Capítulo 4

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Sonó el timbre y transcurridos unos segundos tocaron a la puerta de mi habitación.

-Pasa.- Dije, sentada en el borde de la cama y secándome algunas lágrimas que corrían por mis mejillas.

-Hola- Diego entró a mi habitación con una gran sonrisa y su pelo castaño claro algo despeinado. Aunque la curvatura de sus labios se borró al instante en que se percató de las lágrimas en mis ojos. Con preocupación se arrodilló frente a mí- ¿Qué pasa, Greace?

Mi llanto se volvió aún más fuerte, a lo que él respondió sentándose a un lado mío y rodeando mis hombros con su brazo. Giré mi cabeza y nuestras caras quedaron frente a frente.

-Oye, tranquila. No sé qué está pasando, pero dímelo y trataremos de solucionarlo.- Habló mientras me miraba a los ojos.

-Jackson... hoy me despertó temprano y me llevó al parque donde iba con mi mamá los domingos cuando ella seguía aquí- Conté mientras seguía llorando.- Me dijo que tenía que dejar de buscarla, y sé que otras personas me han dicho lo mismo muchas veces, pero él no me lo estaba aconsejando y me hizo sentir tan mal.- Lloré aún más fuerte, y cuando estuve preparada para seguir hablando continué: - Me gritó que mamá me abandonó, que soy una carga para él, me dejó muy en claro que soy una tonta por perseguirla, por intentar que todo sea como lo había sido. Como era hace 6 años. Pero lo que me hizo sentir peor fue que sentí que lo que me decía era cierto.

-Mírame. Jackson nunca debió tratarte de esa forma, tú nunca merecerías sentirte así. Y no hay nada de verdad en lo que dijo, porque a veces, aunque las palabras sean ciertas, no es la forma o el momento de decirlas... y eso las vuelve nulas.- Dijo mientras me secaba unas lágrimas con su dedo pulgar. Cuando terminó de hablar lo abracé y hundí mi cabeza en su cuello y él me tocó el pelo con su mano.- Greace, esto ya pasó de nivel, debes irte y sabes que mi puerta estará siempre abierta.


1 hora después ya tenía mi maleta lista y estaba preparada para irme con Diego unos días. La conversación que tuve con él me tranquilizó y pude dejar de llorar y concentrarme en lo que más me importaba en ese momento. Irme.

Jackson salió de casa unos minutos y los aproveché para escribir una nota y dejarla en la cocina para que la viera cuando llegara.

-¿Por qué hacer eso con lo mal que te ha tratado?- Dijo Diego con curiosidad.

-Porque aún me queda algo de cordura.- Respondí y le sonreí, a lo que él contestó con una risa. Coloqué el papel en la encimera y salimos de la casa.

"No te daré explicaciones, pero que sepas que no planeo volver.

-Greace"

Subimos mis maletas a su auto y cuando ya estábamos instalados en los asientos del mismo, me miró fijamente y me dijo:

-¿Lista?

-Muy lista.


Jackson tardó 20 minutos en darse cuenta de mi ausencia y mandarme mensajes y llamarme como un loco, aunque a esas alturas, yo ya estaba deshaciendo mi maleta. No tenía la intención de contestarle ni una de sus llamadas, así que lo bloqueé de mis contactos. Para bloquear sus mensajes tuve que abrir y el chat y, no lo negaré, leí algunos.

"Sin ni no vas a sobrevivir ni un día"

"Ya te imagino rogándome que de te deje entrar otra vez a la casa"

"Con razón mamá te abandonó. Eres realmente insoportable"

Que se joda.

Él ya sabía que no quería volver y no haré a hacer caso a nada de lo que me dijo. No estoy dispuesta a dejar que me traten así de nuevo. Diego tenía razón. Poco a poco empezaré a valerme por mi misma. Y partiría ignorando a mi hermano y a todo lo que él supone y ya había dado el primer paso, no retrocedería ahora.

Y antes de cerrar el chat lo bloqueé.

Y dentro después de mucho tiempo, sentí que me quitaba un peso de encima, uno de los muchos con los que cargaba a mis cortos 19 años. Pero mientras se me ocurría que otra cosa hacer para tomar las riendas de mi vida, decidí tomar una siesta.

Si lo pienso bien no fue una buena idea.

No soy una persona que suele soñar, pero por algún motivo esa vez si lo hice. Soñé con mi madre, que revivíamos los recuerdos más lindos que tengo de las dos, pero luego se alejaba mientras yo intentaba hacer que se quedara, luego un humo negro me nubló la visión y dejé de verla. 

Desperté, algo agitada y asustada por lo vívido que había sido ese sueño. Aunque la verdad no sabría si calificarlo como sueño o pesadilla.

Grito de iraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora