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Hace aproximadamente dos horas antes del encuentro de Claudia y Lucas…

A Claudia le dolía la mandíbula de tanto reírse. Víctor contaba una anécdota que le había pasado hace dos días en el metro camino a la plaza de España. Todo el grupo de amigos reían descosidos con el final inesperado de la anécdota de Víctor.  Jorge, Nuria, Cristina, Gabriel, Víctor y Claudia estaban sentados en el metro unos en frente de otros esperando a sus paradas respectivas. Acababan de venir de patinar sobre hielo y todos se sentían mojados. Todos habían caído en numerosas ocasiones de los patines y se habían mojado el culo y las rodillas. Valeria se había ido una hora antes por que la había llamado por teléfono Sergio (su novio) y se fue repentinamente. Claudia le preguntó que ocurría, pero Valeria solo le dijo que llevaban tiempo discutiendo y que no le pasaba nada malo de salud. A Claudia le dolía que su amiga tuviera que interrumpir siempre sus planes por alguna rayada que tenía su novio, o se pasaba pendiente del móvil por si le llamaba o le enviaba mensajes y ella no se enteraba. Claudia le preguntó una vez que pasaba si dejaba el móvil en casa y no contestaba a su novio en una hora. Valeria dijo que Sergio se enfadaría y que rompería con ella, por eso prefería contestar rápido.

La siguiente parada era la de Claudia y Gabriel. Ambos vivían cerca y siempre bajaban en las mismas paradas. Los dos jóvenes escucharon la voz femenina del metro que indicaba que la próxima parada era la suya. Ambos se levantaron y se despidieron de sus amigos con dos besos, risas y abrazos. Cuando el metro paró, Claudia y Gabriel bajaron.

Los dos amigos caminaban dirección hacia sus casas bajo el paraguas de Gabriel.

-¿Qué tal te va en clase?- Dijo Gabriel con una risa irónica.

-Bien… No va mal-Ambos rieron- ¿Y a ti qué tal te va en clase?

-Bueno. Voy muy flojo. Segundo de bachillerato se me hace muy difícil. Creo que me van a caer cinco asignaturas. Mis padres están muy enfadados. ¿A ti cuantas te van a caer?

-Creo que economía. Se me hace muy pesado.

-Eh, no te quejes, solo te cae una- Dijo el chico divertido- Bueno Claudia, yo me voy por esta calle. Toma, quédate el paraguas que llueve muchísimo y ya me lo darás cuando nos veamos.

-No hombre, a ti te quedan dos calles más, yo estoy ahí enseguida, llévatelo.

-¿De verdad?

-Si Gabi, nos vemos el lunes.

La pareja se dio un abrazo y el chico se marcho por una calle distinta a la de Claudia. La joven caminaba apresurada con las manos encogidas en los bolsillos de su cazadora. Se había puesto la capucha y caminada por debajo de los balcones de los edificios. Llovía muchísimo y caían algunos truenos. El frio calaba entre su cazadora.

Claudia saco las llaves de su bolsillo y abrió el portal. Cuando entro dentro del edificio suspiró y se quito la capucha.

Subió hasta el primer piso con cuidado de no resbalar. Al posarse en frente de la puerta de su casa escucho unos ruidos a la otra parte de la puerta acompañado de voces.  Claudia se extrañó. Su hermano no iba a venir este fin de semana. Dudó en poner la llave en la cerradura para abrir la puerta, pero se decidió.

-¿Papá?

-Hola Claudia.

-¡Cariño! ¡Cuánto me alegro de verte!- Coral corrió hacia Claudia y estrujo su cabeza contra sus pechos dando saltitos. Claudia no podía creerse que estaba viviendo y empujo ligeramente a la mujer.

-¿Qué estáis haciendo aquí?- Dijo Claudia.

Coral se adelantó a contestar a esa pregunta antes que Manuel.

-Hemos venido a alojarnos aquí contigo querida- Dijo mascando chicle descaradamente y esbozando una sonrisa maliciosa.

A Claudia se le empezaron a enrojecer los ojos. No sabía cómo reaccionar. Miraba a todas partes. La casa estaba llena de cajas abiertas. Manuel miraba a su hija con añoranza mientras que Coral miraba triunfadora del dolor que había causado en Claudia.

-¿Dónde está Nacho? 

-Espero que trabajando, porque esta casa necesita una buena capa de pintura- Dijo Coral mirando a su alrededor.

-¿Por qué estáis aquí?- Dijo Claudia desesperada mirando a su padre. El hombre agachó la cara avergonzado y se encogió de hombros. Claudia sentía que el nudo de su garganta cada vez iba a más.

-Joder, que difícil eres, niña. A ver, que a tu padre lo han despedido, y yo he tenido la gran idea de venirnos  a pasar las navidades aquí con vosotros, y si me gusta vivir en la capital, pues nos quedaremos a vivir aquí- Dijo Claudia mirando a la adolescente de arriba abajo.

-¿Se puede saber de qué vais?- Dijo Claudia secándose las lagrimas de los ojos. Le empezaban a temblar todo el cuerpo. Manuel se acercó a ella y apoyo la mano sobre su hombro- ¡No me toques!- A continuación Claudia corrió con todas sus fuerzas lejos de allí, muy lejos. Sintiendo el frio de aquel día de diciembre calarse por todo su cuerpo. Intento llamar a su hermano pero su móvil se había quedado sin batería.

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2015 ⏰

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