little, ¿the end?

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──¡Eres una Alfa imbécil! Ya no te quiero

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──¡Eres una Alfa imbécil! Ya no te quiero.

Lalisa alzó sus cejas ante el dramatismo de Jennie. Sabía que la muchacha estaría molesta con ella debido a que Lalisa no la había comido, sí, algo estúpido pero que la Omega se encontraba bastante resentida debido a aquello. La tailandesa no había podido cumplir con su petición no porque no quisiera, sino porque tuvo que salir temprano aquel día y su pequeña quedó durmiendo.

──Amor.──se quejó la pelinegra acercándose. Jennie le dio la espalda y la Alfa aprovechó para abrazarla por la cintura y acercar su pelvis al culo de su pareja y frotar. Un pequeño jadeo se escapó de Jennie.──¿Aún quieres que te coma ese precioso coño que te cargas?

La Omega soltó un gemido cuando Lisa comenzó a simular darle embestidas, podía sentir el calor traspasar por su delgado pijama. Sintió las primeras olas de humedad en su centro y luego como la Alfa la cargó hasta la habitación. Por las acciones de su novia sabría que no sería delicado ni amoroso, se lo haría fuerte y duro, como a ella le gustaba.

La menor fue brusca al sacarle sus prendas y eso solo provocó más gemidos en Jennie debido al violento roce de sus ropas con sus zonas erógenas. La Omega apenas pudo soltar un pequeño grito cuando sintió la lengua húmeda de su Alfa pasar por su centro ya húmedo. Comenzó a mover sus caderas de arriba hacia abajo buscando algo mas pero Lisa con un fuerte gruñido la detuvo. La dulce Omega lloriqueó y enterró su sonrojada carita entre sus manos para detener sus sollozos desesperados al sentir como dos de los dedos de su Alfa entraban en ella y empezaban a moverse rítmicamente en su interior.

──L-Lili...

Chilló Jennie al sentir como su primer orgasmo se iba construyendo a medida que Lisa la embestía con sus dedos mientras que su ágil lengua se encargaba de su ya hinchado clítoris. Alzó sus caderas más y sintió como un tercer dedo entraba en su interior. Jennie comenzó a jadear buscando aire, sintiendo como el calorcito albergaba en su vientre y se expandía. Su orgasmo llegó cuando la pelinegra mordisqueó con suavidad su clítoris. Se descargó en los dedos de su Alfa la cual no cesó los movimientos de estos, y mucho menos el trabajo que estaba realizando con su lengua, pues buscaba prolongar el orgasmo de su tierna Omega. Jennie sintió una gran intensidad recorrer su cuerpo, provocándole así lo que parecían ser un sinfín de espasmos que azotaban cada parte de su menudo cuerpo.

Por su parte, Lisa retiró sus dedos con lentitud y le dio una lenta lamida al húmedo coño de su jadeante Omega. Al separarse de ella llevó los dedos que usó en su ardua y gratificante labor a su boca, para así saborear con más detalle la dulce recompensa que siempre recibía luego de una intensa sesión de sexo oral, luego de aquello los sacó de su boca y sonrió orgullosa al ver el estado en que se encontraba su novia.

Jennie se encontraba en un completo estado de éxtasis mientras sus caderas aún se encontraban un tanto alzadas; con las abultadas mejillas sonrojadas, ojos cerrados, ambas manos apretando sus redondos y firmes senos, una capa de sudor cubriendo su delicado cuerpo, con el cabello revuelto y algunos mechones rebeldes pegados a su frente.

──¿Quieres mi nudo?

Gruñó Lalisa y se desvistió.

Jennie cayó suavemente en la cama una vez su cuerpo se había relajado y ronroneó al sentir el aroma de la Alfa en las almohadas, pasó su naricita por allí buscando más de ese aroma con sus pupilas dilatas y casi chilla cuando Lisa enterró su miembro en el de una estocada.

──¡Lisa!

Chilló y gimió cuando la azabache comenzó con sus embestidas salvajes, la Alfa se encorvó sobre Jennie y sus embestidas se volvieron más rudas, enterró sus dientes en la Omega y comenzó a morderla por sus hombros y cuello, llevándola a la cima.

Lisa cambió de posición, esta vez Jennie y ella estaban de lado, mientras que una pierna de la omega se encontraba alzada a la altura de su cadera para que las embestidas fueran más profundas y la menor tuviera acceso libre a ese susceptible cuello marcado. La pelicastaña se corrió dos veces más cuando Lalisa ya la estaba anudando, la tailandesa dio una última y certera mordida en su cuello reabriendo su marca.

──¿Qué piensas de tener cachorritos?

Jennie quedó algo sorprendida ante la pregunta. Se acurrucó al pecho de la Alfa mientras el nudo seguía vaciándose en su interior y respiró su aroma tan embriagante.

──Yo... ¿cachorritos nuestros?

Lalisa asintió y le dejó besitos dulces en su marca. Una de sus manos se acercó al vientre de la Omega el cual se estaba hinchando y la acarició con dulzura.

──¿Te gustaría tu vientre creciendo con nuestro cachorro?

Había un toque pícaro en su voz, lo cual apenas Jennie pudo notar pero que le encantó de igual manera. Llevó su mano y la colocó sobre la de Lisa, sintiendo el bultito pequeño. Entonces decidió que su imaginación y su lobo hicieran de las suyas. Se imaginó en una casa en una parcela un poco alejada de la ciudad, un hogar acogedor y personalizado para que hubieran cosas a su mano para sus momentos donde era pequeñita. Teniendo cachorros con su Alfa y yendo a correr por las tardes al bosque en su forma de lobos.

Enseñándole a sus cachorros a transformarse, a correr y a cazar.

Sus ojitos se llenaban de lágrimas debido a la emoción de tan solo pensarlo. Debía ser tan hermoso como sus cachorritos crecieran en su pancita ocasionándole cambios en su cuerpo y mente, como su Omega estaría feliz y orgullosa mostrándole sus cachorros a la Alfa una vez que salieran del nido y como su Lili los protegería de todo mal.

Era su sueño.

──Sí Lili, quiero cachorros.

mañana subiré el epílogo, sím<3

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mañana subiré el epílogo, sím<3

WOLFFIA ━━ JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora