Capítulo 3

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-Greace, levántate ahora.- Dice Jackson mientras me quita las sábanas de encima.
-¿Qué hora es? Ándate y dejame dormir- dije somnolienta.
-Las 7:30, párate rápido y deja de reclamar.
-Es sábado, ¿Dónde vamos a ir?- Pregunté con hastío.
-Sólo párate. Te espero abajo en media hora y espero que estés lista.- Dicho eso se fue cerrando la puerta con mucha más fuerza de la necesaria. Claramente ninguno de los dos amaneció de buen humor.

Me di un baño rápido, me vestí y desayuné. Cuando estuve lista fui donde estaba Jackson.
-Ya era hora. Te demoraste más de 30 minutos. Anda al auto
Lo ignoré, pero obedecí su orden. Salí de la casa en dirección al auto y me senté en el copiloto.
-¿Ahora si me vas a decir donde vamos?- Pregunté mientras se subía al auto.
No me respondió la pregunta, solo prendió el auto y comenzó a conducir.
Poco a poco comencé a reconocer las calles que recorríamos.
-Me quiero bajar.- Dije.
-Ya estamos llegando. No te vas a bajar ahora.
-Me quiero bajar- Repetí alzando un poco la voz- No quiero ir.
- Lo vas a hacer.
- ¡No voy a ir!
- ¡Si vas a ir!
Antes de poder responderle me percaté de que ya habíamos llegado. Jackson se bajó rápidamente de su asiento, abrió mi puerta y me agarró del brazo, apretandome con más fuerza de la que pensé que él tenía.
-¡Sueltame!
-¡Cállate y camina si no quieres que te aprete con más fuerza!
Comencé a caminar tan rápido como pude para que me soltara lo más pronto posible hasta que se paró en seco y me empezó a gritar;
- Desde que mamá se fue te has obsesionado con intentar encontrarla. No entiendes que no lo vas a hacer nunca. Te advierto que esto llegó hasta aquí.
La gente que se encontraba en ese pequeño parque nos miró con una mezcla entre susto y sorpresa en sus rostros, sin embargo nadie hizo nada.
-¡Eres una carga! Me tengo que hacer cargo de ti y todo lo que mamá dejo de hacer y no puedes ni siquiera comportarte como una persona normal.
Con cada palabra apretaba un poco más en agarre de mi brazo. Pero lo que realmente me dolía no era eso, sino que sentí que había un poco de verdad en sus palabras.
- Mamá nos dejó. - Continuó diciendo- Te dejó. Acéptalo de una buena vez.
Luego de una pausa estaba apunto de seguir gritándome pero Hira se presentó entre nosotros, obligándolo a detenerse, y realmente lo agradecí. Sentí que me estaba salvando de ese horrible momento en el que estaba.
Después de unos 20 segundos de silencio que me parecieron eternos, Jackson dijo:
-Greace, al auto. Ahora.- Soltó mi brazo y se puso en marcha en dirección a nuestro vehículo. Y yo sólo pude seguirlo.

Llegando a casa fui corriendo a mi habitación y cerré la puerta de un portazo.
Me intenté calmar pero no pude, estallé en llanto. Toda la rabia que me guardé mientras mi hermano me gritaba la descargue gritando contra una almohada y golpeando un cojín con toda la fuerza que pude conseguir.
Sentí mi teléfono vibrar en mi bolsillo, cuando lo abrí era un mensaje de Diego.

"No puedo ir a las 5 a tu casa, recordé que saldré con unos amigos. Pero puedo ir ahora ¿Te parece?"

Me quedé unos segundos pensando en qué contestarle, pero sentía que era el único a quien podía contarle lo que me pasaba sin tener que escondele nada. Así que le contesté

"Me parece bien, te espero."

Grito de iraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora