Era una noche como cualquier otra, en casa no había nada interesante que hacer así que había decidido salir a dar una vuelta para despejarse. Le encantaba la tranquilidad de la medianoche, todo el cielo cubierto de negro y el silencio como dueño de la ciudad.
Hace una semana Tetta Kisaki fracasó estrepitosamente en su plan para adueñarse de una banda callejera y se estaba planteando si realmente esta vida era para él. Sabía que era mucho más inteligente que todos esos pandilleros a los que solo les interesaba darse de puñetazos para descargar adrenalina, pero entonces ¿por qué todo se había desmoronado tan fácilmente?
Mientras estaba inmerso en sus pensamientos oyó golpes y gritos al fondo de la calle, ya se imaginaba que estaba pasando. Sin prisa se dirigió hacia el final de la calle para sacar la cabeza por la esquina del cruce y cotillear un poco. Lo primero que vio fue una figura muy alta de espaldas que le tapaba casi completamente la luz de la farola que había cerca. Esa figura le impedía ver bien la escena pero estaba claro que tenía ante sus ojos una pelea de matones callejeros.
Se quedó unos minutos observando en silencio la escena, había unos cuatro o cinco chicos abalanzándose sobre la figura más alta, tenía la altura de un portero de discoteca pero era delgado como un fideo. Su figura esbelta le permitía esquivar todos los ataques sin problema y también soltar algún puñetazo a la mandíbula de su atacante.
La pelea ya se estaba alargando mucho y el grupo de atacantes parecía estar al límite de su capacidad física. Entonces Kisaki se fijó en uno de ellos, el chico se alejaba hacia el borde de la calle. Cogió algo que estaba escondido. Era un bate. Sigilosamente se posicionó detrás del hombre alto. Alzó el bate.
- ¡CUIDADO! ¡DETRÁS DE TI! – chilló Kisaki sin darse cuenta.
La figura alta reaccionó al grito y volteó su cuerpo muy veloz asestando una patada en toda la cara al chico que tenía el bate alzado. Cayó inconsciente al suelo. Kisaki quedó petrificado con la escena. Ahora que habían notado su presencia sabía que tenía que largarse de allí cuanto antes, pero no podía moverse. La figura alta resultó ser también un adolescente, aun con su altura tenía una cara joven y una expresión divertida. No podía dejar de mirarle.
- Me he cansado – dijo el chico alto a sus atacantes – largaros antes de que cambie de opinión y os mate a todos.
El chico alto se empezó a acercar a Kisaki con una sonrisa de oreja a oreja. Kisaki decidió que no valía la pena correr, era imposible ganarle a esa torre humana en una cursa. Se quedó quieto donde estaba con una expresión seria, tenía que aparentar tranquilidad.
Conforme el chico se acercaba a él empezó a distinguir su rostro y figura. Efectivamente era muy alto y delgado. Tenía el pelo negro de punta y en medio una mecha rubia. Entre sus labios se apoyaba un cigarro a medio fumar. Un pendiente dorado colgaba de su oreja izquierda, no se distinguía muy bien la forma, parecía una cadena.
- Parecías en apuros – soltó Kisaki con una media sonrisa, sabía que era mentira.
- Suerte que has aparecido para salvarme – soltó el chico con una sonrisa macabra en la cara, parecía el joker.
Kisaki decidió que era el momento para largarse de allí, abrió la boca para despedirse a la vez que empezó a deslizar un pie. El chico alto lo bloqueó en seguida. Lo empujó suavemente contra la pared, apoyó su mano en ella justo por encima de la espalda de Kisaki y acercó su cara a la del moreno.
- ¿Me acompañas a buscar un paquete? – dijo el chico alto, Kisaki podía notar su aliento en la cara de lo cerca que le tenía, olía a tabaco pero no le resultó desagradable – Por culpa de estos idiotas lo he perdido y es muy importante. Necesito un guardaespaldas se ha hecho muy tarde.
Kisaki sabía que no tenía opciones, pero tampoco le importaba. La noche se había puesto interesante de golpe y ese chico era cautivador. Tenía toda la fuerza bruta y físico que a él le faltaban. Aunque era evidente que estaba como una regadera, pero seguro que podría manipularlo sin problema, como a todo el mundo.
- Por supuesto – respondió suavemente, se dibujó una media sonrisa en la cara de Kisaki conforme hablaba – no puedo dejar que camines solo por las calles a estas horas de la noche.
Los dos chicos se dirigieron por donde Kisaki había venido andando. En silencio. Solo sus pasos se oían en la calle. Un paso del chico alto, uno y medio de Kisaki.
- Nunca te había visto por el barrio – susurró Kisaki, quería averiguar quién era ese chico ya que su cara no le sonaba de nada.
- No soy de por aquí – le respondió con su habitual sonrisa – he venido para un trabajillo, tenían que ser solo diez minutos.
- ¿El paquete?
- El paquete – el de la mecha rubia miró a los ojos de Kisaki – soy Shuji Hanma vivo en Kabukicho – sonrió aun más.
"Shuji Hanma, el Shinigami de Kabukicho" pensó Kisaki "he oído ese nombre alguna vez, parece que por fin me sonríe la suerte, aunque es una sonrisa macabra"
- Encantado Shiji Hanma de Kabukicho, soy Tetta Kisaki – dijo el pequeño con media sonrisa en la cara.
Los dos jóvenes siguieron andando silenciosamente por la calle. Hanma daba saltitos mientras Kisaki caminaba a su lado arrastrando los pies.
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Yo quiero la luna [Hankisa]
FanficUna noche Kisaki conoce a un chico que cambiará su visión del mundo. Ese encuentro transformará la vida de ambos ¿por qué limitarse a bandas callejeras de adolescentes? Con Hanma a su lado sabe que podría adueñarse del mundo entero.