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Iida observaba atentamente al hombre que se encontraba siendo interrogado en la sala especial. Junto a él estaba un especialista en lectura corporal y una psicóloga. El espejo separaba las salas y les permitía estar al tanto de la situación. Su compañero estaba con el sospechoso Tomura, el chico era algo problemático, había tenido algunos antecedentes relacionados con algunas idols conocidas y habían incautado la computadora, comprobando así algunos, por no decir bastantes mensajes hacía Deku.

-Ya le dije que no le hice nada, es muy fácil atacar. - Dijo el peliblanco. Iida frunció el ceño ante el comentario y su compañero masajeó el puente de la nariz frustrado ante la actitud del chico.

-¿Y por qué dices eso? ¿Cómo sabes que es fácil atacar? - preguntó y por respuesta el peliblanco solo levantó los hombros restándole importancia al comentario. - ¿Quién crees que lo pudo haber hecho?

Shigaraki río. - ¿Eres tonto? - dijo burlesco. - La maldita es una Idol, está buena y es tonta hasta los huesos. - el tono despectivo y crudo en el que lo dijo causó que los especialistas tomaron nota de dicha actitud. - Hay muchos enfermos afuera disfrazados de ovejas y ustedes, estupidos policías solo buscan a los que nos mostramos cómo somos. - Exclamó molesto.

En ese momento un policía entró y se dirigió a donde estaba Iida. - Capitán Sawamura, ya confirmamos la coartada de Tomura. Si estaba en Villian bar, hay varios testigos oculares y las cámaras también lo confirman. - dijo el joven oficial. Iida no ocultó su molestia. Y dio por terminada la interrogación no sin antes dejar a Tomura con los especialistas para seguimiento.

Cada segundo valía.

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Kirishima sacó un par de cervezas del refri y se dirigió a la sala para acompañar a su novia. Mina estaba realmente afligida por la situación, ella era la última persona que había hablado con Deku. "Saldré a la convini, ya seguimos hablando" ese había sido el mensaje. Mina lo observaba todas las noches, mirando sus respuestas sin contestar, con la esperanza de que en algún momento se confirmara la lectura, la respuesta, pero nada había pasado.

El pelirrojo dejó una de las bebidas en la mesita y con la mano desocupada le quitó el teléfono.

Mina hizo un poco de resistencia, pero no pidió que se lo devolvieran, conocía la respuesta que tendría y su novio tenía razón, no era bueno para su salud mental ¡Esa situación no era buena! Recibió la bebida que Eiji le ofreció y se acercó a su hombre cuando este se sentó al lado de ella. - ¿Por qué no la encuentran? Ya pasó una semana más. - sollozó. - Si tan solo la hubiera invitado a comer algo, si hubiera insistido.. Ella...-

-Cariño, no sigas. Por favor. - Claro que él estaba preocupado, era el representante de la chica desde hacía más de 6 años, la conocía desde pequeña. - Solo podemos esperar. -

El teléfono del chico sonó y ambos se sobresaltaron, Eiji dejó la botella caer y salió en dirección al aparato que estaba en la cocina, Mina le siguió y quedaron petrificados al ver la imagen que había recibido.

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-¡Inko-sama! - exclamó la mucama al ver desvanecerse a la mujer de cabellos verdes. Hace unos segundos la mujer había recibido un mensaje, corrió a auxiliarla y en ese mismo momento llegó Yagi con el telefono en mano y realmente afectado. Corrio hasta donde estaba su esposa y corroboro el movíl de ella, efectivamente habían recibido la misma imagen. ¡Su pequeña! ¡Cómo se atrevian a hacerle eso a una niña!. La imagen era impactante, la joven estaba amarrada y en ropa interior, su boca estaba cubierta por cinta y se notaba que habia llorado, tenia algunos morados en su cuerpo y su rostro se veia agotado. Junto a la imagen solo había una oración "One for me" esa oración era el titulo de una de las canciones más famosas del grupo de chicas.

-¡Llama al capitan! - exclamó el rubio a su guarda y levantó a su esposa del suelo para dejarla en la cama.

La joven tomó el telefono y observó la imagen. - Izumi-san...- sollozo tambien al ver a la chica, no podía ni imaginar lo que la chica estaba pasando en ese momento. Sintió la mano de Yagi en su hombro, su jefe estaba temblando y su cara mostraba dolor y desespero. - Llama al doctor, por favor. - Tomo el telefono y lo apretó en sus manos. - Dios, Izumi...-

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Con fuerza rompió el telefono y la tarjetita, las boto al rio y sonrió con maldad mientras le daba una calada al cigarrillo que estaba pronto a acabar. Se relamió los labios al saber que la chica se encontraba aun amarrada y semidesnuda en aquel cuarto. Recordó cómo la joven luchó con fiereza para no dejarse tocar, pensaba que era más debil, pero en esos dos meses descubrio que no era así, pese a tener un cuerpo esbelto y delicado la joven peliverde tenía buena resistencia, sabía que eso era por los arduos entrenamientos y practicas que las Idols llevaban. Para nada debil era, y eso le prendía más, quería verla romperse lentamente, anhelaba el momentó de poder tomarla y hacerla suya. Solo necesitaba más gente para el envivo de la bajas redes. Ganaría mucho dinero por solo cogerse a una chica.

Bueno...no solo una chica. SU CHICA.

Solo para mi. (hiatus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora