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𝐒𝐓𝐑𝐎𝐍𝐆

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𝐒𝐓𝐑𝐎𝐍𝐆

— ¡Llego tarde, llego tarde!

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— ¡Llego tarde, llego tarde!

Jodido sol, jodido día, jodida alarma, jodida hora que avanza más rápido en la mañana que en la tarde, justo ahora la alarma le daba la maña de no sonar, ni siquiera había tomado desayuno, pasé de largo a correr, correr y correr como si no hubiera un mañana, para mi mala suerte el autobús que me deja justo en la entrada pasó antes de que llegara, ahora solo me tocaba correr las 20 calles.

— Maldito mundo, malditos humanos, malditos todos ah...

Iba maldiciendo a todos sabiendo de ante mano de que toda la culpa la tenía yo por desvelarme la noche anterior, aunque mi madre me lo advirtió, no hice caso, he aquí, mi castigo.

Logré entrar al instituto antes de que cerraran por completo, me detuve apenas para recuperar el aliento y evitar morir por el camino, tomaba bocanadas de aire, sintiendo mi corazón golpear contra mi pecho, de repente, a lo lejos escuché un grito, me pareció extraño así que volteé.

— ¡¡TE ESTOY DICIENDO QUE TE QUITES DE AHÍ!! 

Era un chico de cabello azul, venía a gran velocidad en su motocicleta, reaccionando por instinto me quité del camino dándole la pasada aunque aquello fue bastante peligroso, no me quedé con las ganas y le grité.

— ¡TEN MÁS CUIDADO PEDAZO DE IDIOTA!

Si, mis palabras estaba medidas perfectamente. Ignorando aquel hecho, volví a tomar rumbo al edificio, corriendo, aún quedaban 10 minutos, no podía perder el tiempo. Subí las escaleras hasta la segunda planta, a lo lejos vi que la maestra venía de camino así que me apresuré y entré antes que ella. 

— Hasta que llegas, por poco y pensé que no vendrías. — Murmuró Yuka.

Lo único que hice fue sentarme, dejar caer mi bolso y apoyar mi mejilla sobre la mesa, estaba agotada, había corrido una maratón, seguro hasta bajé de peso con tanto.

— Buenos días jóvenes, señoritas. — La voz de la maestra hizo que todos quedaran en silencio.

— Oe la profesora te está viendo. — Susurró Yuka.

— Me vale. — Susurré de vuelta.

— Señorita Matsuo, a mi clase no se viene a dormir. — Anunció la maestra.

— Vieja de... — Obligadamente tuve que enderezarme, colocando mi vista al frente en eso me doy cuenta de que había un chico a su lado.

— Muy bien, hoy les tengo una noticia. — Pausó levemente, pasando la mirada por todos los presentes en el salón. — Desde hoy él se integrará a esta clase, él antes pertenecía a la clase 3 pero por un inconveniente se ha cambiado a este, por favor sean buenos con él. Por favor siéntate adelante de la señorita Matsuo.

Elevé la mano para que no le fuera tan complicado encontrarme, una vez se acercó, bajé la mano, lo seguí con la mirada, sintiendo curiosidad por sus facciones, llevaba una leve sonrisa en sus labios, su cabello era alborotado y de color naranja, creo haber escuchado de él, era un pandillero o algo así.

El chico simplemente se sentó en el lugar en frente y la maestra comenzó su clase, un pequeño toque en mi brazo me distrajo.

— Por cierto ¿Por qué tardaste? — susurró Yuka.

— La alarma no sonó, mi mamá tampoco estaba, se había ido más temprano, ni siquiera desayuné. — Susurré.

— Tonta, ¿no colocaste la alarma? Me preocupé. — Volvió a susurrar.

— Señorita Matsuo y señorita Nagata, ¿tienen algo qué aportar a la clase? — Preguntó la maestra.

Yuka y yo guardamos silencio negando como respuesta, el resto de la clase veían hacía nuestra posición, esto colocaba nerviosa a mi amiga, a mi realmente no me importaba.

— ¿Y ustedes qué miran? — Gruñí, estos volvieron la mirada hacía adelante.

— Señorita Matsuo. — Frunció el ceño. — Cuide su tono en mi clase, compórtese como una señorita, no distraiga a su compañera y preste atención. Una más y se me sale afuera. 

Me limité a asentir a regañadientes, la verdad es que esta maestra me odiaba bastante, siempre echaba las cosas encima, ocupando como excusa para regañarme o sacarme de la clase, ¿Y si le quemo la casa?

𝐒𝐓𝐑𝐎𝐍𝐆 ┊ Souta Kawata. ☑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora