VII

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Yo había dejado de ir al colegio desde los trece años, pues siempre sufría ataques de pánico y terminaban por llamar a mis padres para llevarme a casa. Allen era diferente, él no estudiaba porque no había necesidad de hacerlo. No había un futuro para el cual prepararse.

Allen y yo pasábamos todo el día juntos, pero no estábamos juntos realmente, solo compartíamos la misma casa y, algunas veces, la misma habitación. Un par de veces llegamos a tener conversaciones normales, pero todo se tornaba incomodo al cabo de unos minutos.

Debido a eso, cuando deseaba pasar tiempo con él bajaba a la sala y me tumbaba en el sofá mas suave de todos, tomaba un libro y lo hojeaba con pereza mientras lo observaba discretamente. En esos momentos lograba aprender más cosas sobre él, como que le gustaba tomar chocolate caliente, leer novelas sobre guerra y mirar el canal de noticias. Durante dos semanas no cruzamos palabra muchas veces, quizá fueron tres o cuatro veces, no más de tres palabras. A pesar de que los dos deseáramos estar juntos, ninguno lograba encontrar la forma de decírselo al otro, por lo que nos conformábamos con hacernos simple compañía en silencio.

Una mañana más fría que las pasadas me pidió ayuda para bajar unas cajas del armario, en ese momento pensé que era algo tonto, pues el era notablemente más alto que yo, quizá me superaba por diez centímetros. No me rehusé, acepte y lo seguí sin decir nada, quizá era la mejor idea que se le había ocurrido. Estiré ambos brazos y tomé la caja más cercana a mi, el sonido de cristal rompiéndose inundo la habitación, ambos nos miramos preocupados.

—Matt— Chilló colocando su mano en mi rostro —Por Dios, ¿Estás bien?

Llevé la mirada al suelo y contemplé pequeñas gotas color rojo carmesí.

—Lo siento, ven conmigo, te ayudare a limpiarla— Mi mandíbula se entumeció y comencé a sentir un liquido recorrer parte de mi rostro. Permanecí de pie en el mismo lugar, sin moverme ni decir nada, pensando en que es lo que debería hacer a continuación.

Allen apareció nuevamente exaltado, tiró de mi brazo y me arrastró con él al baño. Tomó muchas cosas del botiquín y retiró el cabello de mi frente.

—Demonios.

Reí internamente, un momento atrás había invocado a Dios y ahora maldecía.

—¿Duele?— Presionó la herida ligeramente y mantuvo su mano ahí por un momento —Lamento que esto pasara, espero no sea muy profunda.

Busqué su mirada, pero el no fijaba sus ojos en los míos, era obvio que no se encontraba bien, estaba preocupado, eso me hizo feliz.

Dejó un paño manchado con sangre en el lavabo y desinfectó rápidamente, cubrió con una pequeña gaza y volvió a mirarme.

—¿Seguro de que estás bien?

—Si.

Se sentó en el inodoro y me miró intranquilo, lamió sus labios —Me alegra.

~*~

Permanecí en mi habitación el resto de la mañana y la tarde, Allen no se hizo presente en ningún momento. Escuché un auto estacionarse fuera. Alejé la cortina y contemple a mi madre correr dentro para refugiarse del frío. Pasados diez minutos entró en mi habitación.

—¿Qué sucedió

—Nada.

—Matt— Retiró el cabello y observó la gaza cubriendo la herida, intentó quitarla pero la detuve sacudiendo mi cabeza.

All about our love... (Yaoi-BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora