𝐎𝐍𝐄 𝐓𝐈𝐌𝐄 | 𝐍𝐀𝐊𝐀𝐌𝐎𝐓𝐎 𝐘𝐔𝐓𝐀

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Sexta señal

— ¿Tienes idea de lo que acabamos de hacer?

Esa era la pregunta que viajaba a diario por mi mente, una y otra vez, incapaz de poder olvidarlo. Incapaz de olvidar aquella sensación.

Me sentía culpable, pero no de haberlo besado, sino por haberlo hecho estando en una relación con Johnny. El chico respetuoso y divertido que fue importante en mis comienzos de la universidad. Pero estaba confundida.

¿Lo hice por el momento, o por que de verdad quería hacerlo?

Han pasado dos semanas desde aquello. Y yo estaba contando los días para cuando volviera Johnny y contarle lo sucedido. Digamos que decirle por teléfono no era algo muy adecuado sabiendo que posiblemente arruinaría sus vacaciones.

Por otro lado, la relación con Yuta seguía igual. Era como si trataramos constantemente no mencionar aquel beso por nuestro bien, pero me sentía extraña.

Era evidente que algo había cambiado, si no mas bien todo. Pero era casi como si lo ignoráramos a toda cosa. Éramos amigos, mejores amigos. Y no estaba lista para que esto perjudicara nuestra larga amistad.

Me encontraba en la cocina, hoy Yuta no vino debido a un par de trabajos pendientes de su parte. Estaba preparándome un sándwich de huevo y tocino cuando el sonido que informaba de una llamada provenía de mi teléfono. Lo saco de mi bolsillo trasero y veo el nombre de mi novio en la pantalla. Habíamos hablado casi diario el primer mes, pero trataba de evitar sus llamados al no poder conmigo misma fingiendo que todo estaba bien.
El no se lo merece.

— ¿Hola? —digo cuando decido responder.

— ¡Buenos días, amor! Acá son las once de la noche pero ya me sé la hora de allá. —oigo su animada voz a través de la línea.

— Debes descansar, Suh. Si me entero que te quedas dormido hasta mas tarde le diré a tu mamá. Y sabes como se pone cuando no duermes como se debe. —amenazo.

Una risa se escucha.

— Terminaré contigo si lo haces. —le oigo decir, en broma.

Pero vaya balde de agua fría que había caído sobre mi por ello, nuevamente, el sentimiento de culpa me invade.

Oigo la puerta principal abrirse.
Sigo sin responderle algo a mi novio.

— ¿Sun? —la voz de Yuta me hace transpirar frío.

— ¡E-estoy en la cocina! —grito de vuelta.