Capítulo 7

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DIEGO PATTERSON 

Desperté alrededor de las 7 de la mañana porque aún me quedaban algunas cosas que preparar para el vuelo, así que decidí dejar las cosas preparadas con ciertas horas de antelación para estar un poco más tranquilo al momento de irnos.

No puedo decir que me emociona la idea del viaje, pero siento que es algo que si no se concreta nunca dejará de atormentar a Greace, siento que por muchos cambios que trate de tener en su vida, siempre sería una herida que no sana, además, contra todos mis pronósticos, Hira no se lo prohibió. No quiero que mi amiga se eche para atrás, por lo cual a pesar de mis debates internos sobre si es correcto o no, intentaré que no se arrepienta, aunque siendo sincero, lo veo poco probable.


Cuando terminé de hacer mi maleta fui a prepararme mi café como todas las mañanas, meditando sobre lo que había ocurrido en los últimos días y las maneras en las que planeaba ayudar a Greace, ella apareció en la cocina con cara de no haber dormido nada.

-¿No descansaste anoche?

-Buen día a ti también, dormí terrible.

-¿Tienes tus cosas preparadas?- Pregunté cambiando el tema.

-Sí, el vuelo sale a las 4:00, deberíamos salir en un par de horas.

-Perfecto, almorzaremos temprano y nos iremos al aeropuerto- Ambos nos sonreímos y ella se dirigió rumbo a la cocina para prepararse su desayuno.


Estábamos terminando de comer una ensalada cuando ella comentó:

-Estoy muy nerviosa.

-Es normal, hace mucho tiempo que no la vez y de un día para otro irás a visitarla.

-Es que estoy demasiado nerviosa- Dijo haciendo énfasis en "demasiado", por lo que supe que se estaba complicando mucho.

-Donde termina el miedo, comienza la magia- Le dije mirándola a los ojos. Ella no respondió nada pero sus ojos castaños me comunicaron que mi comentario si la había tranquilizado.

Luego de unos minutos más de silencio, de golpe dijo:

-Le hablé a Jackson.

-¿Eh?

-Me sentía desbordada con todas estas emociones, pero sólo le dije que no me iba a ver en un buen tiempo y por fin iba a realizar lo que quería. Nada más.

A mí me pareció que se delató sola con ese simple mensaje, pero no se lo quise comentar, si decía que se sentía desbordada no quería agregar una emoción más, por lo que preferí quedarme callado y esperar que no sucediera nada antes de irnos.


Gracias al cielo que no pasó nada, pues llegamos al aeropuerto unas horas antes de nuestro vuelo, estábamos pasando justo a tiempo por la puerta de embarque y nos sentamos en nuestros respectivos asientos. Yo estaba al lado de la ventana escuchando música cuando ella me preguntó si podía escuchar también, así que me quité mi audífono derecho y antes de pasárselo cambié la canción por una que había escuchado algunas veces antes y que sentía que sería perfecta para ella en este momento. Sentía que calzaba a la perfección con el momento que estaba ocurriendo. Supe que acerté cuando ella con los ojos vidriosos me preguntó cómo se llamaba la canción.

-Torna a casa, de Måneskin.

Aunque la canción estaba en italiano, yo sabía que ella había aprendido algo de ese idioma durante los últimos años, por lo que sería capaz de entender la letra, así que observé como se acomodaba en su asiento y se dejaba llevar por la música que sonaba por nuestros oídos.

Grito de iraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora