Tan Solo Una Nerd -Luke hemmings y tu-

Capiulo 5

-¡Dusty!- escuché resonar la voz de Luke por el pasillo.

Ignoré su grito extraño. ¿Quién rayos se podía llamar Dusty y qué estaría haciendo en esta casa? Además, ¿cómo perder a una persona? Bufé y seguí viendo al Gatito. ¡Era un amor! Me moría por saber su nombre. O tal vez no tenía dueño... ¡Oh Por Dios! ¡Un Gatito para mí! Me albergaba la alegría de tan sólo pensarlo.

El griterío de Luke seguía escuchándose por toda la casa. ¿Es que este chico jamás se cansaba de gritar? Buscaba a alguien llamado Dusty, en una casa, a gritos... ¿¡Es que era imbécil o qué!? Ah, verdad, que era el simio más idiota del mundo. Pero claro, y yo preguntándome si era imbécil o no: ¡Claro que sí!

Seguí jugando con el Gatito. Era un amor de animal. Era tan tierno, tan suave, tan encantador, tan... tan Gato. Supongo.

-¡¡¡DUSTY!!!- y Luke ya llevaba más de una hora gritando por la casa, llamando a alguien que seguramente jamás aparecería.

Los pasos fuertes y pesados de Luke subiendo por las escaleras, al parecer espantaron al pobre, por lo que se escondió debajo de mi cama. Oh, perfecto, ¿ahora tendría que buscarle? Solté un suspiro y me agaché.

Rayos, el espacio entre la cama y el suelo era bastante estrecho. Tendría que arriesgarme. El gato estaba hasta el fondo, por lo que tuve que empezar metiendo mis brazos, luego mi cabeza y... quedé atrapada porque no podían pasar mis hombros.

Simplemente perfecto. ¿Se pueden imaginar a una chica debajo de un cama, a la cual se le veían las piernas, la espalda, pero no los brazos ni la cabeza? Raro. Pero Luke no tenía que imaginar nada, ya que él... él había entrado a la habitación (sin permiso) de repente y encontrándome en aquella situación.

Vergüenza total.

Escuché cómo Luke intentaba reprimir la risa.

-¡Cállate, maldito, y ayúdame a salir de aquí!- chillé alterada y moviendo los brazos y piernas ridículamente, haciendo que Luke soltara una carcajada.

-Lo siento, no ayudo a chicas tontas- dijo él burlonamente y me dieron ganas de golpearlo.

Pero no podía.

-Ayúdame a salir de una vez por todas y déjame en paz- demandé furiosa tratando de fulminarlo con la mirada.

Pero no podía.

-Olvídalo, yo mejor te dejo en paz ahorita y sigo buscando a Dusty. ¡Hasta luego!- dijo él divertido y estaba a segundos de irse cuando no tuve otro remedio que...

-¡Maldición, Lucas, estúpido! ¡Ayúdame!- grité furiosamente. Estaba segura de que hasta los vecinos me habían escuchado.

-Anda, {tn}__, que no me llames Lucas- dijo Luke escuchándose como un niño pequeño-. Y no te ayudaré, mejor tú sálvate. Con ese grito de seguro los vecinos escucharon, ellos vendrán a rescatarte- se burló Luke irónicamente.

Maldito simio idiota.

-Anda, por favor, LUCAS, ayúdame- murmuré tristemente escuchándome como una niña de seis años.

-No, Poopey- dijo él burlonamente y logré calcular suficientemente bien como para darle una patada con mi pierna-. ¡Auch! Maldición, estás jodidamente loca.

-Y tú eres un simio idiota. Ahora ayúdame a salir- demandé nuevamente y Luke, luego de resoplar aburrido, me ayudó a salir.

Solté un suspiro al verme entera afuera de ese horrible lugar que había entre la cama y el suelo. ¡Era libre! Por un momento había creído que moriría allí estancada.

En eso, por haber salido yo, el Gatito salió de su escondite. Luke y yo observamos al Gatito, pero luego de unos segundos, la mirada de Luke se fijó en mí, luciendo totalmente molesto.

-¿Qué?- cuestioné sin entender la razón de su expresión.

Él apuntó al gato con su dedo índice.

-¡Dusty!- me dijo él furioso y cortante.

-... Oh- dije estúpidamente dándome cuenta de la situación.

-¡Raptaste a Dusty!- me acusó infantil Luke.

Ahora entendía por qué su madre lo llamaba "bebé".

-¡No secuestré a Dusty!- dije con el ceño fruncido.

-Cállate. ¡Hereje!- me acusó nuevamente y yo rodé los ojos.

Qué estúpido era, y para remate me llamaba "hereje". Ese chico era patético al nivel cien.

-No me robé tu gato, él vino solo. Ahora, ya, da igual- dije restándole importancia.

¿Cómo se le ocurría que había robado a un gato así como así? Es que este chico de verdad era un total estúpido.

-¡Ladrona!- se quejó con ceño fruncido mientras me señalaba con su dedo índice.

Bajé su dedo, lo miré enfadada a los ojos y respondí con un tanto ridículo:
¡Simio!