ℍ𝕀ℝ𝔸𝔼𝕋ℍ •𝙻𝚊 ú𝚕𝚝𝚒𝚖𝚊 𝙲𝚊𝚛𝚝𝚊•

Carta 14

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17-09-20XX

Querido Sam:

El romance, un seño para muchos, un problema de expresión para mí.

Sabes de sobra que demostrar afecto de forma tan libre no es algo de mí, decir "te quiero", " te amo", entre otras frases es algo casi imposible de decir en voz alta, quizá por vergüenza o mejor dicho miedo a no ser correspondido, independientemente si es amistosamente o amorosamente, muchas personas siempre me preguntan, ¿por qué es tan difícil para tí decirlo?, son solo dos palabras, lo sé, pero para mi tienen un gran peso, un significado que no todo el mundo puede tener.

Siento que solo las personas que realmente considero cercanas pueden oír, solo ellos pueden tener esa pequeña frase de mi boca.

Tú eres uno de ellos, eres uno de mis "te quiero" sinceros.

La primera vez que te lo dije es de mis más amados recuerdos, es una memoria que ruego por nunca olvidar, quiero que nunca se borre de mi cabeza.

No sé si aún recuerdes las clases de arte plástica, la profesora nos enseñó cómo hacer figuras con la técnica origami, fué la primera vez en la que no destacaste, en cambio, fuí incluso yo el que te ayudó a armar el cisne. Fué divertido ver, como por más que doblaras y desdoblaras el papel, siempre volvía a ser un cuadrado arrugado y marcado en todas las direcciones.

Mientras te explicaba cada paso de como doblar y en que dirección el dobles caía, escuché una pequeña "reflexión" de tú parte.

"Te pareces mucho al origami, complicado de entender aún siguendo los pasos para armar, pero al seguir bien las instrucciones, terminas siendo algo hermoso de admirar".

Me detuve aturdido y pensando en que responder, pero ni una sola palabra salió de mi boca.

Te miré sutilmente y algo sorprendido, soltaste una pequeña risa y me dijiste " olvidalo", me pediste continuar armando el cisne y así fué.

Aprendiste rápido y lograste armar uno por tú cuenta, era perfecto, dobleses limpios, ninguna arruga mal lograda y completamente simétrico. Yo por mi lado, aprendí a hacer flores de distintos colores para hacer un especie de ramo colorido.

Escogí la que mejor apariencia tenía y esperé a que tocara el timbre de salida. Tardé un poco más de lo normal en guardar mis útiles y cosas que saque de mi mochila, con un solo propósito, quedarnos solos para poder decirte la frase de dos palabras que para mí, era casi imposible pronunciar en voz alta.

Cuando solo quedábamos los dos, te pedí sentarte enfrente de mí, tomé la flor que seleccione y la extendi en tu dirección.

"...Te quiero... "

Inconscientemente cerré los ojos, apretando con fuerza e intentando no temblar.

"Te quiero también Rub"

La flor de papel paso a tus manos y la miraste con cariño y sonreiste en mí dirección.

Sentí como un gran peso se liberó de mí pecho y solo me quedó sonreír y reír bajo, eras la primera persona que no respondía un "yo igual", tú me respondiste con la frase completa, con el sentimiento igual al mío y eso, para mí, era lo que valían esas dos palabras.

Quizá tengas razón, soy como el origami, complicado a primera vista, pero tú te diste el tiempo de entender mis dobleses y comprender mis direcciones y terminaste por ver, lo que a tí te pereció hermoso de admirar.

Quizá con el tiempo dejé de ser origami y me convertí en una bola de papel arrugado y dejaste de verme el sentido de ser.

¿Es por eso qué dejaste de intentar entender y preferiste irte?

Quisiera volver a ser más fácil de seguir y no tener tantos dobleses y arrugas absurdas y sin sentido de dirección, pero, no se como, nunca sabré como.

Atte: Rubén Doblas

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