— Jung Hoseok, termina de desayunar de una vez, o llegaremos tarde al reclutamiento.
— No me interesa esa estúpida ceremonia de reclutamiento — gruñó Hoseok
— no le hables así a tu hermana — le advirtió su padre — después de todo hoy es el día en que mis dos hijos al fin serán parte del prestigio familiar—
— no le veo el orgullo a pertenecer a un puñado de sementales para ganado — lo miró indiferente — el chico se había ganado una paliza con creces del padre, sin embargo éste lo pasó por alto volviendo a apurarlo en la mesa.
— debes de ganarte un lugar en la tribu hijo mío, tú y tu hermana nacieron para seguir for..—
— Fortaleciendo el linaje de la tribu y retomar nuesto papel como la especie dominante en la tierra — dijo aburrido — joder, siempre dices lo mismo. Desde que nacimos practicamente ha sido como un himmno para tí, padre — el joven no pudo evitar soltar un suspiro, cansado de escuchar las mismas palabras desde que tiene memoria.
Es como si la humanidad misma hubiese dejado de ser humana para ser tan solo animales con los instintos más básicos y vagos.
"Selección" era la palabra por excelencia que había definido a su gente por más de un siglo. Los líderes de nuestra gente hace demasiado tiempo atrás que habían optado por la crianza selectiva de nuestra especie, haciendo a un lado a los que nacían con defectos de salud o discapacidades de cualquier tipo, y manteniendo sólo a los mejor dotados con altas posiciones, rangos y clases.
En un mundo donde lo más importante es sobrevivir y repoblar, el joven Jung Hoseok deseaba secretamente vivir en el exilio. Saber que de alguna manera, afuera, le esperaba una vida mejor; una vida en donde no tuvieran que preocuparse por cumplir con espectativas ni tener que reproducirse como animal de crianza.
No se hubiese imaginado ni en un millon de años desear tener una familia como su padre o tíos, ni mucho menos proteger a nadie. Jung se protegía a sí mismo y podía vivir el resto de su vida sólo de poder tener la opción. Sin embargo como hijo de una familia de alfas renombrada, obedecer a sus mayores era sólo cuestión de valores familiares. Valores que él odiaba con toda su alma, pero que respetaba como hombre. Despues de todo, eran formalidades que se irían al carajo una vez que lograra salir de ese "criadero" como suele llamarle.
—Necesito un respiro—
El mayor salió de la casa con su hermana al frente emocionada por llegar pronto al evento.
En un mundo donde no existe el concepto de amor, Jung Hoseok esperaba con ansias algo que le cambira la vida.
Por supuesto, una vida que sin duda comenzaría a cambiar después de aquél día.