𝐌𝐨𝐫𝐞 𝐭𝐡𝐚𝐧 𝐄𝐱𝐩𝐞𝐜𝐭𝐞𝐝| Donde Ailish Tamar Goyle ayuda a Harry Potter en sus aventuras o en donde Harry Potter ayuda a Ailish Tamar Goyle a arreglar su vida.
┏━━━━━━━━━━━━━┓
GOLDEN TRIO ERA
HARRY POTTER X...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La noche se hizo presente y el trio de dos Hufflepuffs y una Slytherin se dirigió al Gran Comedor. Una vez dentro vieron que el Gran Comedor, iluminado por velas, estaba casi abarrotado. Habían quitado del vestíbulo el cáliz de fuego y lo habían puesto delante de la silla vacía de Dumbledore, sobre la mesa de los profesores. Fred y George, nuevamente lampiños, parecían haber encajado bastante bien la decepción. Cedric y Edan se dirigieron hacia donde los tejones, mientras que Tamar tomaba su ya habitual asiento al lado de Theodore.
Como era costumbre Daphne, Theo y Astoria hablaban de cualquier cosa mientras Tamar se hundía en sus pensamientos. Cedric era quien ocupaba la mayor parte de su mente en ese momento, realmente quería apoyar las ideas y decisiones de su amigo, pero todas las posibilidades viajaban por su cabeza haciéndola creer que no era buena idea que fuera elegido por el cáliz. Ella sabía que aunque le planteara su posición a Cedric, no habría nada que hacer, Dumbledore dijo que la decisión era irrevocable.
Ailish salió de su transe cuando Theo la empujó un poco con el hombro, cuando iba a comenzar una infantil pelea con él pudo ver como las hermanas Greengrass señalaban detrás de ella.
—Señorita Goyle.
Esa era, ¡esa era la voz del profesor Dumbledore!
Como si tuviera un resorte en las piernas, se levantó rápidamente y se giró hacia él. —Profesor Dumbledore –dijo mientras su respiración se hacía pesada.
—¿Sería tan amable de acompañarme un momento? –preguntó amablemente.
Tamar asintió torpemente. —Claro.
Dumbledore se encaminó hacia la salida del comedor con Ailish siguiéndolo. Las miradas curiosas de todos los alumnos, he incluso de algunos maestros, no se hicieron esperar. Tamar miró hacia la mesa de Hufflepuff y pudo ver la confusión en los ojos de sus tejones.
—¿Qué hiciste? –preguntó Edan sin provocar sonido.
—No lo sé –respondió igualmente encogiéndose de hombros.
Ailish siguió caminando hasta que el profesor Dumbledore le abrió la puerta, ella salió y sus nervios se triplicaron.
«¿Qué hice ahora?, ¿Se habrá enterado de lo de las pociones?»
—Tengo mucho tiempo sin hablar con usted señorita Goyle.
—Desde segundo profesor. Le juro que no he vuelto a poner «pica pica» en la túnica de Malfoy.
El director rio un poco. —Lo sé, no hay nada de lo que deba preocuparse, ¿o hay algo de lo que deba hacerlo?
Ailish negó con la cabeza. Dumbledore siguió. —Primero que nada, señorita Goyle, quiero felicitarla por la poción envejecedora, realmente es de las mejores que he visto, igual que el filtro de muertos en vida.
