Ser hija de unos padres tan conservadores no es nada divertido. Mientras que prefiero pasar los fines de semanas con mis amigas, ellos me obligan a ir a predicar la palabra de Dios e ir a misa los domingos. Ni siquiera puedo traer a las chicas a casa porque no ven bien que tantas mujeres estén en una habitación hablando sin presencia de un hombre, y cosas tan absurdas como esta.
Conforme voy creciendo más deseo independizarme de todo este infierno que me hacen vivir, por suerte para mí, dentro de unas semanas cumpliré la mayoría de edad y podré liberarme del típico "tú eres nuestra hija y harás lo que está bien para Dios".
No me malentiendan, yo soy fiel creyente de que existe una fuerza más grande que nos guía en esta vida, pero es eso, un guía, no un dictador que nos obliga a seguir su palabra, si así fuera, no tendríamos el libre albedrió.
— ¡Maldita sea! — groserías escapan de mi boca al lanzar la puerta de la habitación para cerrarla, algo inútil porque enseguida es abierta por un muy enojado hombre.
— ¿Cómo te atreves a darle la espalda a tu padre? — grita él enojado y yo no retrocedo ni un paso, estoy harta de todo esto — te irás a ese convento lo quieras o no, así lo quiere Dios y así será— ordena con autoridad y me niego a aceptar tal destino.
— Que seas mi padre no te da ningún derecho a obligarme a ser monja, ni siquiera tu Dios— le grito eso último y no logro reaccionar, para cuando me di cuenta estaba tirada en el suelo luego de haber recibido una fuerte bofetada de mi padre.
— Alto Moon, no te atrevas a golpearla — interviene mi madre evitando que él avance en mi dirección y vuelva a golpearme.
Enojada me pongo de pie para encararlo con mi madre de por medio — Nunca en tu vida vuelvas a levantarme la mano— le advertí y comencé a caminar para salir de la casa y detrás de mí escucho sus gritos y regaños.
No permitiré que me encierren en ese lugar, yo quiero vivir a mi manera, enamorarme y ser feliz, y ahí definitivamente no lo seré.
Siento como me agarran por la muñeca para tirar de mí y luego agarrarme por los hombros con fuerza, era él, totalmente rojo por el enojo que estaba sintiendo y las palabras salen afiladas — Eres menor de edad y harás lo que te ordenemos, no eres quien para estar mandándote.
En afán de soltarme de su agarre lo empujo, pero es inútil, mi padre es robusto por lo que es en vano mi esfuerzo.
— Cariño, vas a lastimar a la niña, déjala ir— mi mamá llega y comienza a tirar de sus brazos para que me suelte.
Ya los vecinos estaban saliendo, obviamente esto pasaría, siempre están atentos a las vidas ajenas en vez de preocuparse de sus problemas familiares, como en la casa de los Jung, Krystal se anda drogando y sus padres ni siquiera lo saben, o los Ahn, que Hani todos los viernes sale con un chico diferente.
En un brusco movimiento logró hacer que me suelte y me da el tiempo suficiente para alejarme de él.
— Ya te dije que no iré a ese lugar— mientras digo esto me localizo al lado de Krystal quien había salido con sus padres a ver qué pasaba, antes de que ella pudiera decir o hacer algo yo actué — ¡Yo no seré monja porque me gustan las vaginas! — luego de gritar esto atrapé el rostro de Jung y lo besé frente a los casi siete vecinos que estaban de espectadores, y por supuesto, mis padres también observaban.
Al liberar a Krystal me disculpe en un susurro y ella con algo de droga en su organismo solamente pudo comenzar a reírse como una desquiciada por lo que acababa de suceder, sé que realmente le divertía porque no era la primera vez que nos besábamos.
Mi padre estaba pasmado, el color rojo que antes estaba en su cara había desaparecido y ahora estaba completamente pálido y en el momento en que se desmayó mi cuerpo reaccionó asustado.
«Acabo de firmar mi sentencia de muerte» pensé para mí mientras ayudaba a mi mamá con otros vecinos a llevarlo al auto para ir al hospital.
Espero vuestro apoyo, y perdonen que no actualice Wolf y Zodiac's Kingdom, no las he abandonado, solo no tengo la suficiente inspiración como para escribirlas y hacer algo decente.
Gracias por leer ♥
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No seré una santa.
FanfictionMis padres quieren obligarme a ir a un convento para predicar la palabra de Dios y seguir el camino de la santidad, pero no hay nada en este mundo que desee menos que eso. En un movimiento desesperado hice algo que me condenaría por muchas semanas a...