Amados lectores de Fanfiction, bienvenidos al capítulo final de esta miniserie!
Cómo se encuentran ustedes? Están bien? Están mal? Necesitan desahogarse?
Sin nada más que aclarar, solo diré que ningún personaje me pertenece, todo corresponde a su respectivo creador.
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Capítulo 11: Bienvenido al mundo de los hombres.
(POST-VERTIGO)
Con fascinación apreciaba las huellas que dejaba en el arenoso suelo, dando por segundos unos pequeños brincos para ver cuán profundas se volvían sus pisadas bajo la atenta mirada de sus familiares, quienes dedicaban suaves sonrisas cariñosas y esporádicos abanicos con las manos a modo de saludo, los cuales eran devueltos al instante.
No había día en el que él se sintiera poco querido, pues cada uno de sus conocidos se encargaba de mimarlo y jugar durante horas inclusive, indiferentes de las labores personales que cumplían, alegando que se lo merecía por traer tanta felicidad luego de una época triste.
-No tienes calor? – una voz femenina inquirió, perteneciente a una pelinegra de gafas oscuras.
-Mmh...no mucho, tía Lisa- llevándose una mano al mentón en un clásico manierismo de pensamiento, el niño terminó por responder.
-Vale, pero si lo crees necesario, puedes quitarte la remera o ponerte un sombrero- aconsejó la longeva mujer, dedicándose a intentar peinarlo.
Algo que no molestó al infante, sino que cerró los ojos y sonrió al sentir los mimos.
-Está bien! – enfático, el párvulo clamó.
La experta maestra del Hamon esbozó una mueca nostálgica previo a depositar un casto beso en la frente de quien tenía delante, para posteriormente tenderle una cubeta junto a una pequeña pala para que hiciera lo que deseara con ellos, no sin antes advertirle que tuviese sumo cuidado.
Remontando su fantasiosa travesía cerca de las pequeñas olas que humedecían las extremidades inferiores del párvulo, este sonrió satisfecho al hallar un minúsculo oasis cercano a unas rocas, donde la sombra era propicia para resguardar su sensible piel, y tenía una visión clara de los familiares que le acompañaban.
Abstraído en su propio mundo, el diminuto pelinegro dedicó el tiempo de ocio a recolectar arena húmeda en su balde de juguete, volcándola con cuidado segundos después con el fin de formar torres para un improvisado castillo. Soltando un sorpresivo chillido de sorpresa, el chico casi derriba una de las torretas cuando unas manos le taparon los ojos de manera juguetona.
Algo que reconoció al instante, pues solo una persona le hacía eso siempre que se concentraba en una tarea.
-Ah! Shizuka! – haciendo fuerzas para bajar las manos de la casi adulta fémina nipona, él proclamó.
-Qué? No me digas que te asustaste por eso nada más...- esbozando una mueca ladina, ella sugirió.
Lo que le valió ser receptora de algunas bofetadas suaves en los antebrazos mientras el niño retomaba su juego en simultáneo que gesticulaba una faneca. Riéndose por lo bajo y siguiéndole en la tarea de acumular arena suficiente, el dúo disparejo debatió por lo bajo en cuán grande harían la construcción, llegando a la conclusión de que lo harían lo suficientemente alto como él.
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Somewhere in Time
FanfictionDesde que Funny Valentine hizo uso de su Stand, hasta la batalla final contra Enrico Pucci, la familia Joestar no solo se hizo más grande sino que también vivió numerosas aventuras a lo largo del tiempo transcurrido. Por ello mismo, sean testigos de...