"¿¿¿???" (Capítulo 7)

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Amaris.

De pequeña mamá solía decirme, que no había por qué temerle a los monstruos horribles que salían en las películas de terror. Que los que de verdad debían asustarme, de los que tenía que mantenerme alejada y correr en dirección contraria, eran aquellos que se escondían tras una máscara bonita.

Aquellos que te atraían con su belleza, envolvían con sus encantos, atrapaban en sus redes y destruían poco a poco desde dentro...

No lo entendía. ¿Cómo algo que resultaba tan agradable a simple vista, podía ser tan peligroso?

Todas esas cosas que ella solía decir, resultaban tan complejas de entender en aquél entonces.

Arranco la hoja de mi libreta, haciéndola un bollo y echándola a la basura.
Hoy es uno de esos días en los que no puedo dibujar. Todos son rayas y garabatos, sin significado ni forma alguna.

Recuerdo como si fuera ayer, la primera vez que noté que en verdad era buena para esto. Los padres de Aysel habían discutido y ella había escapado de casa para no escucharlos. Llegó con el rostro empapado de lágrimas, la naríz y los ojos rojos — Quie-ro... que-darme aquí...esta no-che...— dijo con la voz entrecortada por los espasmos del llanto. Solo asentí y me hice a un lado para que trepara por la ventana. Esto ya era algo normal para nosotras, sus padres peleaban a menudo y ella buscaba refugio en mi habitación. No hablabamos, solo nos quedábamos ahí, juntas, mientras una que otra lágrima silenciosa rodaba por su mejilla.
Entonces tomé una libreta de hojas lisas, un lápiz cualquiera  y la dibujé. No tenía idea de que el resultado sería tan bueno. Se podía apreciar cada facción de su rostro, cada pequeña peca, cada lágrima y lo mas sorprendente fue que se podía leer claramente el dolor, la angustia y el remolino de emociones con el que cargaba esa pequeña, delgada y frágil niña. El dibujo era bueno, pero lo que veía a través de el...No. No me gustó para nada, me dolía, ella sufría y no me gustaba ver eso, así que lo quemé.

Clavo mis ojos en ella, y noto que está escrutándome con atención desde el piso— ¿Un bloquéo?— cuestiona. Está recostada sobre una fina manta, con el estómago hacia abajo y moviendo distraídamente los pies en el aire. Ente sus manos lleva uno de los libros de la saga "Crepúsculo", que estoy segura y ya ha leído como diez veces.

Cierro mi libreta de mala gana dejándola a un lado.

— Eso creo...— respondo bajando de la cama para tumbarme a su lado.

Permanecemos así, una junto a la otra, en completo silencio, como solíamos hacer siempre que las cosas no estaban del todo bien, pero ninguna se animaba a comenzar ha hablar sobre el tema.

—Es el tercero en esta semana — remarca luego de un rato.

Y tiene razón. Esto no suele pasarme muy seguido, pero cuando pasa me lleva tiempo volver a dibujar.

—Llevas la cuenta...— comento — ¿Has estado prestándome atención?

— Siempre te presto atención — se defiende — Vamos... Cuéntale a tu amiga psicóloga lo que te sucede — me anima.

—¿Y esa amiga vive muy lejos...? Por que tengo prisa— la molesto, ganándome un manotazo en el brazo de su parte.

Abre la boca con falsa indignación — Yo soy tu amiga psicóloga — sonríe con suficiencia — Y estoy aquí, así que aprovéchame y habla...— dice incorporándose y cruzando los brazos para mirarme directamente a la cara.

<<O no...>> <<Esa es su pose analítica>>

—¿Sabías que leer un par de libros de psicología no te convierte en psicóloga verdad...?— pregunto elevando una de mis cejas.

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2021 ⏰

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