Creo que no está demás decir que aquel sobre le causaba una inusual (pero apagada) curiosidad.
Si bien podría ser una carta de acoso, dudaba de esa posibilidad porque se encontraba sellada por detrás delicadamente, y con una dedicación que la desconcertaba un poco.Al acariciar el sobre con el mensaje en su interior podía percibir y sentir con el tacto de sus dedos la suavidad del papel; con apenas ciertos relieves que solo podrían ser vistos si acercabas la cabeza y mirabas con detenimiento, era una textura deliciosa y cremosa.
Sobrará agregar que si se le ocurriera escribir con un lápiz de tinta sobre el, podría hacerlo con la mejor de las fluideces posibles. Era un papel, si, pero no de cualquier tipo. Apostaba entonces (y sin saber por qué) que esa carta tenía algo que no alcanzaba a describir del todo con palabras, algo que quizás venía con una intención especial. Y que la persona que la había hecho se había esforzado más que el mínimo.
Quería saber cuál era su contenido. Le picó la duda, por muchas razones, la verdad. Una de ellas sería porque los rumores que acechaban alrededor de ella no eran los mejores; porque era repudiada, y no recibía cosas de otros más que con el fin de burlarse, o quizás un mandado que le hubieran asignado de alguien superior a ella.
Eran entonces las únicas opciones que tenía; burlas, u órdenes de alguno de sus profesores para entregarle algo.Y eran su curiosidad y la tentación las que le decían que eso no era algo normal, que dadas las circunstancias en las que se encontraba no tenía permitido pensar que algo positivo podría pasarle.
O quizás ese día se encontraba muy paranoica y ya, no había por qué sospechar tanto de algo desconocido. No había nada malo detrás de ese sobre con la intención de dañarla más allá que algunas simples palabras de acoso.
Pero.
¿Que pasaría si te digo que esa era la excepción?
Entonces se le ocurrió la idea de largarse de ahí en ese instante. No presentía que algo bueno saldría de esa situación.
Después de todo, no tenía mucho que perder siendo la escasa verdad que a nadie le importaría si se fuera en ese instante (o quizás la persona que se había molestado en hacer aquello si se diera cuenta. Quizás).Pero una voz a su alrededor la sacó de un tirón de su piscina de pensamientos.
Se volteó hacia el remitente, preguntándose quien sería la persona que se acercara a ella para decirle algo. Tenía siempre (aún así) la seguridad (o la inseguridad) de que nunca sería nada bueno. Quizás fuera un pensamiento que fue germinando al pasar el tiempo, un producto de aquel constante acoso, de aquellos murmullos que rondaban la academia, de aquel pesado sentimiento.—Hey –dijo el chico con un tinte de molestia en su voz– ¿Me estás escuchando?
—En lo absoluto –respondió con cierta indiferencia–. Pero si no tienes problema en repetirmelo, entonces nos ahorramos una molestia a ambos.
Sus palabras surtieron efecto como lo esperaba. Su ceño se frunció una fracción más de lo que antes estaba. Apretó los labios, y cerró un poco sus ojos (sabía la verdad ante aquellas expresiones).
Al final, con un frustrado suspiro decidió repetirlo para ahorrarse una pelea sin sentido.—Que ellos te están esperando en la sección sur de la facultad de arte.
Oh.
Ahora lo entendía.
Se levantó, entonces, con una pesadez propia de su cuerpo. ¿Quizás porque estaba mal? No, para ser sinceros ella siempre estaba y era así. Y más que desagradarle, aquel sentimiento le reconfortaba de una extraña manera.
Le gustaba. Inundaba su cuerpo en todo momento, y aunque suene quizás algo raro, la hacía sentir con fluidez, como si pudiera atravesar paredes.
Con todo su pasado y presente pesandole, pero aún así con algo de ligereza, caminó entonces por el segundo piso de la academia, mirando lo que era el nublado día.
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Recuerdos Fragmentados
Mystery / ThrillerSecretos. Misterio. Dolor. Amor. Traición. Lizeth, una persona marginada, objetivo de burlas por los rumores que la llevaron a la ruina en un pasado, se encuentra con una persona que amenaza con desvelar sus secretos. Él parece saber todo respecto a...