Capitulo 2

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Elena, volvió a su pequeña casa furiosa tranco la puerta con un fuerte golpe que resonó por toda la casa, Rafael era un idiota que no podía entenderla para anda, solo quería que cada uno fuera feliz en su mundo y en sus espació pero no juntos porque no iban a ser felices nunca, con un pasado como el suyo una pobre hija de un sirviente y ella no tenían futuro.
Le prometió a su padre no ser como su madre y no iba a fallar en su promesa, su mamá fue una tonta que se creyó las mentiras del Rey que dijo amarla pero termino acabando con su vida, la gente de la mansión era tan mala Rafael había tratado de votar a todos a la calle cuando decidió cambiar el castillo por una mansión, poco a poco fue despidiendo a los empleados más viejos que sabían el sucio pasado el difunto Rey.
Tomo su bolso y unas zapatillas de andar cómodas, iría a patinar un rato, para despejar su mente prefería pasar la tarde bailando o nadando, pero parar ir a nadar no podía estar nadie en la escuela tendría que entrar a escondidas porque su padre no le había podido pagar la matrícula universitaria, era muy costosa y solo asistían los hijos de algunas personas importantes de la Isla.
Era odio pensar siquiera en tener un futuro como doctora o enfermera pues en casi ningún hospital contrataban chicas, eran muy machista con la liberación femenina, mientras salía de casa no pudo evitar pensar en el hombre que había visto fuera de la tienda la noche pasada, era tan guapo y limpio quizás era un rico de cuna que venía a pasar el rato porque nunca antes lo había visto, sintió en su pecho una sensación extraña juraba haber visto esa mirada de aquel hombre cuando estuvo en la mansión, esa sombra negra a lo lejos. Pero era algo estúpido pensar que un extraño se podía pasear por los pasillo de la mansión como le diera la gana.
Cuando llegó al club de baile se escabullo cómo siempre a uno de los salones apartado donde la profesora Mariana la dejaba bailar a su gusto, dejo caer su bolso  al piso y luego se sentó en este saco sus zapatillas de ballet, no le gustaba el ballet como una carrera profesional solo como un pasatiempo, su pasión era la medicina leer cosas nuevas y avanzadas de medicamentos y métodos científicos nuevos era su pasión en esta vida.
Pero la carrera era muy cara y su padre apenas le alcanzaba el dinero para las cosas de ellos dos, además Elena trabajaba en casas de familias por días y se ganaba algunos ahorros extras, fue al toca disco y puso un disco cualquiera, solo necesitaba sentir la música correr por sus venas viajar a otro mundo y espacio. Así lo hizo durante horas se perdió en la música solo era ella en sus mundo de fantasía un mundo donde no había dolor ni recuerdo.
Mientras bailaba no noto la presencia de un hombre alto que la observa por el vidrio de la puerta cerrada, su corazón se aceleraba con cada movimiento que ella daba y cada giro en el aire era como volar con ella, James no entendía porque estaba obsesionado con esta chica que nada tenía que ver con su familia y con el, porque ella era un pobre más de la isla y el un príncipe que fue destronado para poner a otro.
Sus puños se cerraron con fuerza al recordar como su padre y su madre fueron echados del palacio porque no podían vivir hay, solo el verdadero heredero al trono podía estar en los aposento reales, era estúpido que lo echaran por no ser alguien normal como los doctores decían, estaba tan perdió en la sus pensamientos que no noto cuando la música se detuvo quiso alejarse pero no pudo era muy tarde la puerta se abrió y Elena apareció frente a el
— Hola, ¿ Busca a alguien? La profesora Mariana está en el aula 3B — Elena hablo en automático pero su cerebro le gritaba que este hombre era el guapo y sexy extranjero que se había encontrado la otra noche fuera de la tienda.
— Me recuerdes — James no quería perder el tiempo, ella le gustaba
— ¿Cómo?— Elena fingió no escuchar bien.
— La otra noche tu y yo nos conocimos…
— Oh, claro el chico con el que tropecé fuera de la tienda, lo siento — No estaba lista ara volver a verle menos ahora que está tan despeinada, sudada y prácticamente desnuda por esas leguis pegados a sus piernas.
— Tranquila fue mi culpa por no verte venir esa noche — James estaba algo nervioso nunca antes había hablado con una chica no una tan guapa y menos una que estaba en su cabeza día y noche desde que la miro por primera vez — Bailas muy bonito, tienes talento
— Gracias — Con las mejillas sonrojadas Elena le agradece — Voy a entrar, fue un placer conocerte…
— Soy James — Solo eso, no quería decir su apellido
— Soy Elena — Extendió su mano, por un momento pensó que el no la tomaría por la forma en la que observo la manos pero a la final le dio un pequeño apretón y la dejo ir.
— Espero verte pronto Elena — James se dio la vuelta para irse, la había cagado había dañado su oportunidad de conocerla por un simple rose de manos frustrado y molesto regreso al auto y se derrumbo en el asiento — Vamos al departamento no quiero estar más en las calles de esta isla.
Elena observo cómo el chico guapo de alejaba con el corazón acelerado ese pequeño roce de manos fue una corriente que eléctrica que le traspaso pero estaba un poco decepcionada el parecía no hacerlo sentido, cerró la puerta del aula y volvió a la música al baile pero con esos ojos marrones presente en su memoria, porque no podía dejar de pensar en ellos desde el primer encuentro James dijo que su nombre era ese quizás si le pedía a su amiga Elisa que lo investigará un poco podría saber de dónde venía y quiénes eran sus familiares.  Así podía saber con que clase de hombre estaba tratando.



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