Carta 10

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11-09-20XX

Querido Sam:

Los bailes de graduación, el momento más importante para la mayor parte de los egresados de cualquier nivel académico, pero siempre es más especial en el caso de los que salimos de bachillerato, recuerdo verte muy emocionado el día anterior a la cena-baile que organizó nuestro colegio, fuiste elegido como el estudiante que daría las palabras de honor y despedida.

Yo estába feliz, feliz de ver que tus ojos brillaban y tu sonrisa deslumbraba mientras caminamos de regreso a nuestros hogares.

No recuerdo muy bien el tema de nuestra conversación, seguramente nos quejamos de algún que otro profesor o de nuestras calificaciones finales.

Paramos al frente de tu hogar, una grande y elegante casa, con jardín delantero muy bien cuidado y con rosales rosa pálido, nos despedimos y retome mi camino al departamento que llamé hogar, no me importaba llegar tarde a el, caminé despacio y tomandome mi tiempo.

Seguramente mañana en el baile te pondrás uno de esos trajes negro y corbata roja, muy típico pero elegante.

Yo no tenía ni la más mínima de las ganas de ir y tener que usar uno de esos trajes, ese ambiente no es para mí, mucha gente, muchos ojos observando, susurros inaudibles y risas alocadas. Sí, lo admito, quería pasar un tiempo genial con mis amigos, pero me sentiría observado, juzgado y entraría en un pánico terrible.

Sin darme cuenta ya estaba frente a la puerta de mi dulce y pequeño hogar, frente a ésta, se encontraba una caja mediana con una nota pegada en la tapa, "más te vale ir, o me enojare mucho. Atte: Samuel", en ese momento se me escapo una pequeña sonrisa, pensaba que me mandaste algún tipo de accesorio para un traje o algo parecido, pero no.

Entré al departamento, dejé la caja sobre la cama y la miré por unos segundos, " ¿ahora que locura me enviaste Samuel?... ", pronuncié en un susurro a mi persona.

Retiré la tapa y al hacerlo, se dejó ver un traje de tono verde oscuro, una pajarita verde lima y un pañuelo y camisa blancos. Tome el saco entre mis manos y pensé en lo mucho que gastaste comprando eso para mí.

Busqué desesperadamente mí teléfono, marqué tu número y esperé tu voz.

"Hola Rub, ¿te gustó el traje?"

"Estás loco, ¡ésto vale más que la renta de mí departamento!"

"No seas exagerado"

"No lo soy"

"Te veo mañana en la noche y por favor, corta el cabello loco ese que llevas"

"Ja-ja-ja que gracioso De Luque"

"Adiós, te veo mañana"

Y la llamada terminó.

Al día siguiente desperté temprano, fuí a cortarme el cabello como me dijiste y me preparé mentalmente para estar rodeado de gente, con ruido, música a todo volúmen y miradas que me atormentarían posiblemente toda la noche.

El día transcurrió rápido y la noche llegó. Me vesti con el traje, peiné un poco mí cabello y tomé un taxi al salón de la "fiesta".

Recuerdo el lugar, grande, con techo realmente alto y muchas luces de colores con música típica de graduación a todo volumen. Mi mente solo giraba en torno a todas las miradas que se posaron en mi cuando entré por la puerta principal, sentí como mi cuerpo tenía la necesidad de temblar y salir corriendo " uir es una opción", pensé.

En el momento en el que mi cuerpo ya se movia de manera automática decidido a retirarme, alguien tomó mi brazo deteniendo mi acción. Giré la cabeza para encontrar una linda sonrisa y ojos brillantes, tomabas mi brazo con firmesa, no llegabas a lastimarme, pero tu fuerza la podía sentir. Me abrazaste por un corto momento y me arrastraste dentro del gran salón. Te seguí, dudando en el transcurso a llegar a la mesa que nos asignaron, pensé si era necesario estar ahí, mi mente repetía que solo estaba estorbando y que si no hubiera estado ahí, nadie lo notaría.

La ceremonia comenzó, primero murmullos, luego aplausos y como se esperaba, llamaron tu nombre para que subieras al pequeño pedestal a decir el discurso de despedida. Por primera vez te noté nervioso y tus manos temblaban levemente.

"Como todos aquí sabemos, hoy acaba una  etapa más de nuetras vidas..."

Comenzaste a hablar.

"El día de hoy, una generación más de ésta prestigiosa escuela terminó de enseñar a excelentes seres humanos y futuros profecionales".

Se escucharon unos cuantos gritos bajos de emoción.

"Quiciera agradecerles a ustedes compañeros y profesores, su apoyo y cariño por mi, en especial a una persona en ésta ceremonia".

Se comenzaron a escuchar murmullos de chicas sobre todo, algunas decían, "seguro habla de mí", bajé la mirada y comencé a jugar inquieto con el mantel.

"Ésta persona, me demostró que aunque no siempre se puede estar bien, cada día puedes mejorar en algo, ya sea algo muy pequeño, cada día puedes ser la mejor versión de ti mismo, gracias Rubén, por todo de verdad, gracias disfruten la fiesta".

Con ese último agradecimiento, bajaste sonriendo y caminando rápido a la mesa donde yo me encontraba, no se como describir tus sentimientos en ese momento, te veias tan libre, feliz, me atrevería a decir que estabas eufórico. Me atrapaste en un abrazo cálido y largo. Las personas al rededor nuestro sonreían y plaudían bajo. Mi corazón retumbaba en mis oídos y tu felicidad me contagiaba.

Esa noche, experimenté el mayor sentimiento de cariño y amor incondicional.

Me hiciste olvidar todo sentimiento de verguenza, inseguridad y miedo.

Salimos un momento a los jardínes de los alrededores, el cielo nocturno se miraba más estrellado de lo normal, brillaba como nunca antes lo había visto.

Tomamos asiento un una pequeña banca blanca, observamos unos minutos el cielo obscuro pero lleno de pequeñas estrellas destellantes. Sentí tu mano rozar la mía y sin dudarlo la tomé. Me miraste sorprendido y un tanto confuso, yo solo pude sonreír cariñosamente y mirarte a los ojos.

"Gracias por todo Samuel..."

Atte: Rubén Doblas.

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ℍ𝕀ℝ𝔸𝔼𝕋ℍ •𝙻𝚊 ú𝚕𝚝𝚒𝚖𝚊 𝙲𝚊𝚛𝚝𝚊•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora