Capítulo III

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Por la mañana Kisaki entró en el aula como cada día, no tenía intención de prestar atención pero en el instituto se cocían muchas cosas así que iba para enterarse de todo.

- Tetta, no creo que ese complemento sea adecuado.

- ¿Perdón? – dijo Kisaki confuso, nunca le habían llamado la atención y no sabía de que hablaba.

El profesor se señaló la oreja.

- No puedo quitármelo o se cerrará el agujero – escupió con cara de superioridad.

- Quíteselo o tendrá que ir a dirección para que llamen a sus padres.

Kisaki emitió una carcajada que retumbó por toda el aula.

- Buena suerte con eso, si da con ellos deles recuerdos de mi parte.

Los padres de Kisaki dirigían una empresa internacional y no pasaban mucho tiempo en casa, de hecho hacía un mes que no los veía y no contactaban con él cuando estaban fuera.

- Tetta, si va a seguir con esta actitud tendré que echarle de clase.

- A tomar por culo – chilló el moreno – no estoy de humor para esta mierda.

Salió de la clase dando un portazo, pero no tenía ninguna intención de ir a dirección. Ir al instituto ya era una pérdida de tiempo para él solo faltaba tener que lidiar con las chorradas de esta gente. Bajó las escaleras tranquilamente y se dirigió hacia la puerta para irse. Esa noche había dormido muy poco y además le dolía aun la oreja, no tenía ganas de aguantar a nadie.

Nada más salir del recinto oyó unos pasos.

- No me equivocaba, te queda muy bien.

Kisaki dirigió la vista hacia el origen de la voz, aunque la reconoció en seguida.

- ¿Qué haces aquí?

- Ya te dije que nos veríamos pronto.

- No han pasado ni 12h.

Hanma era una persona impulsiva, la compañía de ese chico pequeño y moreno le había hecho sentirse un poco vivo de nuevo y solo por eso quería estar a su lado. No comprendía que tenía de especial pero sabía que su aburrida vida mejoraría con Kisaki al lado así que allí estaba, otra vez a su lado.

- No tengo demasiado que hacer – dijo Hanma con su habitual sonrisa dibujada en el rostro.

Como él mismo había dicho, no hacía ni un día que lo conocía, pero volver a ver esa sonrisa macabra delante de él le subió el ánimo. Aunque no dejaría que el otro se diera cuenta.

- ¿Cómo me has encontrado?

- Por el uniforme que llevabas ayer por la noche, era el de esta escuela – respondió tranquilamente Hanma – pensaba esperar a que terminaras las clases ¿hacéis menos clases ahora?

- Me han echado – dijo Kisaki en voz baja, desviando la mirada al suelo – querían que me quitara el pendiente.

Esperaba una carcajada, una burla o algo similar. Nada de eso ocurrió. Se encontró otra vez con ese largo y delgado brazo echado sobre su espalda.

- ¿Qué te parece si aprovechamos el día y te enseño mi humilde Kabukicho? – dijo mientras le dedicaba una de sus sonrisas a pocos centímetros de la cara.

Cuando notó ese peso otra vez encima suyo Kisaki sintió como todo lo malo salía de su cuerpo y le pareció que se volvía más ligero por segundos.

- Será un placer – respondió sin perder su posado serio.

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Yo quiero la luna [Hankisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora