Capítulo 1

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- Entra.

Teniendo el permiso del profesor, me adentré a la habitación e inevitablemente todos los pares de ojos se enfocaron en mí. Los murmullos de mis compañeros de clase fueron lo único que se percibía antes de que el profesor me dictara a presentarme.

- Soy Langa Hasegawa – Comenté después de escribir mi nombre en el pizarrón.

- ...

- ¿Algo más que anheles contarnos?

- ¿Tengo que comentar algo más?

- En efecto. Queremos conocer al nuevo integrante del salón – Se apoyó del escritorio en la espera de mi respuesta.

- Vengo de Canadá.

- ...

- Siéntate, muchacho. No te voy a forzar para que hables – Sostuvo mi brazo mientras buscaba un lugar vacío – ¡Oh! Al lado de Kyan hay un asiento libre. Toma ese.

- ¿Kyan? – Volteé mis ojos en busca de la persona a la cual se refería.

- ¡Sí! El muchacho pelirrojo de esta última fila – Señaló a un compañero recostado en su asiento – Siéntate adyacente a él.

- Claro – Transité entre las sillas hasta alcanzar la mía y marchar a establecerme.

- Muy bien. Ya que todos se encuentran aquí, empezaremos la clase. Saben cómo funciona mi curso, yo escribo y ustedes van a mi ritmo. Pero cuando acabe y me dirija a explicarles, no quiero ver a nadie escribiendo... ¿Entendieron? – Giró en dirección al pizarrón a la vez que la gran mayoría soltaba un sonido de disgusto a causa de sus palabras.

Saqué mi cuaderno y me dispuse a escribir lo que el profesor plasmaba al frente; no obstante, el caer de un lapicero distrajo a mi mente de su propósito.

- Nuevo – Roté mi cabeza hacia el chico aledaño a mi asiento – ¿Me puedes pasar el lapicero situado bajo tus pies? Se me cayó por accidente.

Como no me costaba nada ayudarlo, le di el lapicero y él me lo recibió con una sonrisa.

- Gracias, ... – Vio mi nombre que todavía no era borrado y enseguida me agradeció – Langa.

- De nada.

Volvimos a lo nuestro y yo escribía en sincronía a lo que mi mente intentaba proyectar en mi cabeza.

Mi llegada a Okinawa se dio por una cosa, el fallecimiento de mi padre tras un accidente automovilístico. Mi madre que intentó sobresalir en Canadá, no pudo... Lloraba cada que tenía que volver a la casa, los dolorosos recuerdos lograban invadirla y la entendía porque después de todo a quien perdió era su alfa... El hombre que le juró un eterno amor hasta su último suspiro de vida.

Fue por eso que tuvimos que retornar a su lugar de nacimiento, pues un alrededor que nos trajera melancolía solamente nos dejaría estancados. Teníamos que seguir con nuestras vidas a pesar de la tristeza que nos rodeó unas buenas semanas, ella buscaría un trabajo de enfermera que no le quitara la convivencia conmigo y yo únicamente tendría la labor de enfocarme en mis estudios.

- Langa.

No deseaba causarle problemas.

- Langa.

Saldríamos adelante los dos juntos sin importar que ahora mismo tuviera doce años.

- ¡Langa!

La desdicha de un amanecer (SK∞ the Infinity)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora