Amaris.
Trato de identificar la voz, de la persona que habló hace apenas unos segundos, pero no logro reconocer de quién se trata.
—¿Quien eres? ¿Nos conocemos? — pregunto luego de unos segundos de silencio.
Ahún sostengo el fragil palo entre mis manos <<como si eso fuera a servir de algo>>. Estoy segura de que si ejerzo, solo un poco mas de presión sobre este, se desarmaría en pedazos.
(Pero las personas de adelante no tienen como saber eso, así que no pienso soltarlo)
Las linternas están en el piso, apuntando en otra dirección y siendo completamente inútiles.
Puedo asegurar que és un hombre por su timbre de voz. Sin embargo, no se oye como alguien con quien haya mantenido una comversación alguna vez.
De ser así, lo recordaría.
Desconfiada, mantengo a Aysel detrás de mi.
Algo como una pequeña risa se oye a unos pasos de nosotras.
—Tú a él no. Pero él a ti, si que te conoce...— habla una segunda voz masculina
Son dos hombres.
¿Que...acaba...de decir...?
No tengo tiempo de pensar demasiado, ya que un golpe, seguido de un alarido de dolor. Vuelven a llamar mi atención.
No sé que es lo que está pasando, no logro ver nada y el que Ays clave sus uñas en mi espalda, tampoco está ayudando.
Está asustada, lo entiendo. Pero estoy tratando de mantenerme tranquila y no perder la cordura. Necesito que se calme.
—Creo que nos vimos una vez — dice el primer sujeto.
Una corriente helada me recorre la espalda.
<<Ahí está otra vez...esa sensación...>>
—Puedes soltar el palo Amaris. No hay peligro con nosotros.— habla la misma voz.
Soy una chica desconfiada, ¿Ya se los había dicho?
En cualquier otro momento, lugar, y con cualquier otra persona. Habría reaccionado de una forma completamente diferente.
Habría corrido, gritado, golpeado. O hasta, puede que hiciera todo eso a la vez.
Sin embargo esta vez no lo hice, por algún motivo que desconozco yo elegí confiar en ellos.
Lentamente dejo el palo en el suelo, sintiendo el peso su mirada.
Una mirada que me resulta espeluznántemente familiar, una que me proboca cosas que ninguna otra ha hecho.
<<Es él.>>
Es la persona que me ha observado infinidá de veces desde las sombras.
Esa a la que he buscado con la mirada por los alrrededores, con la esperanza de encontrar, sin éxito alguno.
<<Tú a él no, pero él a ti si que te conoce>>
Tantas veces imaginando ¿quien podría ser?...Creyendo que comenzaba a volverme loca.
Y ahora está aquí. Frente a mi. A solo unos pasos de distancia.
Solo debo alumbrar en su dirección, para llegar al fondo de todo esto.
Una repentina (y absurdamente conocida) oleada de nervios, me inunda.
La sangre comienza a bombear mas rápido, el aire parece volverse mas pesado y cada extremidad de mi cuerpo ormiguéa.
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Miradas Oscuras (En proceso)
De TodoAmaris y Aysel se ven obligadas a ocultarse de los monstruos de su pasado. Cuando los creían enterrados, estos vuelven a aparecer obligándolas a tomar medidas de seguridad. Pero ya no estarán solas en esto. En el transcurso conocerán a personas, que...