ATAQUE

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CAPÍTULO QUINCE

Ataque,

Tetsu miró la hora antes de girarse hacia su amiga quien movió su mano de un lado a otro.

— Ten cuidado al volver. — Pidió Kioko, notando a su mayor asentir y girarse. Algo en su interior se revolvió, notando como la chica desaparecía con la distancia.

Yamada solía ser llamada bruja por algunos de sus compañeros de clase, aunque eso no le afectaba del todo. La razón era sencilla, solía tener unos grandes presentimientos que la mayor parte del tiempo eran acertados, no era cuestión de brujería, simplemente su sentido parecía más desarrollado y sabía cuándo algo malo iba a suceder. Sus ojos bajaron al suelo, pensándolo por unos segundos y después, decidida, sacó su teléfono y miró sus contactos.

— Tetsu, lo siento. — Se disculpó la chica en un susurro mientras marcaba a un número en especial.

¿Hola?

Yamagawa caminaba en silencio rumbo a su hogar, mirando el camino por el cual iba. Un escalofrío recorrió su espalda al escuchar pisadas detrás suyo, pero al girarse no había absolutamente nada. Su ceño se frunció mientras guardaba sus cosas en sus bolsillos y libraba sus manos por sí necesitara en algún momento golpear a alguien.
Sus pasos se apresuraron cuando volvió a escuchar pisadas, está vez estaba segura de haberlas escuchado claramente.

En algunas vacaciones la chica solía viajar a su país de origen, allí visitaba a sus abuelos maternos quienes le recibían amablemente. Su familia vivía en un barrio decente, en donde los crímenes no solían ser muy escuchados, pero para su mala suerte en alguna ocasión la chica debió aprender lo que era correr lo más rápido posible rezando por que los dos sujetos dispuestos a asaltarle no sacaran un arma de fuego.
Al menos tenía una forma de defenderse, o eso pensaba la chica mientras escuchaba los pasos acelerar también.
¿La iban a asaltar? Era un barrio vigilado por varias cámaras, serían seguramente atrapados por la policía si hacían algo así.

Sus ojos recorrieron rápidamente su alrededor, buscando opciones hasta notar dos callejones a ambos lados, uno tenía salida, otro no. Tetsu comenzó a correr hacia el primer callejón, buscando escapar de las dos personas quienes ahora consideraba sus asaltantes, pues comenzaron a correr tras de ella, persiguiéndola. Sus labios temblaron cuando sintió como era tomada de uno de sus brazos y caía torpemente al suelo, raspando sus rodillas.

— Te tengo.

Tetsu elevó la mirada, intentando ver el rostro de su atacante, pero el cubrebocas y chaqueta que llevaba la persona le impidió reconocer alguna característica facial. Su puño viajó con rapidez hacia el rostro contrario, logrando tomar al hombre por sorpresa y así tener una oportunidad de escape.
Su corazón latía frenético, mientras escuchaba como era nuevamente perseguida, sus rodillas heridas comenzaban a doler más de la cuenta, y al bajar la mirada notó que estas sangraban en demasía.

Una mano tomó sus cabellos con rapidez, Tetsu gimió dolorosamente, cayendo una vez más al suelo, logrando ver que no solo era un hombre, sino tres personas, una de ellas con contextura delgada y femenina.

— ¿¡Qué demonios quieren!? — El hombre cubrió su boca.

— Shh, Shh, Shh. — Silenció. — Si cooperas, te dejaremos ir.

— No lo haremos. — Interrumpió una voz femenina. — Esta perra tiene algo que es mío, merece una lección por ladrona.

Tetsu frunció su ceño, quiso hablar, pero el hombre aumentó la presión en su boca. Su pecho dolió, dolió terriblemente cuando sintió como su mejilla era impactada por un puño, lastimando su piel, dando a entender que no saldría de esa situación fácilmente. A pesar de intentar luchar, los golpes en vez de cesar, aumentaron, las lágrimas acumuladas en sus ojos habían caído hacía tiempo atrás, mientras sentía su cuerpo entero doler, arder.

— ¡Déjenme! — Gritó la castaña, mirando a la chica tras de los hombres. — ¡No te he robado nada! ¡No tengo nada! ¡Por dios, te lo ruego!

Uno de ellos golpeó el vientre de la chica con una patada, el aire escapó de los pulmones de la castaña, mientras sentía sus sentidos debilitarse.

— Suficiente. — Los dos hombres de detuvieron. — Creo que ya aprendió su lección.

Tetsu miró a la chica girarse. Sus ojos se cerraron, sintiéndose devastada, cada zona de su cuerpo se sentía débil y herida, había sido golpeada hasta morir, su vista se oscureció, pero antes de caer en la inconsciencia, estuvo segura de escuchar un par de motores acercándose velozmente hacia ella.

¿Así se sentían las alucinaciones antes de morir? ¿Moriría de esa forma? ¿Acabaría su vida tan pronto? Solo era una chica de dieciséis años después de todo, solo quería vivir y disfrutar de la vida.

Kioko mordió su labio, caminando de un sitio a otro mientras esperaba una llamada o mensaje a su teléfono. Sus piernas temblaban ligeramente, sintiendo la presión en su pecho aumentar.

Horas atrás, tras despedirse de su mejor amiga, recordó no poder lidiar con aquel extraño presentimiento, quería creer que solo era algo sin importancia, pero cuando su piel se erizó y la necesidad de correr tras su amiga aumentó, le fue inevitable hacerlo.

— Tetsu, lo siento. — Se disculpó la chica en un susurro mientras marcaba a un número en especial.

— ¿Hola? — Respondieron del otro lado de la línea, los nervios inundaron su ser.

— Hola... — Su voz tembló. — Sé que esto sonará muy raro, pero necesito que me escuches. — Tomando una bocanada de aire, continuó. — Soy Yamada Kioko, la amiga de Tetsu, no quiero preocuparte a ti o a tu hermano, pero ella se ha ido sola a casa, la vi por última vez cerca de la heladería que solemos frecuentar, y me siento jodidamente nerviosa ahora... No deben ir si no quieren, pero... Tengo un mal presentimiento.

— Iré en seguida.

Yamada se dejó caer sobre su sofá, mirando al techo de su casa por unos segundos, solamente pedía porque su amiga estuviera bien y aquel fuerte presentimiento no fuera más que una confusión, pero si no era así, esperaba que los dos hermanos llegaran a tiempo. Tetsu no era solamente una amiga para Yamada, era mucho más que eso, y si Kioko llegase a perderla no podría volver a vivir de la misma manera.

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En teoría debían de enamorarse de los hermanos ¿Por qué todo mundo está cayendo por Kioko?
Bueno, yo también.

100% heterosexual.

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𝐎𝐧𝐞 𝐥𝐚𝐬𝐭 𝐭𝐢𝐦𝐞 - 𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora