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No te rindas.
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A la mañana siguiente, la Uzumaki despertó con muchos ánimos, ya que hoy empezaría el entrenamiento con Kurama y así podría volverse más fuerte para proteger a las personas que le importaban.
Pobre, no sabía lo que le esperaba.
NARUKO.
Estoy muy emocionada, ya quiero empezar el entrenamiento. Mm me pregunto como será -le corre un escalofrío-.
Tengo un mal presentimiento sobre esto... Nah, solo deben de ser cosas mías, ¿cierto?
Horas después ⏰
──¡Maldición! Voy a llegar tarde, iruka-sensei me va a regañar... de nuevo. ──Terminando de comerme una tostada y tomarme un jugo de naranja──. Si me doy prisa, quizás no llegue tarde y me de tiempo de hablar con mis amigos un rato.
...
Usando su velocidad Naru llegó en un tiempo récord a la academia, al entrar al aula suspiró de alivio al no ver a Iruka-sensei ahí, sin más se dirigió hacia sus amigos con un sonrisa.
──¡Hola chicos! ¿Cómo están? ──con su habitual sonrisa, pero se notaba más feliz de lo habitual.
──Hola Naru, bien, ¿y tú?
Con una sonrisa al ver siempre la buena actitud con la que estaba su mejor amiga.
──De maravilla, Hinata-chan.
──Eso se puede ver a kilómetros, problemática'. ──Habló con pereza, pero con una ligera sonrisa.
Naruko, al ver la actitud de su amigo, solo río entre dientes, a él todo le parecería problemático, era un vago digno de ser un Nara.
──¿Y a qué se debe tu entusiasmo Naru?
Pregunta el Akimichi comiendo unas papas.
──Cierto, pareces más emocionada y feliz que de costumbre. ──Interroga el Aburame a la rubia de mechas rojas.