17. Primera cita

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*Primera cita*

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*Primera cita*

Beth Anderson

—Cuéntame bien, que fue lo que sucedió

Me cubro la cara con mis manos y me dejo caer de espaldas sobre el colchón de mi cama, Alicia está conmigo desde hace un rato y ya le he explicado muchas veces por qué le regresé el anillo y a detalle lo que paso en la comida

—¿Y porque te atormenta con eso? ¿No le dijiste que se acabó la mentira?

—Si —Doy un suspiro largo y levanto mi cabeza para observarla— pero aun así me siento mal

—Beth

La observo con una expresión neutra sin ninguna emoción en mi rostro, ella se acomoda y me toma de las manos

—Te haré una pregunta y me contestaras con la verdad

Asiento, es capaz de preguntar desde lo más complicado hasta algo sin sentido alguno, ella suspira y me mira

—Dime, ¿Por qué aceptaste tan rápido el compromiso?

En realidad, no lo sé, miro a la nada pensando sin saber que decir, sinceramente no me esperaba su pregunta, no sé ni yo porque acepté tan rápido a Leonardo algo me dijo que lo hiciera

—No lo se

—¿Qué paso con Alejandro?

—Tampoco lo sé

—Beth... —Ella hace una pausa y yo la observo pensativa— ¿Sientes algo por Leonardo?

No digo nada porque no lo sé, ni siquiera sé que siento, estoy demasiado confundida, ha pasado ya un mes desde que todo esto comenzó y no sé qué hacer, mi cabeza me va a explotar, Alejandro me viene a la mente en todo el dolor que le cause y además el que ya no sé si el en verdad me sigue interesando

Llevo mis manos a mi cara y luego me tapo los ojos, no sé, no sé nada

—Tu silencio lo dice todo

—No sé qué siento Alicia

—Estas confundida Beth y es normal, pero yo me quedaría con el apuesto del empresario

—Sigue siendo un estúpido, frente a todos era su prometida y no me trato como tal

—Imagina serlo ahora, pero de verdad

—No digas bobadas, jamás pasara

—No hables antes, nunca sabes que puede pasar

Me hace sonreír por primera vez en todo el día y quedo en cama, aún no desayuno nada, ni siquiera me había dado hambre, en cuanto desperté Alicia ya estaba aquí en mi habitación

Ella se va a la cocina y yo me acerco al tocador, me siento en el banco frente a él y me quedo estática mirándome por el espejo durante un largo rato, me mirada viaja a una cajita de terciopelo guinda, la tomo entre mis manos y la abro

Estupido MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora