Cuchichean de él, diciendo que no tiene amigos, que es irritante y malamente bizarro.
Las estrellas se ven hasta en el último rincón, las calles se ven millones de veces tan hermosas de noche como de día, los árboles crecen y llovió para arriba, es día clásico, matutino; era de esperarse que él estuviera fuera de casa.
Aquel viejo paraguas está atado a él en todo lugar y circunstancia, incluso si no lo tiene.
¿Por qué no deja de sonreír? En realidad, pocos le vieron la cara, pero cuentan que nunca deja de hacerlo.
Debería correr mirando a los lados. La última vez casi lo arrolla un auto.
Es demasiado descuidado.
Sus zapatillas están con lodo de tanto andar de un lado a otro.
Las ancianas lo adoran; menos cuando se cae sobre sus flores.
El perro, hijo del pueblo, lo sigue a todos lados, pero ni el canino va tan rápido. Se pierde, gruñe, y luego llora, hasta que vuelve a ver al muchacho.
Es un lugar pequeño; sin embargo, incluso si estuvieran en la ciudad más extensa del planeta, lo conocería hasta el último terrestre con el simple apodo de El Chico.
¡El que se enamore de él debe estar terriblemente loco!
—¿Y tú nombre?
Siempre hace oídos sordos.
13/10/21
Atemporal
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The Guy [Countryhumans]
Aléatoire𝑻𝑮 | Y en la ciudad del atardecer, de la harina de trigo y el café de flores, habitaba él. [...] Las más distantes leyendas cuentan de estos muchachos, residentes en la ciudad más bella del mundo, con el mar más mágico, las personas más diversas...