Shen Qingqiu original.

De acuerdo, parece que tendría que buscar la escalera. Se sentía tan humillado. Antes de que su orgullo se rompiera completamente, se animó a pararse de puntitas y tratar de agarrarlo. Un claro error. Falló. 

Una risa pequeña y alegre resonó a lo largo del pasillo donde Shen Yuan se encontraba. Antes de soltar palabras filosas a quien sea que se haya reído de él, giró su rostro. Al final solo pudo morderse la lengua.

Luo Binghe estaba de pie al final de ese pasillo lleno de libros. Al notar que lo veían,  un tinte casi invisible de rojo tiñó sus mejillas. Llevó un puño a la boca y tosió falsamente. 

"Lo siento, yo no…"

Shen Yuan tenía una sonrisa que no podría decirse que era amistosa pero tampoco era asesina. Parecía bastante divertido con la reacción del otro hombre a pesar de que se había reído de él. Ya estaban a mano.

"¿Crees que puedes ayudarme?" Shen Yuan hizo un ademán hacia donde se encontraba el libro que necesitaba. 

"Claro."

Antes de que Shen Yuan pudiera decir algo más, Luo Binghe ya se había acercado. Su aroma impregnó las fosas nasales del hombre más bajo y no pudo evitar embriagarse en ese olor y la cercanía de ambos cuerpos. Empezó a sentirse mareado.

"¿Es este?" Preguntó Luo Binghe en un tono bajo y suave; las esquinas de sus labios levantadas tiernamente. 

"Sí". La garganta de Shen Yuan se sentía seca y respondió con una voz un poco áspera.

"Aquí tienes". Luo Binghe le entregó el libro en sus manos.

"Gracias", dijo Shen Yuan mientras asentía ligeramente. 

"¿Te importaría compartir el libro? Es que también lo necesito". Luo Binghe se veía un poco nervioso y mientras decía aquellas palabras se había llevado una mano a la nuca.

"Por supuesto, no hay problema", dijo Shen Yuan. Luego preguntó, a medida que ambos se iban aproximando al sector de las mesas: "¿Dónde quieres sentarte?"

"Cualquier lugar que elijas está bien", contestó Luo Binghe todavía risueño, mirándolo directamente a los ojos.

Shen Yuan sintió que podría haber sido reducido a cenizas solo con esa mirada y sonrisa. Su corazón comenzó a latir más rápido que de costumbre y decidió limitar su mirada al frente, llevándolos al sitio que siempre ocupaba. Estaba alejado del resto y era muy cómodo para trabajar.

Los dos jóvenes se acomodaron en sus asientos y dispusieron todo lo que necesitarían para hacer sus trabajos. 

Cuando Shen Yuan levantó los ojos, la vista que lo recibió casi lo hizo desmayarse. En realidad, creía que cada vez que viera a Luo Binghe podría desmayarse, pero ese no era el punto ahora mismo. El punto era que Luo Binghe estaba usando anteojos.

¡Incluso en un cuerpo mortal, sin ningún poder, Luo Binghe podía ser así de hermoso! 

Shen Yuan, por no decir siempre, también usaba anteojos, pero no creía verse igual de bien que Binghe. A este chico le quedaba bien cualquier cosa que usara. Incluso si estuviera… está bien,  no es momento de ir más allá.

Alma de mi AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora