alfa² / jihan

4

—Pues si, suena un poco extraño —dice Mingyu, un alfa que es otro de mis mejores amigos, mientras mete un puñado de palomitas acarameladas a su boca.

Hago una mueca cuando el aroma de la comida, dulce y empalagoso, ataca directo a mis fosas nasales.

Los aromas dulces no eran particularmente de mi agrado; excepto el de Jeonghan.

El aroma de él me encanta y hace a mi lobo agitar la cola de sólo imaginarlo.

—Lo sé. Jamás creí que me sucedería algo así —admito mientras me incorporo sobre la alfombra de mi habitación. Mingyu sigue mi ejemplo y también termina sentado, lo que me tranquiliza un poco, ya que era bastante probable que se ahogara comiendo acostado.

—Pero hey, mira el lado positivo —dice —; los alfas son menos irritables que los omegas.

Yo ruedo los ojos. —Lo dices porque a ti jamás te ha gustado nadie —reprocho.

—Lo digo porque es la verdad. Jamás saldría con nadie, mucho menos con un omega. Quizá con un beta podría pensármelo...

Lo callo antes de que siga hablando cuando mi celular suena con una notificación de mensaje.

—Jeonghan me pide que lo acompañe al centro comercial —explico al moreno, emocionado.

Mingyu come una palomita más. —Woah, ninguno de los dos pierde el tiempo —se burla.

Medio sonrío ante la broma. Lo obligo a acompañarme aunque sea solamente de pasada. Sinceramente muero de ganas por que conozca a Jeonghan y le agrade tanto como a mi.

Jeonghan está sentado en una jardinera fuera de la plaza cuando llegamos, lleva el cabello, que le ha crecido un poco, atado en una colita con un lazo rojo, y se mira tan bonito que podría llorar.

—Hola —lo saludo con cariño. Él alza una ceja cuando su mirada encuentra a mi acompañante —. Él es Mingyu, mi mejor amigo —presento con emoción, como un niño pequeño mostrando su muñeca favorita.

—Ah, es un placer —saluda el más alto mientras ofrece su mano al contrario.

El rubio sonríe imperceptiblemente y acepta la mano. —Mi nombre es...

—Él es Jeonghan, mi alfa —suelto, y me tapo la boca con vergüenza por lo que mi lobo ha dicho.

—¿Desde cuándo tienes un alfa? —pregunta la vocecita que distingo cómo el hermano de Jeonghan de pronto.

Las mejillas de Jeonghan están tan rojas como (asumo) que está mi cara entera.

—Yo no... uhmm... —A pesar de que trata, Jeonghan no logra explicarle mi error a Seungkwan, que continúa mirándonos expectantes.

—Aún no están saliendo —se atreve a explicar Mingyu por ambos al pequeño omega.

—Ah. Aún —repite Seungkwan con una risilla.

—Bueno, a lo que veníamos —dice Jeonghan después de recobrar la compostura —. Seungkwan quería venir al cine, así que pensé que sería buena idea invitar a alguien más.

El omega sonríe antes de atreverse a volver a hablar. —Como que cambié de opinión. —Me echa una mirada rápida y guiña un ojo. —Mejor regreso a casa y ayudo a preparar la cena de hoy. Mingyu, ¿verdad? —voltea a ver a mi amigo y la cara del más alto se funde en incomprensión. —¿Por qué no me acompañas?

Mingyu está a punto de negarse, tan seguro de sí mismo que da un paso hacia atrás, pero la pequeña mano del omega apresa su muñeca y, como si fuera alguna clase de valeriana, el moreno se calma con aquel sutil toque.

Cuando Seungkwan ha desaparecido junto a Mingyu, tomo asiento junto a Jeonghan por fin.

—Lamento eso, ya sabes —me disculpo, sin atreverme a mirarlo.

De pronto él suelta una carcajada y me golpea el hombro con poca fuerza.

—Está bien... tampoco es como que me haya molestado —murmura desviando la mirada hasta nuestras manos, que ha entrelazado sin que yo lo haya notado —. Ahora no lo hagas un gran escándalo —dice.