𝐒𝐓𝐑𝐎𝐍𝐆
𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫┊Mae Matsuo, una chica con una personalidad peculiar, para ella todo parece mejorar hasta que lo conoce a él. ¿Qué ocurrirá?
∎ 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨: Terminado. ∎ 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧: Ninguna. ∎ 𝐎𝐫𝐢𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥: 100%...
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𝐒𝐓𝐑𝐎𝐍𝐆
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Terminada la jornada estudiantil, me fui a casa, colocándole de excusa a Yuka que debía hacer cosas, no tenía ganas de nada, llegando a casa, noté que había una carta sobre la mesa, al leerla suspiré, mi madre otra vez llegaría tarde, sin más subí a mi cuarto y me encerré, dejando mi mochila, me tiré a la cama y cerré los ojos.
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Llegando al día siguiente, me fui con tiempo, logrando llegar temprano al salón, aunque tenía sueño y dolía la espalda, la noche anterior no había dormido tan bien. Me senté en mi lugar y acomodé mis brazos en la mesa seguido de mi cabeza, acomodándome para dormir un poco o eso quería.
— Llegas temprano Mae. — Se escuchó la voz de Yuka a mi lado.
— Dios déjame dormir antes de que llegué la vieja de matemáticas. — Me quejé.
— Mae te la pasas durmiendo, pareces un gato, con suerte te levantas a comer. — Mencionó.
— Jodido día. — Gruñí.
— Y ahora te desquitas con el día. — Suspiró, Yuka si que me conocía bien. — Oh buenos días.
— Buenos días. — Esa voz me pareció familiar, elevé la mirada apenas encontrándome con aquel pelinaranja, duré poco mirándolo, volví a mi posición inicial.
— Etto... Ignórala, es así. — Yuka comenzó a reírse nerviosa.
La campana sonó. — Ah jodida campana.
— Dios, Mae cállate y siéntate bien. — Soltó Yuka.
— Buenos días alumnos. — Apareció la maestra. — Matsuo siéntese como señorita.
— Jodi... — No alcancé a terminar cuando sentí un golpe por parte Yuka, me quejé por lo bajo y me enderecé. — Por cierto buenos días, chico.
El chico me miró, no pudo hablar gracias a que la maestra comenzó la clase, en el pizarron escribió varios ejercicios que habíamos hecho la semana pasada, suspiré, era buena en matemáticas, así que no me preocupaba de nada, es más, hasta pensaba en dormir pero la vieja me mantenía vigilada.
— Oe Yuka me aburro. — Susurró, acercándome un poco a ella.
— Señorita Matsuo, ¿cuál es el resultado de este ejercicio? — Preguntó señalando.
— -2xy. — Respondí sin interés.
— ¿Este?
— 3xy
— ¿Este?
— (-xy) + 2.
— ¿Este?
— 2xy.
— Perfecto, los demás respondan los siguientes. — Ordenó la maestra.
— Eres genial. — susurró Yuka.
— Doy clases los jueves por si acaso. — Sonreí de lado.
Yuka sonrió y comenzó a copiar los ejercicios, imité su acción haciendo lo mío, la verdad poco me tomó en copiar todo y resolver.
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— ¿Perdón? No escuché bien...
— Dije que invité a Smiley para que almorcemos juntos, ya viene, fue a buscar a alguien. — Repitió Yuka.
— ¿Quién mierda es Smiley? — Pregunté.
— Es el apodo del chico nuevo de nuestra clase, aunque su nombre real es Nahoya Kawata. — Explicó Yuka.
— Yo me largo. — Me iba a levantar pero Yuka me tomó del brazo.
— Tu te me quedas. — No me soltó para que me mantuviera quieta.
Pronto el chico apareció, todo iba bien hasta que me topé con el pelo azul, ¿Qué hacía ahí?
— ¡¿Tu?! — Preguntamos a la vez, señalándonos.
— Oh ¿Se conocen? — Preguntó Smiley.
— Este chico casi me atropelló ayer. — Confesé con el ceño fruncido.
Ante mis palabras Smiley lo regañó, luego se sentaron, el de pelo azul se sentó frente a mi, tenía el ceño fruncido.
— Yo me largo. — Me iba a levantar pero otra vez Yuka me sostuvo del brazo para que no me levantara.
— Dios, Mae te dije que te quedas. — Repitió Yuka.
Suspiré y asentí, haciendo que me soltara, tomé los palillos y comencé a almorzar en silencio, pronto sentí la mirada de los tres sobre mi.