Había cambiado de opinión, si iba a ser sincera con Joseph sería sin Marco ahí. A pesar de que insistió, y más después de haber escuchado la historia completa de lo que pasó en aquella oficina, igual me negué. Ya estaba calmada, ya estaba decidida, y le dije que con él allí no podría hacerlo.
Los rayos de sol se reflejaban en mi rostro, dándole un aire animoso, no todo es lo que aparenta después de todo, las aves volaban más allá del alcance de mi visión, a mi paso podía vislumbrar a los niños jugando, disfrutando de la infancia que no se me dio la oportunidad de tener, el aire olía tan fresco, combinaba a la perfección con el vaivén de las hojas de los árboles. Ante la vista común este sería un paisaje perfecto, tal vez un día ideal para un picnic..yo lo notaba más bien taciturno. Tal vez no fue la mejor idea negarme a ser llevada por Marco en el auto e ir en autobús, tampoco lo fue el decirle que podía hacerlo sola porque verdaderamente...no podía, pero sabía que era lo que debía hacer. Nunca antes había montado en autobús, Marco me ayudó a saber en cual subirme para arribar a mi destino, es un tanto relajante, ver a todas esas personas, pensar en cuantos problemas han de tener, esbocé una pequeña sonrisa solo de pensar en lo minúsculos que son probablemente al lado de los míos. También me puse a analizar por qué se montaban en el autobús, pude ver a una anciana cargando un carrito, obviamente no se podía permitir un auto, a la cual un joven como de mi edad que regresaba al parecer del colegio le cedió un asiento, también vi a una pareja dormida, sus cabezas encajaban una encima de la otra, había una madre que llevaba a su niña sentada en las piernas, la niña miraba por la ventanilla, admirando la belleza del mundo exterior completamente anonadada. Le tuve envidia, demasiada la verdad, extraño esos cortos momentos en los que fui ella, sentada en el auto junto a mi madre, asombrada por cosas tan pequeñas como una mariposa volando o un perro halando a su dueño. Sumergiéndome en el pasado debido a lo nostálgico del ambiente hizo que el presente se me escapara entre los dedos, antes de percatarme ya tenía que bajar. Aquel portón se veía increíblemente más grande de lo que lo recordé en el momento, pensé por un segundo que estaba en el lugar equivocado, pero no era así. Los fuertes latidos de mi corazón me evidenciaban que estaba en el lugar correcto, era casi gracioso, mi cuerpo ya sabía lo que iba a pasar, reaccionaba de acuerdo a la situación. Toqué el timbre con un poco de pavor e incertidumbre, y mis brazos comenzaron a temblar en el segundo en que una voz femenina respondió a mi llamado.
– ¿Quien es? – preguntó aquella áspera voz.
– Me llamo Lizzy, soy amiga de Joseph. ¿Está él en casa? – contesté endulzando de forma inesperada mi voz.
– Un momento por favor – dijo la mujer que asumí que era su madre.
De repente el portón se comenzó a abrir causando mi sobresalto, y una mujer de aspecto firme e impasible se asomó, me inspeccionó de arriba a abajo y me señaló mi camino hacia dentro.
– Puedes sentarte – dijo aquella esbelta mujer señalando al ya familiar sofá con bellos cojines.
Miré a los lados y finalmente me senté, observando como se perdía entre las paredes de la enorme casa. Miré alrededor, pude ver por un segundo la foto de un pequeño niño y su padre, el padre desordenaba el cabello del hijo, que llevaba puesto un uniforme de baseball, parecían felices. Recordé entonces la imagen de la niña y su madre, luego recordé a mi madre y a mi, me sentí tan miserable, pensando que yo le arrebaté tal felicidad a un niño pequeño. Mi vista que se encontraba absorta en las lozas del suelo se elevó, al escuchar una voz ya familiar y cálida llamar mi nombre. Mi recibimiento fue con una gran sonrisa, una euforia casi incomparable, el primer pensamiento en mi cabeza fue el no merecerme tal calidez y amor, y menos sabiendo la bomba que estaba a punto de lanzar en su vida. Nos dimos un entrañable abrazo, no quería soltarlo, quería saborear cada segundo que me quedaba de tal felicidad... Una vez Marco me dijo: “La felicidad es algo tan breve, que debes disfrutarla en el pequeño segundo en que la posees. Nada sale como uno espera, por eso, agradece cuando pasa y nunca te hagas ideales muy altos”. Eso me recordó a este momento, sinceramente no podía ponerme a contar los pocos minutos en que fui feliz, claro, entre una desgracia y otra.
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O.S.A
Teen FictionKat, una asesina bien entrenada se propuso terminar lo que su madre comenzó y matar a la única persona que conoce de su organización secreta...pero para encontrarlo debe ir al colegio y vivir como una adolescente normal. Donde descubrirá sentimiento...