Wanda caminaba por los pasillos del gran edificio. Después de posar para unas cuantas fotografías para la nueva colección otoño e invierno que se lanzaría en un par de semanas, fue citada para una junta importante. Tomó su bolso y caminó por el largo pasillo en dirección a la sala de juntas.
Era una modelo profesional, las cámaras la amaban y ella a ellas. Era natural, tan fácil y sencillo que se había labrado un prestigioso lugar en Industrias Stark, el imperio de moda estadounidense más grande del país. Trabajó demasiado para llegar a su posición, modelando en pequeñas pasarelas, en concursos de belleza, hasta que logró una entrevista.
Desde entonces, su carrera estuvo en ascenso y a pesar de que ganaba bastantes miles de dólares, vivía en un pequeño apartamento en la ciudad de Nueva York, tenía auto pero casi siempre andaba y evitaba los lugares ostentosos. Steve y Natasha, al igual que ella, llevaban una vida sencilla, tenían dos hermosos hijos que los mantenían ocupados. Y ella como siempre, era la tía favorita.
Pero no era una cara bonita lo único que caracterizaba a Wanda. Tenía un diseño de modas único, cuando presentó sus bocetos al mismísimo Tony Stark, este no dudó en darle la oportunidad. Y poco a poco se convirtió en una diseñadora de modas importante. Era su más grande sueño y estaba bastante cerca de cumplirlo.
Cuando cruzó la gran puerta de cristal, había un hombre de espaldas mirando sus bocetos, que estaban colgados en una de las paredes. Enmarcados como obras de arte. El hombre se dió la vuelta y el corazón de Wanda dió un salto. Habían pasado cinco años, cinco años desde que estuvo en la universidad y aquel muchacho de ojos azules que tanto amaba, se había ido. Ambos se habían separado por sus sueños, Wanda trabajaría en Nueva York y él buscaba una oportunidad en el Reino Unido. Verlo fue como volver a la universidad, cuando creía en los cuentos de hadas.
-Wanda- le llamó él, ella dejó su bolso en el suelo y caminó a pasos rápidos hasta encontrarse frente a frente, tenía la barba un poco más larga y el cabello largo, con la misma sonrisa arrebatadora de siempre y sus ojos azules tan profundos. No los resiste y lo abrazo.
-Bucky- dijo mientras disfrutaba el calor de ese abrazo. Desde hace tiempo que no sentía aquella sensación tan mágica, era como revivir. Las mariposas volaron, su corazón saltó. Casi quiso llorar pero se negó a hacerlo. Siempre decía que lo extrañaba pero lo cierto es que no tenía idea de cuanto, no lo supo hasta que estuvo en sus brazos de nuevo- ¿Que, que haces aquí?
-Steve me dijo que viniera a visitarlo pero ahora entiendo porque- ambos se separaron pero seguían cerca el uno del otro, Bucky quiso acariciar su mejilla, Wanda quiso jugar con su cabello, pero ambos se resistieron- ¿Tu diseñaste todo esto?- preguntó señalando los bocetos en la pared
-¿Cómo lo sabes?.
-La firma, está siempre fue tu firma-señaló la WM en delicada caligrafía que adornaba cada esquina de cada uno- Son increíbles, parece que al final si lograste lo que querías.
-Lo hice- dijo orgullosa mientras acariciaba el delicado papel. Ambos se quedaron en un silencio incómodo. ¿Qué le dices a tu ex de hace tanto tiempo? ¿Porqué todo lo que creíste dormido, vuelve a renacer? Eran preguntas bastante intrigantes que probablemente se quedarían sin respuesta- ¿Y tú? ¿Lograste lo que querías?
Él se giró y la miró a los ojos. Hace cinco años se imaginaron reencontrandose y diciendo todo lo que habían hecho, pero la realidad era tan diferente- Tal vez, resolví algunos casos importantes en Siberia..
-¿FBI?- Bucky trato de disimularlo pero Wanda sonrió- ¡Lo sabía!- le dijo eufórica mientras lo abrazaba repentinamente, dejándolo helado, tanto, que Wanda se sintió incómoda y se alejó- Lo siento- le susurro tímida.
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Un final feliz
FanfictionWanda ha visto como sus amigos tienen su final feliz, pero el suyo sigue sin aparecer. Al menos, hasta que Bucky Barnes reaparece en la mapa y todos los sentimientos que creyó dormidos vuelven a despertar. Sin embargo, una fiesta, dos secretos bien...