Destino-parte 1
—Hagan una fila y esperen a que los asistentes los llamen uno por uno. No quiero ningún miembro del rebaño perdido, ¿entendido?
Un silencio se hizo presente por toda la sala.
Era el encargado al mando Kim Tae Hyung, un omega dominante, como los que muy pocas veces nacen. Se decía que los nacidos bajo este rasgo solían ser ejemplares muy valiosos para la comunidad, ya que tenían la capacidad de someter a algunos alfas dominantes y la gran mayoría de los omegas. Lo cual los hacía perfectos para instruir y controlar los rebaños una vez llegasen a su madurez, y así evitar contacto entre alfas y omegas antes de que se asignaran los lazos.
Jimin se encontraba fascinado ante la belleza del pelirrojo de porte elegante y jovial. Sin embargo, el encanto duró muy poco cuando se percató que el resto del grupo estaba en movimiento y él se había salido de la formación.
—Qué estás esperando ovejita. ¡Muévete!
Al frente, había 5 edificios de gran tamaño, muy intimidantes a la vista del joven que hasta hace solo unas horas había pasado toda su vida encerrado en cuatro paredes oculto del resto de su familia. Cada edificio lucia similar a excepción del logotipo que representaban al frente de las entradas.
"CI, CO, CP, CE, CAP"
Conforme avanzaban las filas, cada grupo de omegas se iban separando y entrando a alguno de estos edificios.
Cuando llegó el turno de Jimin, Tae Hyung se acercó con intriga y suma atención.
—Parece que tenemos un caso especial, eh
—¿C-cómo? —respondió confundido el menor.
—Lo que escuchaste, tu aroma... — Se acercó al omega respirando cerca de su cuello. —puede que los alfas no lo perciban todavía, pero pareces ser un premio gordo. Hoy debe ser mi día de suerte hahaha.
El asistente terminó de evaluar los resultados y miró fijamente al chico que tenía enfrente, afirmando con la mirada lo que el pelirrojo había dicho con anterioridad.
—CAP...
—¡Ja! Lo sabía. Buena suerte muchacho. Ahora vete a tu corral.
Con una sensación abrumadora en el pecho, Jimin miró por última vez al exterior antes de entrar al edificio, esbozando una sonrisa con lágrimas en los ojos, procedió a entrar a la instalación. Al lugar que haría que su vida cambiara por completo.
Un sitio que sellaría su futuro, y que no estaba para nada cerca de imaginar que sería solo el comienzo... de a lo que tanto temía llamar "destino".
