LLEGADA

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CAPÍTULO TREINTA Y TRES

Llegada,

Tetsu caminaba sin prisa por la casa, estaba limpiando el sitio. A pesar de que los dos hermanos habían contratado a personas para que se encargaran de eso a veces a la mujer le gustaba hacerlo por su cuenta.

— Yuna. Rindo y Ran llegarán pronto ¿Puedes hacer el almuerzo? — Pidió la castaña.

— Sí, señora.

Tetsu comenzó a caminar hacia su habitación para ordenar el sitio. Jamás imaginó que tendría que detenerse de golpe al sentir como si se estuviese haciendo del baño sobre sus pantalones.

— Ay, por dios. — Susurró la mujer, girándose para buscar a Yuna, quien le miró preocupada al ver sus pantalones mojados de algo que por supuesto no era orina.

— ¡Señora! — Yuna le llevó ayudó a sentarse sobre una silla mientras marcaba al número de la ambulancia.

— Espera. — Detuvo Tetsu. — No llames a la ambulancia, llama a Ran.

La mujer asintió, marcando esta vez al número del mayor de los hermanos, quien contestó a los pocos tonos.

¿Yuna?

— Señor, su señora acaba de romper fuente. — La mujer iba a decir algo más, pero la llamada fue colgada.

— ¿Le dijiste que no se desesperara?

— Me colgó antes de decir nada. — Tetsu rio, a pesar de estar a punto de dar a luz, estaba extrañamente calmada, pero sabía que pronto comenzarían las contracciones.

Fue a tiempo récord que llegaron los dos hermanos, entrando de golpe a la casa, encontrándose con Tetsu tomando un batido de mora tranquilamente.

— ¿¡No se supone que vas a dar a luz!?

Tetsu se puso de pie con ayuda de la mujer, quien le guio hacia afuera.

— Voy a dar a luz, así que apúrense antes de qu-

La castaña debió de sostenerse de la pared al sentir las contracciones presentarse, Rindo se apuró en tomarla en brazos y llevarla al vehículo, subiendo los dos hermanos junto a su esposa.

— Oh, mierda, duele.

— ¿No hay alguna especie de respiraciones que hacer? ¡Hazlas! — Ordenó Ran, la mujer quiso estrangularlo.

— Cállate, mierda.

El chófer comenzó a conducir rápidamente en dirección al hospital. Ran acariciaba la espalda de la chica, mientras Rindo tomaba su mano sintiendo sus dedos ser aplastados con fuerza.

— Cinco meses... — Susurró la chica. — ¡Cinco meses y salí embarazada por culpa de ustedes, imbéciles!

— Lo siento. — Se disculpó Rindo, cerrando sus ojos con fuerza sintiendo sus dedos crujir. — Si fui el culpable, me haré responsable totalmente.

— Lo harán quieran o no. — Tetsu tomó con fuerza la pierna de Ran, sobresaltando al mayor.

— Estamos cerca.

Unos minutos después el automóvil se detuvo, Ran fue quien tomó a la mujer esta vez, corriendo hasta emergencias mientras gritaba desesperado por alguna enfermera. La castaña ya se encontraba sudando mientras gemía dolorosamente.

— Voy a morir... — Dramatizó la menor.

— Deja de decir estupideces. — Regañó Rindo antes de ser detenido por una enfermera.

— Solo puede entrar el padre. — Ambos hermanos se miraron, la enfermera hizo una mueca al notar a ambos hombres jugar un 'piedra, papel o tijeras' siendo Ran el ganador.

— Mierda. — Ran mostró su dedo de en medio a su hermano antes de correr a la habitación, acompañando a su mujer.

Tetsu cerró sus ojos con fuerza, el doctor avisó que había llegado justo a tiempo para entrar en labor de parto e inmediatamente le adentraron a la sala, siendo seguidos por el hermano mayor quien comenzaba a ponerse nervioso.

Nunca había estado en un parto.

Y esa situación le estaba volviendo loco, sabía que sería doloroso para su mujer, pero no se esperó escuchar a la castaña gritando de aquella forma que causó que su piel palideciera y sus pies se detuvieran de golpe.

— ¡Ran! ¡Te voy a matar! — Amenazó Tetsu, mirando a su esposo quedar atrás.

Una enfermera chasqueó sus dedos un par de veces frente al hombre, llamando su atención. Ran le siguió. Quién diría que un importante ejecutivo de Bonten estaría ahora aterrado por un parto.

Sus pies le arrastraron hasta estar al lado de la castaña, quien tomó de su camisa con fuerza, mientras luchaba por "sacar a esa criatura de su interior".

— Vamos, nena, tú puedes. — Apoyó el mayor, tomando su mano, sintiendo sus dedos ser fuertemente apretados. Ahora entendía lo que sentía Rindo minutos atrás.

El paso de los minutos dejó escuchar un llanto. Ran sintió como su mano era lentamente liberada, y sus ojos fueron inmediatamente hacia la menor, quien soltó un largo suspiro, cerrando sus ojos.

— Hagan esa maldita prueba de paternidad lo antes posible porque juro que estrangularé al culpable. — Ran rio nervioso, inclinándose a depositar un delicado beso sobre la frente de la castaña.

— Lo has hecho bien, preciosa.

[...]

Tetsu tomó ambos sobres, mirándolos por unos segundos antes de suspirar y abrirlos. Ambos hermanos se encontraban mirándole fijamente, esperando que la chica anunciará oficialmente quién era el padre de la criatura.

Los ojos de la castaña se abrieron con impresión al leer los dos resultados, y no pudo evitar reír, pues ella había creído que la situación iba a ser al revés.

— ¿Quién es el padre de Yoichi? — Preguntó ansioso Ran.

— El padre es... — La mujer miró a ambos hombres. — Rindo.

— ¿Ah? — Ran pareció ofendido.

Rindo soltó una carcajada antes de mostrar su dedo medio a su hermano mayor, acercándose después a su mujer para depositar un cuidadoso beso sobre sus labios.

— Siempre supe que sería yo. — Aseguró el menor de los hermanos, acariciando la mejilla de la castaña quien sonrió.

El berrinche del recién nacido pudo escucharse desde su habitación. Ran fue quien se giró y fue a buscar al niño, a pesar de no ser el padre biológico ambos habían cuidado de la criatura de manera casi perfecta, sorprendiendo a la menor.

— ¿Te alegras de ser quien eligió el nombre? — Rindo sonrió asintiendo. — Qué suerte tienes, Rindo.

Tetsu se colocó de pie antes de tirar de la oreja de Rindo.

— ¡Para la próxima déjame prepararme mentalmente para un embarazo! ¡Fueron nueve meses cargando un vientre y una vida entera para dar a luz! ¡Maldito desconsiderado!

— Auch, lo siento, lo siento. — La mujer soltó la oreja de su esposo. — No volverá a pasar.

— Claro que no volverá a pasar.

— Pero yo también quiero tener un hijo contigo. — Ran se apareció en la habitación nuevamente. — Nena, yo quiero que tengamos nuestro propio hijo... ¿Por favor?

La castaña le miró con burla antes de salir del sitio.

— Sueñas demasiado. — Respondió la menor. — Cuando le salgan pelos a la rana tendremos un hijo.

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Pagaría lo que sea por morir en los brazos de los hermanos Haitani [modo horno].

Los Haitani me pueden.

D. P. F. - 2

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𝐎𝐧𝐞 𝐥𝐚𝐬𝐭 𝐭𝐢𝐦𝐞 - 𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora