~3 - PARTE 1~

23 10 4
                                    

III.

--->>>Pasado<<---

LIAM

Enero 13, 1970. El día en que nos unimos.

—¿Estamos haciendo bien? —Javi reía mientras ambos entrecruzamos nuestros brazos con copas.

—¡Mas qué bien! —Empecé a reír y ambos tomamos a la vez.

Eran casi la medianoche y nos encontrábamos en la discoteca cerca de la playa, tenía que admitir que cada vez que íbamos la pasábamos genial.

Para este entonces Javi y yo solamente éramos amigos... que nos gustábamos.

Salimos de esa aglomeración de personas que solo gritaban y empujaban, ya eran las 3 de la madrugada. Por suerte, a esa hora seguía funcionando el sistema de buses así que nos acercamos a la parada para irnos, como siempre, acompañaba a Javi hasta su casa.

Pero... Esta vez no fue así.

—Sígueme —ordené y el asintió sin dudarlo.

—Vamos a perder el siguiente bus si no nos apuramos —comentó.

—Será mil veces mejor que esperar ese horrible bus.

Ambos empezamos a caminar con dirección a la playa, el levemente reía y sin pensarlo nos empezamos a quitar la ropa para meternos al agua.

Estábamos a las 3 am como unos idiotas jugando allí, tirándonos agua y arena, en ocasiones, Javi me tomaba de los pies y me lanzaba, o empezábamos a jugar agarrando nuestras manos y empujándonos a ver quién era el más fuerte de los dos, y fui un claro ganador.

Pasar tiempo con Javi me producía destellos en el cuerpo que me hacia amarlo cada vez más, y sabía que el sentía lo mismo que yo.

Al cabo de aproximadamente 30 minutos, nos cansamos, era de esperarse luego de estar tanto tiempo en la discoteca. Así que salimos y nos tumbamos a la arena.

Entre mi dije que era el momento perfecto.

—Javi... —interrumpí el reconfortante y para nada incómodo silencio.

—Liam... —contestó.

Ambos nos miramos.

—Me gustas.

—Me gustas.

Nuestros ojos quedaron fijos y al instante empezamos a reírnos a carcajadas, ninguno de los dos podíamos creernos esto, aunque era más que obvio.

Y estábamos viendo las estrellas.

Y sus ojos se volvieron mi estrella favorita.

La respuesta de ambos fue clara, desde ese momento Javi y yo éramos pareja.

El tiempo pasa y como dicen: Todo lo bueno tiene un final, haciendo referencia a que mi tiempo con Javi estaba por acabar.

El sol salía del horizonte con un lindo y fuerte naranja, los pájaros empezaban a salir y con ello su chillido. También las personas empezaban a caminar por el malecón rumbo a sus trabajos.

—Ya es hora de irnos, cariño —avisé a Javi, mientras babeaba encima de mi pecho—. Estas todo lleno de arena.

—Es...pe...ra, solo cinco... minutos más —propuso entre ronquidos.

—La gente nos va a ver —dije—, además, tu papá debe de estar creyendo que te secuestraron o alguna cosa loca.

Él terminó por aceptar, se levantó de mi pecho y nos colocamos la ropa. Nos fuimos de ahí hasta la parada de bus y lo acompañe a su casa. De lejos, pude llegar a escuchar unos regaños pero no fueron nada grave, así que no me preocupé y me dirigí a mi casa, caminando, porque gasté todo en complacer a Javi, como siempre.

Déjà VuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora