El piso de Hanma consistía en una habitación con una puerta corredera que daba a la cocina y un cuarto pequeño para el baño. Parecía la representación física del interior de su cabeza, todo estaba tirado por ahí sin ningún sentido. Había platos tirados por la habitación y ropa en la cocina. Kisaki era un adolescente que prácticamente vivía solo así que también estaba acostumbrado a vivir en el desorden, pero eso era otro nivel.
- ¿Acaba de pasar un tornado por aquí? – dijo con cara de sorprendido el chico moreno cuando entraron en la habitación.
- Jejeje – fue la respuesta de Hanma mientras se acomodaba el pelo.
Kisaki se hizo espacio con los pies para poder sentarse en el suelo de la habitación, cubierto de ropa y mangas sobre todo. Aun notaba toda la tensión acumulada en el cuerpo por lo que había pasado. No habían hablado de ello y el ambiente estaba un poco raro.
- ¿Qué te apetece? – preguntó el anfitrión.
- ¿Se puede elegir?
- Ahora que lo dices no, solo queda ramen picante.
Hanma no sabía cómo hablar de lo que había pasado, no quería que Kisaki se alejara de él pero tampoco tenía claro que quería decirle. Para ganar tiempo se puso a preparar los dos ramens en silencio.
El moreno estaba intentando asimilar lo ocurrido cuando llegó Hanma sujetando los dos ramens. Cogió el que le ofrecía y se preparó para comer. La cursa con los policías le había abierto el hambre de golpe pero la tensión de lo ocurrido aun no había desaparecido de su cuerpo.
- Siento lo que ha ocurrido – soltó el más alto de golpe.
Pilló a Kisaki con fideos en la boca, por lo que se quedó mirando a Hanma unos segundos. No sabía que decir, notaba que Hanma estaba abatido. ¿Se había arrepentido de todo lo ocurrido?
- No pensaba que nos cruzaríamos con un imbécil – siguió Hanma nervioso – espero no haberte incomodado.
- No tienes que pedir disculpas – intentó calmarle – no es culpa tuya que la gente sea estúpida.
Los ojos de Hanma miraban fijamente a Kisaki, mucho más abiertos de lo normal. "¿Ese chico de metro noventa con aspecto de pandillero y con fama de matón era capaz de sentir pena?" pensó Kisaki.
- Está todo bien. – el moreno sabía lo que perturbaba la mente del otro chico, pero no sabía cómo hablar de ello – Solo me sabe mal que ese imbécil haya estropeado un momento tan bonito. Parecías humano y todo.
Kisaki solo sabía recurrir al humor cuando estaba incómodo y esperaba que no le sentara mal.
Una carcajada llenó toda la habitación. Había funcionado.
- Seguro que habrá más – dijo Hanma con una sonrisa de las suyas - soy más humano de lo que imaginas.
Kisaki sonrió. No le gustaba mostrar sus emociones, no le gustaba mostrar debilidad pero lo ocurrido en la calle le había dejado mal cuerpo. Quería mostrarse seguro y tranquilo para no preocupar a Hanma pero no podía controlar el temblor de las manos mientras comía. "¿Y si esto está mal? ¿Es un error lo que estamos haciendo? ¿Qué estamos haciendo...?". Todas esas preguntas se repetían en la cabeza de Kisaki en bucle. Miraba fijamente el bol de ramen para que su acompañante no notara el caos que habitaba en su cabeza. Notó una mano rozándole la suya.
- No dejaré que nadie te hagan daño – susurró Hanma con expresión seria.
Había dejado el ramen a medio comer sobre el suelo y se había sentado justo al lado de Kisaki sin que él se diera cuenta. Su mano seguía acariciando la del moreno suavemente. El bajito dejó de comer y dirigió su mirada hacia el otro chico. Su rostro no mostraba expresión alguna pero sus ojos azules, más abiertos de lo normal, miraban fijamente los de Hanma. Esos ojos azules normalmente opacos brillaban mientras observaban el rostro delgado y blanquecino que tenían delante. Notó como un nudo se formaba en su garganta. Había participado en muchas peleas, había manipulado y traicionado a gente que confiaba en él, había huido de la policía; todo sin pestañear, ¿y un comentario estúpido le hacía temblar las manos? Se avergonzaba de sí mismo y a la vez le hervía la sangre de rabia.
Mientras todos esos pensamientos inundaban su cabeza notó como ese largo y delgado brazo que ya reconocía fácilmente le rodeaba la cintura. Hanma arrastró a Kisaki entre sus piernas. Toda la fuerza que estaba poniendo en mantenerse serio y sereno se desvaneció en un segundo y no pudo resistir la tentación de agarrar la camiseta de Hanma y colocar su cabeza sobre ese pecho huesudo. El alto lo rodeó con sus brazos y apoyó la cabeza sobre la suya. Durante unos minutos estuvieron inmóviles en esa posición. Uno entrelazado entre los brazos del otro, en un estado de paz que ninguno de los dos había sentido jamás.
Hanma estaba completamente hipnotizado por el olor del champú del moreno y quería memorizar esa maravillosa sensación de tener a Kisaki entre sus brazos, por si no se volvía a repetir jamás. Fue Kisaki el que se movió primero. El rubio separó lentamente la cabeza del pecho de Hanma, la levantó buscando el rostro del alto. Esta vez no era una burla o un coqueteo tonto, sus ojos miraban fijamente los labios del otro chico.
Varios golpes en la puerta devolvieron a los dos chicos al plano terrenal.
- ¿Quién coño es? – bramó Hanma cabreado, pero sin soltar al chico que tenía entre los brazos.
Los golpes seguían insistiendo.
- ¡Hanma, soy yo! ¡Abre la puerta, se que estás aquí!
- Mierda es el casero, lo siento – dijo el chico alto mientras se levantaba.
Se plantó en la puerta con dos zancadas.
- Buenos días señor Yamada – la voz de Hanma se volvió muy seria.
- ¡Ya ha pasado una semana! ¡UNA SEMANA! – vociferaba el señor Yamada – Sabes que no quiero llegar a esto Shuji, pero si no me pagas el mes tendré que echarte.
- Señor Yamada, ya sabe que es difícil para un chico amable y honesto como yo encontrar trabajo en este barrio.
- Shuji ya sabes que te tengo mucho aprecio pero el negocio es el negocio, no puedo fiarte más.
- No se preocupe señor Yamada, antes de que termine la semana Shuji le dará el dinero. – la cabeza de Kisaki se asomó al corto pasillo mientras hablaba.
Los dos se giraron a mirar al moreno sorprendidos.
- Le tomo la palabra joven – soltó el viejo antes de desaparecer de la puerta.
- Kisaki, no tengo ni cinco ahora mismo...
- No te preocupes, en esta ciudad es fácil hacer dinero si sabes cómo – respondió el bajito con una sonrisa malvada.
- Ahhh... esto se pone interesante – dijo Hanma mientras una de sus sonrisas se formaba en su rostro.
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Yo quiero la luna [Hankisa]
FanficUna noche Kisaki conoce a un chico que cambiará su visión del mundo. Ese encuentro transformará la vida de ambos ¿por qué limitarse a bandas callejeras de adolescentes? Con Hanma a su lado sabe que podría adueñarse del mundo entero.